lunes, 23 de noviembre de 2015

Overlord v9 c3 p2

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Traductor: Erb
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Capítulo 3
Otra Batalla
Parte 2

La llegada del invierno era el infierno para los pueblos pequeños. Todo lo que podían hacer era rezar por la llegada de estaciones más cálidas, o si la cosecha de otoño había sido pobre, podrían verse forzados a tener que comerse las reservas de semillas, y aún así la gente moriría de hambre.

Aunque los campos no necesitaban ser labrados en invierno, la vida en el pueblo seguía estado estrechamente asociada con la palabra ‘actividad’. Había muchas tareas que hacer bajo techo, por ejemplo cuidar de los animales y el mantenimiento de las herramientas de cultivo. Además, sus casas, cabañas y establos necesitaban ser limpiados. Simplemente no había tiempo para descansar.

Esto era especialmente cierto en el Pueblo de Carne, donde tenían que dar sustento a monstruos carnívoros como a ogros. No podían depender sólo de trampas para cazar la carne suficiente para resolver ese problema, así que en lugar de eso los pobladores terminaron criando cerdos, comprándolos con las considerables cantidades de dinero que recibían por la venta de las hierbas que habían recolectado.

Los goblins llevaban a los cerdos dentro del Gran Bosque de Tob para pastar en raíces y tallos. Ahora sólo había un pequeño número de cerdos porque el plan aún estaba en su etapa experimental, pero si iba bien y si podían sobrevivir al invierno, incrementarían progresivamente el número de cerdos para criar en el futuro.

Normalmente, tendrían que pagar impuestos al propietario de la tierra en la que pastaban los cerdos, pero afortunadamente, el pueblo de Carne no necesitaba hacer eso. Esto debido a que el Gran Bosque de Tob era morada de monstruos, y no era gobernado por humanos.

El futuro del Pueblo de Carne ciertamente parecía muy prometedor.

Todo esto gracias a Ainz Ooal Gown, quien había salvado y dado mucho apoyo al pueblo. Adicionalmente, el Héroe Oscuro Momon había sometido al Rey Sabio del Bosque. Muchas personas en el pueblo les daban las gracias a los dos, y algunos incluso les rezaban al tomar el desayuno, venerándolos de la misma manera que hacían con los dioses.

Era precisamente este desborde de fe el que le daba a la nueva jefa del pueblo, Enri Emmot, tanto trabajo.

Hoy, Enri, seguida de Nfirea, se dirigían a una pequeña cabaña para trabajar.

En un pueblo fronterizo como Carne, todos en el pueblo trabajaban juntos como una familia. Si no lo hacían, no habría forma de que pudieran sobrevivir. Compartían sus herramientas agrícolas e incluso se turnaban para arar el campo usando las vacas comunales.

Debido a esto, el cuidado y alimentación de los animales era un trabajo grupal. Y en invierno el heno para las vacas era almacenado en pequeñas cabañas justo como ésta.

Enri abrió la puerta de madera e ingresó, seguida de cerca por Nfirea. Manteniéndose erguida como si aún estuviera abriendo la puerta, Enri se sentó sobre un montón de heno, hundiéndose en el pasto seco con un suave pomf.

Luego de cerrar la puerta, Nfirea se sentó a su lado, con su pequeño punto de luz mágica iluminando los alrededores.

“Jefa, deberías dejar de perder el tiempo hasta después de terminar esto; aún tenemos que ver si tenemos suficiente heno y luego tomar varias decisiones.”

“Me estás llamando Jefa de nuevo…”

Nfirea no pudo evitar reír ante la cansada respuesta de Enri.

“Bueno, a quién le importa. Soy la Jefa después de todo. Es cierto, ¡Agu piensa que si quisiera podría aplastar a todos los goblins como puré! ¡Comparado con eso, todos estos problemas no son nada!”

Desde que ella había ganado el encuentro de pulseadas contra Agu, la gente del pueblo había comenzado a murmurar “tal vez sea verdad”. La atmósfera que ese tipo de cosas producía era muy preocupante. A propósito, ella no había desafiado a los ogros. Si perdía, no probaría nada, y si ganaba, o por lo menos si perdía por poco, las cosas se pondrían incluso peores.

(--- ¿Esto significa que si dejo escapar a Enfi, nunca podré casarme?)

Las manos de Enri se cubrieron lentamente de sudor.

“Ah--- cierto. ¿No vas a abrir la ventana? Ya no llueve, así que abrirla debería estar bien.”

“¿Eh? No, no es necesario, no lo necesitamos, ¿cierto? Mira, aquí tenemos una luz mágica.”

“¿En serió? Bueno, si Enfi no le da importancia, entonces yo tampoco.”

La iluminación mágica era más brillante que el sol. Enri sabía esto, pero la sugerencia que había hecho estaba basada en la lógica de que “ya que el sol ha salido, ¿no es un desperdicio usar mana para tener luz mágica? Además, ella quería cambiar el actual estado de ánimo en la habitación. No había habido ninguna razón para ello y a Enri no le importaba particularmente que él se hubiera reusado, pero sentado a su lado, Nfirea parecía tener algún tipo de reacción extraña, con las orejas de un rojo brillante y todo eso.”

(¿Ese hechizo realmente está agotando tanto de su mana? Pero yo oí que la magia que crea luz no cansa tanto… ¿será que usó otro hechizo antes de venir aquí? Ahora que lo pienso, él no huele a hierbas. De hecho, como que huele… bien.)

“¿P-pasa algo malo, Enri?”

Las palabras de Nfirea se oyeron en un chillido asustado al mismo tiempo que Enri presionaba su nariz cerca a él.

“¿Mm? Ah, no, nada, sólo me pareció oler algo bueno…”

“¿A-ah sí? Bueno, me da gusto oírlo. Debe ser la colonia que hice.”

“¿En vedad?… ¿por no intentas venderla en el pueblo la próxima vez? Estoy segura que se venderá a buen precio.”

“No, eso… esto… no fue hecho para…”

“Hm-mm… bueno, olvídalo. De todas formas, debería haber suficiente heno aquí. ¿Continuamos con lo demás?”

“Mm, sí. Entonces, antes de seguir, déjame comprobar algo primero. Hace frío afuera, después de todo.”

“… Bueno, este lugar tampoco es muy cálido… ah, olvídalo.”

“Sobre… Sobre eso. Quería discutir algo contigo.”

Nfirea, que estaba sentado al lado de ella, parecía un poco tenso.

¿Qué estaba pasando con él?

Mientras Enri cubría un lado de su rostro con una mirada de sospecha, Nfirea sacó un montón de papeles.

Estaban cubiertos de letras pequeñas. Aunque Enri podía reconocer varias palabras, en su breve vistazo eran más la palabras que no conocía que las que sí.

“Lo primero es cómo alimentar a los goblins restantes de la tribu de Agu y a los ogros.”

“¿Eh? ¿No estamos bien como estamos? Ellos ayudaron con la cosecha en otoño, y conseguimos comprar comida para los ogros en la ciudad.”

“Mmm, y las hierbas se vendieron a un buen precio, así que podríamos decir que tenemos amplias reservas de alimento. Debería ser suficiente para este invierno. Incluso si agregamos algunos extras, nuestras reservas de comida deberían ser suficientes. Pero si sus números siguen incrementándose, la vida va a ser bastante difícil. Tal vez deberíamos conseguir nuestra comida por otros medios.”

Ahora había 14 personas en la tribu de Agu. No habían nacido, sino que, habían logrado escapar del territorio del Gigante del Oeste y de la Serpiente del Este.

“Hmmm. Aunque no veo el problema, probablemente deberíamos comprar algo más de comida en E-Rantel. Sin embargo, estaba planeando ahorrar más dinero para mandar a fabricar herramientas de metal para los ogros.”

“Si pudiéramos hacer algunas herramientas de cultivo para los ogros, la siembra de primavera debería hacerse mucho más rápida… Pero el problema es que si ordenamos herramientas para los ogros, tendrían que ser tan grandes que ningún humano podría usarlas, y eso generaría muchas preguntas.”

“Y si se corre la voz sobre los ogros, causaría muchos problemas, ¿cierto?”

Cuando el recolector de impuestos vino en otoño, Jugem y los otros tuvieron que esconderse para pasar desapercibidos. Casualmente, fue debido a sus esfuerzos que los granos recolectados fueron tan abundantes.

Ya que el Pueblo de Carne había sido atacado por caballeros Imperiales, sólo tuvieron que pagar un tributo simbólico, lo que fue un golpe de suerte para ellos. Adicionalmente, fueron exonerados del reclutamiento por varios años.

La mayor parte de eso fue una forma de disculpa por no haber protegido adecuadamente al Pueblo de Carne, pero también pareció que se sentían genuinamente culpables. Hubo algunas preguntas sobre los poderosos muros que rodeaban al pueblo, pero las desviaron diciendo “fue obra de ese lanzador de magia”. Si no hubiesen dicho eso, seguramente hubieran tenido que explicar también a los ogros, ¿cierto? Por lo menos eso era lo que Enri pensaba, pero Nfirea agitó la cabeza.

“No hay dudas sobre ello. Si las cosas salen mal, el Reino podría incluso mandar una fuerza de castigo.”

“¡Eso es demasiado!”

“Eso dices tú, pero la verdad es que los ogros normalmente se comen a la gente. La única razón por la que podemos vivir con ellos en este pueblo, es debido a Jugem-san, que es más fuerte que nosotros. No lo olvides.”

“No lo he hecho…”

“Otro problema es que tenemos muy poca gente en el pueblo. Necesitamos pensar sobre cómo atraer más residentes. Sería genial si llegaran para la temporada de siembra de primavera.”

“Ésa es un gran incógnita. Y, como dijiste, ¿qué sucede si ven a los goblins y ogros y luego escapan? ¿Qué haríamos entonces?”

Una pregunta llena de dudas vino de Enri. Mientras hablaba, algo extraño pareció sucederle a Nfirea. Algo… como si su mente no estuviera completamente allí o algo así.

“¿Eh? Ah, no, ¡no pasa nada!”

No había forma de que eso fuera cierto. ¿Se estaba sintiendo cansado? Después de todo, su amado tenía la costumbre de dejar todo de lado para obsesionarse con sus pociones.

Mientras veía las cejas de Enri ligeramente arrugadas, Nfirea dio un hondo suspiro y apoyó su cuerpo sobre ella.

 (¿Hm? ¿Entonces está agotado después de todo? En realidad hace muchos experimentos a diario… pero es muy frio para que duerma aquí. Aunque el heno es algo cálido…)

Mientras Enri estaba pensando sobre esto. Nfirea lentamente se inclinaba apoyando más y más de su peso sobre ella.

(¿Qué pasa? Aunque ahora que lo pienso, sería mejor si Nfirea fuera un poco más fuerte… supongo que necesita comer más carne. No ha estado comiendo ni durmiendo lo suficiente.)

Un impulso juguetón surgió en Enri, y empujó a Nfirea hacia atrás. Originalmente había intentado usar sólo un poco de fuerza, pero como había usado demasiada, en lugar de eso terminó aplastándolo debajo de ella.

“--- ¿Ueeeh?”

Ante los ojos de Enri, la sorprendida y confundida cara de Nfirea se tornó de un rojo brillante.

(Aaaah~ Debe ser vergonzoso para un hombre perder en fuerza con una mujer. Es por eso que dije que necesitas comer más…)

Y al mismo tiempo que Enri rodaba a un lado apartándose de él, Nfirea se quedó echado en el heno y cerró los ojos.

Se quedaron así por varios segundos, disfrutando la paz y tranquilidad.

“… ¿Qué sucede, Enfi? ¿Quieres dormir?”

Nfirea se sentó nuevo, su rostro de un rojo poco característico.

“Uh… oh… um. N-nada…”

“---¡Ane-san!”

La puerta se abrió con fuerza sin que hubieran golpeado primero y el grito llegó a sus oídos. Tan intempestiva fue la entrada que la puerta golpeó fuertemente contra la pared cercana.

“¿Hueee?”

El curioso chillido vino de Nfirea.

“¿Q-q-q-q-qué sucedió?”

“¡Perdón por interrumpirlos, pero es una emergencia!”

“¿Qué pasó?”

Ésta era la primera vez desde el ataque del troll que Enri veía tan preocupado a Jugem. Una extraña y terrible premonición pareció recorrer su cuerpo.

“¡Tropas! ¡Un gran contingente de tropas se dirige hacia acá!”

“¿Eh? ¿Qué, qué fue lo que dijiste? ¿Tropas de quién?”

“No sabemos sobre heráldica así que no podría decirlo. Pero hay muchos escudos de armas diferentes, así que deberían venir y verlos… En cualquier caso, primero deberíamos cerrar la puerta del pueblo. ¿Qué debemos hacer?”

“¡Eso! Ah… bueno, ¿puedes decirme qué escudos de armas conforman la mayoría entre ellos? Puedo ayudar si puedes describirlos o hacer un boceto para mí.”

Luego de escuchar la explicación de Jugem, una expresión de sospecha surgió en el rostro de Nfirea.

“Qué extraño. Esos son los estandartes del Reino. Si supiéramos qué escudos de armas de los nobles están presentes, podríamos identificar quién está viniendo.”

El pueblo de Carne era un pueblo en la frontera, y antes de ser fundado sólo había habido un bosque en este lugar. Era obvio que su objetivo era el Pueblo de Carne, ¿pero seguía siendo un misterio el porqué venían aquí.

“¿Pero por qué? ¿Lo sabes, Nfirea?”

“¿Por qué vendrían al pueblo las tropas del Reino? Si quisieran ir al Gran Bosque de Tob, sería extraño que estuvieran mandando tantas tropas. En lugar de eso podrían enviar a algunos aventureros. Si ése es el caso… tal vez hay una revuelta o algo…”

“¿Realmente podría pasar algo como eso?”

“Sólo es un rumor, pero he oído que el poder del Rey no es en verdad muy fuerte. Actualmente, parece que los nobles están en conflicto con el Rey. Si ése es el caso, ¿están viniendo al Pueblo de Carne para atacarlo?”

El rostro de Enri palideció.

¿Podría ser que el pueblo sería sujeto de un espantoso ataque como la última vez?

---Sin embargo, las circunstancias eran diferentes ahora.

Enri decidió enfrentar la situación de frente.

“¡Deberíamos huir hacia el bosque antes de que las tropas lleguen aquí!"

“… Ane-san, lo siento. Los descubrimos muy tarde, así que si escapamos ahora, tendremos que dejar todas nuestras cosas aquí. Además, ya que es invierno, las posibilidades de que aparezcan monstruos en el bosque también es muy alta. Si escapamos de un problema, terminaremos corriendo directamente hacia otro en su lugar.”

La expresión afligida de Jugem hizo que Enri se sintiera mareada.

Si las tropas quemaban el pueblo no serían capaces de sobrevivir el invierno.

“En ese caso… ¡ah! ¡Es cierto! ¡Si no podemos escapar con nuestras posesiones, deberíamos prepararnos para la batalla y ocultar comida y otras necesidades al mismo tiempo!”

“¡Sí! ¡Es un buen plan, Enri! Los sótanos donde Jugem y los ogros se escondieron del cobrador de impuestos no deberían haber sido enterrados aún, ¡Moveremos todo allí!”

Justo cuando Enri iba a pasar a la acción, recordó una pregunta que aún no había hecho.

¿Cuáles eran sus números? Los pobladores podían estimar cuanta comida ocultar si sabían cuantos eran.

“¿Cuántos son? Deberían ser alrededor de un centenar, ¿cierto?”

“No…”

Al mismo tiempo que Enri vio a Jugem respirar hondo y responder lentamente, de pronto sintió el deseo de taparse los oídos con los dedos.

 “No es sólo un centenar… sino algunos miles.”

Enri parpadeó. Lo mismo que Nfirea a su lado.

“Por lo menos, creo que son cuatro mil soldados.”

“Pero eso es… por qué enviarían a tantos…”

“No tengo idea. ¿Por qué enviarían a tantos soldados a un pueblo como éste?... Enri, ¿podría ser que se corrió la voz sobre los goblins en este pueblo?”

“De ninguna forma. Es imposible.”

Enri respondió inmediatamente.

Sin importar cuanto lo pensara, no podía pensar en una razón para que se filtrara eso. Había habido inmigrantes, pero todos habían sentido que los goblins eran más confiables que los humanos. Desde el ataque del troll las barreras entre los residentes originales y los nuevos habían desaparecido prácticamente.

Podría haber sido debido a los aventureros ---tal vez Momon y Nabe habían corrido la voz para vengar a sus camaradas caídos--- pero Nfirea insistía en que ése no podría ser el caso.

“Entonces… mientras nos preparamos para escapar, deberíamos preguntarles por qué vinieron. Luchar… sería nuestro último recurso.”

Luchar contra un ejército de cuatro mil hombres no era nada menos que un suicidio.

“Como dijo Ane-san, eso es todo lo que podemos hacer… supongo que contra esos números, no hay otro modo.”

“Umu. Es por eso que, deberíamos prepararnos para huir en cualquier momento, mientras intentamos ganar tiempo para nuestro escape. ¡Entonces vamos!”


Varios aldeanos estaban ayudando a esconder la comida junto con los ogros. Los únicos que quedaban eran Enri, Jugem, y algunos de los goblins, junto a Britta y varios miembros de la fuerza de defensa.

Lo primero que hizo Enri fue preguntarle a Britta sobre la situación, sobre la identidad de los intrusos y a quienes pertenecían sus escudos de armas. Pero lamentablemente, Britta no pudo darle ninguna respuesta.

De acuerdo a ella, alguien más siempre se había encargado de ese tipo de cosas. En ese momento, Enri se dio cuenta de qué tan importante era estar bien informado. Debido a ello, todo lo que podían hacer era esperar el reporte de Nfirea luego de volver de la torre de vigilancia.

El sonido de cascos vino del otro lado del muro, y entonces oyeron una fuerte voz.

“¡Éste es el convoy del Príncipe Heredero del Reino de Re-Estize, Barbro Andrean Ield dale Vaiself! ¡Abran la puerta y déjennos entrar!”

Enri dudaba nuevamente de sus oídos.

 Aunque había oído muchas cosas sorprendentes en un corto periodo de tiempo, ésta se llevaba las palmas.

“¡¿E-el Príncipe Heredero?!”

(¿Qué demonios está haciendo alguien como él aquí?)

Enri no tenía idea de lo que estaba pasando. Todo esto comenzaba a sentirse como un mal sueño.

Sin embargo, a juzgar por la manera apresurada en que Nfirea estaba corriendo de regreso de la torre de vigilancia, muy probablemente las palabras del enviado eran ciertas.

“El estandarte del Rey está entre ellos. Sólo a la familia real o a aquellos relacionados con ellos se les permite llevar ese estandarte.”

“¿Eh? ¿Qué significa?”

“¡Significa que la familia real ha traído tropas a nuestro pueblo!”

Enri levantó la voz, incapaz de entender lo que estaba sucediendo.

“¿Por qué, por qué tienen que enviar a tantos soldados a un pueblo fronterizo como éste?”

“¡Campesinos como ustedes no necesitan saber eso! ¡Esta tierra le pertenece al Rey, y obedecer al Rey es todo lo que necesitan hacer! ¿O podría ser que están desafiando al Rey --- levantando su bandera en rebelión?”

El cuerpo de Enri tembló.

Como súbditos del Rey, ellos deberían abrir sus puertas. Sin embargo---

---Jugem intercambió una mirada con Enri a un lado.

Incluso si decidían abrir la puerta, no podían hacerlo instantáneamente. Antes de eso, debían ocultar a los ogros y goblins.

“Ah, Ane-san. Nos ocultaremos tan rápido como podamos. Hasta entonces, por favor gana algo de tiempo.”

Enri asintió. ¿Por qué les ordené que ocultaran la comida primero?, pensó, pero ya era muy tarde para lamentarse.

“Repito… ¡Abran la puerta!”

“¡Mi, mis disculpas! ¡En este momento, en este momento estamos preparando una bienvenida para su Majestad el Príncipe! ¡Por favor, esperen un momento!”

“¡Repítelo, mujer! ¿Estás a cargo de este pueblo? ¡Esta demora es inaceptable! ¡No pierdas ni sólo segundo y abre la puerta!”

“… ¡¿Por qué están tan desesperados por entrar?!”

Bajo la presión, la ya nerviosa Enri respondió con un grito enojado. Aunque sabía que era irrespetuoso, no podía descartar la posibilidad de que fueran soldados de otro país haciéndose pasar por tropas del Reino.

Las defensas del Pueblo de Carne eran extremadamente sólidas. Tanto que habían sorprendido al recolector de impuestos cuando las había visto.

No sería una sorpresa si otro país quisiera usar el pueblo como base. Después de todo, los trolls habían atacado precisamente por esa razón.

El otro lado quedó en silencio por primera vez, y ambos lados vacilaron con inquietud.

“¡Por qué no responden! ¡Son impostores pretendiendo ser tropas del Reino, ¿no es cierto?!”

Luego de un grito de pánico, finalmente obtuvo una respuesta.

“… El lanzador de magia Ainz Ooal Gown vino a este pueblo una vez, ¿correcto?”

La imagen del salvador del pueblo surgió en la mente de Enri.

“Ése lanzador de magia ahora es enemigo del Reino. Como tal, deseamos hablar con ustedes, quienes están relacionados a Ainz Ooal Gown, sobre él.”

Totalmente sorprendida, Enri fue incapaz de hablar.

Sin embargo, los susurros de los miembros de la fuerza de defensa lograron llegar a sus oídos.

“Si Ainz-sama se opone al Reino… entonces ¿no es el Reino el que está equivocado?”

Los ojos de los pobladores reflejaban que estaban de acuerdo.

En particular estaban los pobladores que se había mudado al Pueblo de Carne luego de que sus hogares originales habían sido quemados. Su rabia hacia el Reino por no haber podido defenderlos con prontitud se convirtió en confianza y veneración por Ainz.

“… Pero hay muchos de ellos. Si no abrimos la puerta…”

“Pero si traicionamos de esta forma a Ainz-sama luego de haber recibido su bondad…”

“¡Esperen! Ellos dijeron que sólo querían preguntarnos algo. Eso no significa que estaríamos traicionándolo…”

“¿Es así? De todas formas me suena como si estaríamos siendo desagradecidos.”

Todas las miradas estaban sobre Enri.

Ella había entendido bien los sentimientos de ambos grupos. Y debido a eso, sentía dudas, incapaz de escoger entre los dos lados. Justo en ese momento, un grito de cólera vino del otro lado de la puerta.

“¡Si lo entienden, abran las puestas en este momento! ¡Si no lo hace, serán tratados como traidores al Reino!”

Llevada al límite, Enri gritó de algo de vuelta para ganar tiempo.

“¡Estiércol, hay estiércol de vaca por todos lados! ¡N-no podemos dejar que el Príncipe entre a un lugar como éste!”

Luego de un corto silencio, una voz más calmada atravesó el aire.

“Oh, um. Entendido. ¿Entonces qué tal esto? Nosotros entraremos en lugar de su Majestad el Príncipe. Luego pensaremos en lo qué pasará después.”

No había más excusas que pudiera dar.

La mente de Enri se puso completamente en blanco. Sin importarle qué era, gritó en respuesta la primera cosa en la que pudo pensar.

“¡P-perdón! ¡El estiércol está en mis manos! ¡No puedo quitármelo! ¡Déjeme lavarme las manos y regresaré!”

“¡---O-oi!”

Enri observó las espaldas de Jugem y los otros mientras se retiraban. Estaba preocupada sobre cuánto tiempo había logrado ganar para ellos.


♦ ♦ ♦


La creciente impaciencia de Barbro estaba comenzando a contagiarse al resto de la unidad. Miró fijamente al caballero haciendo el reporte, con una mirada usualmente reservada para el enemigo.

“Repítelo una vez más, ¿qué payasada es está?”

Con cada palabra que decía, la rabia de Barbro se desbordaba por entre las comisuras de sus rechinantes dientes, y el caballero lo repitió una vez más.

“¡Señor! El Pueblo de Carne aún no ha abierto sus puertas.”

Mientras oía la tranquila respuesta del caballero, Barbro se llenó con el repentino deseo de darle un puñetazo.

Sin embargo, eso habría sido una tontería. Barbro luchó para controlar la rabia acumulándose en su puño.

Incluyendo a este caballero, nadie aquí había jurado lealtad a Barbro. En primer lugar, Barbro no tenía tropas a su mando. Todos los hombres presentes estaban bajo las órdenes de sus señores o en compañía de los mismos. Debido a eso, él no podía golpear a sus aliados mientras los otros caballeros estuvieran mirando.

“--- ¿Por qué? ¿Por qué esos campesinos en el Pueblo de Carne no están abriendo las puertas? ¡Esta tierra está gobernada directamente por la familia real! ¡Se supone que tienen que obedecerme! ¡Les dije que abrieran la puerta, ¿no es cierto?!”

Al mismo tiempo que su impaciencia se incrementaba y su corazón bombeaba sangre más rápido, sus palabras comenzaron a perder coherencia.

“¿Cuál es el problema? ¿Es que me están menospreciando? ¡¿Qué es lo que esperas?!”

Los pobladores eran seres por demás inferiores al Príncipe Heredero. Y ahora esos seres lo estaban insultando.

Al mismo tiempo que ese pensamiento le vino a la mente, se mezcló con los agravios que se habían apoderado de su corazón. Ese odio infeccioso y pegajoso que había ido acumulándose dentro de él en los meses desde el disturbio demoniaco, y la acumulación de resentimientos estallaron como una represa al romperse.

Las palabras fueron dichas en un instante.

“¡Traidores! ¡Todos ellos son traidores! ¡Declaro que todos en el Pueblo de Carne son traidores!”

El grito fue llevado por el viento, a oídos de los soldados alrededor, provocando conmoción entre los hombres.

“Mi señor, ¡por favor espere! ¡Si hace eso…!”

Barbro observó con molestia al asustado caballero que le había respondido.

Para comenzar, si designaban al pueblo como traidores, ellos tendrían que exterminar a todos y cada uno de ellos, luego quemarían el pueblo hasta que no quedaran rastro de su existencia.

¿Pero y qué?

El Príncipe Barbro no podía Entender por qué sus subordinados no estaban siguiendo la orden que había dado. Después de todo, estos hombres le pertenecían al Marqués y estaban menospreciándolo y reusándose a obedecer sus órdenes.

“¡¿Qué sinsentido es éste?! ¡Permitirles vivir luego de desobedecer una orden real es un pecado!”

Era verdad. Permitir traiciones contra la familia real era un insulto hacia ellos. Perdonarlos resultaría eventualmente en la pérdida de autoridad y del mandato para gobernar.

Incluso en los territorios de los nobles, una vez que cualquiera de sus siervos se alzaba en rebelión, indudablemente serían destruidos sin piedad. Los caballeros del Marqués deberían saber esto.

“¡Por favor espere, mi Príncipe! La guerra contra el Imperio está por venir. Si matamos ciudadanos en los dominios del Rey, ¡eso afectará negativamente la moral de todo el ejército! Y también le ruego mirar las fortificaciones que tienen. No hay forma de que éste sea un pueblo ordinario. Aunque los pobladores no son muchos, intentar atravesar la puerta a la fuerza sería difícil en extremo. Si ése es el caso, deberíamos preguntarles las razones que tienen para no abrir la puerta luego de que las cosas se tranquilicen.”

“… Pedírselos amablemente, y luego colgar a unos cuantos.”

“… No se puede evitar. Después de todo, ellos mantuvieron cerrada la puerta desafiando las ordenes de Barbro-sama.”

“¡Debes hacer que esa puerta se abra, y luego haremos un ejemplo de ellos!”

“¡Entendido!”

El Príncipe Barbro contempló el Pueblo de Carne.

Como había dicho el caballero, la fuerte puerta estaba colocada en una gruesa cortina de muros. Dado que el pueblo estaba justo al lado del Gran Bosque de Tob, esto incluso podría haber sido intencional pero debido a las torres de vigilancia se parecía más a una fortaleza que a un pueblo fronterizo.

Arrasarlo tomaría un largo tiempo.

Más de mil soldados estaban formados en fila frente a la puerta gritándoles que abran.

Si uno escuchaba con cuidado, uno podría oír los mismos sonidos a la distancia, viniendo desde la puerta trasera.

Estos sonidos eran como chispas de un pedernal, cayendo sobre la yesca que representaba la compleja mezcla de emociones en el corazón del Príncipe Barbro. El fuego crecía y mientras ardía, él perdió la capacidad de pensar.

“¡Oi! ¡Disparen flechas de fuego!”

“¡¿F-flechas de fuego?!”

“Así es. Sólo dios sabe cuánto va a tomar esto con toda esta espera. Escuchen, ¡no podemos perder más tiempo en este pueblo! ¡Si ustedes pudieran abrir las puertas dentro de unos minutos eso estaría bien, pero no pueden, ¿cierto?!”

El caballero sólo podía asentir mientras hacía rechinar los dientes.

“Amenácenlos con flechas de fuego. El tiempo para los juegos de niños, estar parados fuera de los muros y gritando, se acabó. ¡Ahora les mostraremos como hacen las cosas los adultos!”

Mientras los caballeros lo miraban estupefactos con la boca abierta, un hombre corrió a toda prisa a su lado.

“Pensar que podrían desobedecer a su Majestad el Príncipe… No puedo creer que sean hombres del Marqués. Mi Príncipe, ¿permitiría que mis hombres se encarguen del ataque?”

Era el Barón Cheneko. Detrás de él se encontraban varios de sus arrastrados amigos.

El Príncipe Barbro estaba contento por la existencia de hombres así, que podían ser útiles a pesar de su estupidez. No, él también era un noble, y si un pueblo en su feudo se hubiera atrevido a revelarse, probablemente hubiera hecho lo mismo también. Él incluso podría entender la posición en la que se encontraba el Príncipe Barbro.

“… ¿Es así? Entonces te ordeno que lo hagas, Barón. Dispara flechas de fuego al pueblo… no, esto será mejor. Tu objetivo es la torre de vigilancia. Eso debería evitar muertes, ¿cierto?”

“¡Oooh! ¡Qué decisión tan misericordiosa! ¡Era de esperarse de mi Príncipe! ¡Entonces, lo único que debe hacer es observarnos!”


♦ ♦ ♦


“¡Ane-san! ¡Estamos listos! Todos se han ocultado. Somos los únicos que queda--- ¿qué es eso?”

Jugem pudo sentir algo extraño en el aire que los rodeaba, y cautelosamente preguntó sobre ello.

Los miembros de la fuerza de defensa que se habían quedado estaban completamente en desacuerdo el uno con el otro. A regañadientes la mitad de ellos estaba a favor de abrir las puertas para el ejército de afuera mientras que la otra mitad se oponía ferozmente a esto. El origen del conflicto era si estarían o no traicionando al héroe del pueblo, Ainz Ooal Gown. Y como resultado, era difícil tomar una decisión.

“En realidad…”

Enri estaba a punto de decir algo a Jugem cuando una fuerte voz vino de fuera de los muros.

“---Ciudadanos del Pueblo de Carne. Debido a que se reusaron a abrir las puertas inmediatamente cuando recibieron la orden, el hecho de si son o no súbditos leales del Reino ha sido puesto en duda. Como tal, tomaremos representantes de entre ustedes y los llevaremos al campo de batalla, donde convencerán a Ainz Ooal Gown a rendirse. ¡Hacer esto les permitirá probar que su lealtad permanece con el Reino, y que son súbditos leales!”

La atmósfera comenzó a cambiar. El odio ardía en los corazones de los aldeanos como un fuego incontrolable.

Enri no era la excepción.

Era cierto que los pobladores eran ciudadanos del Reino, y eran leales. Sin embargo, esa lealtad palidecía a comparación con la gratitud que sentían hacia el hombre que había salvado su pueblo de forma gratuita y sin compromiso alguno. Después de todo, cuando sus familias, amigos y amantes habían sido asesinados, el único que había extendido una mano para ayudarles era ese gran lanzador de magia.

“¡Nunca me dejaré arrastrar al campo de batalla para serle un estorbo a Ainz-sama!”

“¿No podemos simplemente escondernos en el bosque y ver cómo van las cosas antes de tomar una decisión?”

Fuertes argumentos como estos hicieron eco en los alrededores.

Sin embargo, lo único que tenían en común era que nadie quería hacer nada que pudiera causar molestias a su héroe.

Fue en este momento que el sonido de algo siendo estirado vino desde el exterior, seguido por el sonido de diferentes objetos atravesando el aire. Mientras el sonido se hacía más cercano, unos puntos de luz roja brillante aparecieron ante sus ojos, y las flechas cayeron como lluvia sobre la torre de vigilancia. El sonido de las flechas perforando la madera y encendiéndose en llamas llenó los oídos de todos.

“… Imposible…”

El Reino estaba usando armas letales contra ellos. Ese hecho hizo que Enri jadeara.

Afortunadamente, nadie se encontraba en la torre de vigilancia en ese momento. ¿Ellos sabían eso antes de atacar? O tal vez---

---Tal vez no hubieran dudado incluso si hubiese habido alguien allí.

“¡A-Ane-san! ¡Aunque parece que aún no nos están atacando directamente, de todas formas no deberías estar parada dentro del rango de sus arcos! ¡Por aquí, rápido!”

Enri, que seguía viendo arder la torre en un estado de estupor, fue arrastrada por Jugem. No se resistió mientras Jugem la tomaba de la mano y corría, pero su mirada seguía dirigida a la torre.

Justo al mismo tiempo que las fuerzas de defensa se dispersaban hacia la retaguardia, la torre de vigilancia se convirtió en un infierno.

Todos en el pueblo podían ver la destrucción de la torre, sin importar dónde se encontraban. Llantos de dolor se escucharon alrededor de ella. Uno en particular era especialmente fuerte. Mientras Enri intentaba recuperar el aliento y lograr controlarse, vio al hombre que había gritado más fuerte que todos, cuya voz estaba cargada de la angustia más grande.

Era uno de los hombres que se habían mudado al pueblo.

Su rostro era una mezcla de odio y desesperación. Enri miró alrededor, y muchos de los inmigrantes tenían expresiones similares en el rostro.

Entonces se acordó.

Sus pueblos habían sido quemados de la misma forma.

“¡El enemigo!” gritaba el hombre. “¡Son el enemigo! ¡Cómo no podrían no serlo si hacen esto! ¡Quiero luchar!”

“¡¿De quién es ese Reino?! ¡Ni siquiera nos ayudaron! ¡Y ahora quieren quemar este lugar!”

El grito vino de una mujer regordeta.

“¡Cómo pueden tener permitido hacer esto! ¡Si quieren matarme, háganlo! ¡Me llevaré conmigo a tantos como pueda! ¡Me vengaré por ellos!”

Un hombre joven le siguió con un grito propio.

Locura y odio saturaban el aire, en buena medida gracias a las flechas de fuego.

“… Ane-san. Es momento de tomar una decisión.”

La suave voz de Jugem vino de un rostro tan duro como la armadura de cualquier guerrero.

“¿Eh? …Pero esta gente ha perdido la capacidad de pensar. ¿No deberíamos esperar antes de decidir algo?”

“No hay tiempo. Y nadie puede garantizar que no perderán el control y atacaran de todos modos. Es mejor si decides ahora mismo lo que hará el pueblo.”

Era una sugerencia razonable. El ejército ya había destruido una torre de vigilancia con sus flechas de fuego. La próxima vez, probablemente sería algo peor. Tenían que actuar ahora.

Mientras Enri reunía su determinación, respiró hondo. Miró brevemente a Nfirea, que sostenía la mano de Nemu, y ambos asintieron hacia ella, como dándole valor.

Su pecho ya no se sentía tan apretado.

Esa fue la dosis final de valor que Enri necesitaba.

“¡Todos! ¡Ahora mismo! ¡Todos aquí van a decidir lo que nosotros, como pueblo, vamos a hacer! ¡Cualquiera sea la decisión, espero que todos la respeten!”

Un gran coro de aprobación fue su respuesta.

“¡Levanten la mano todos lo que desean que el pueblo haga lo que pide el Reino!”

Ni una sola mano fue levantada.

Mientras su corazón latía poderosamente en su pecho, Enri gritó una vez más.

“¡Entonces! ¡Todos los que quieran luchar contra el Reino hasta su último aliento, levanten la mano!”

Con un estruendoso rugido, incontables manos se levantaron al unísono. Todos lo hicieron con los puños apretados con fuerza, con la sombría expresión en sus rostros mostrando su determinación para luchar.

Era aterrador. Todos habían escogido un camino que sólo podría terminar con sus muertes. Incluso así, había algo que sobrepasaba el miedo a la muerte y los motivaba.

Era el deseo de no pagar con traición la bondad y el auxilio que habían recibido.

“Entonces --- ¡Lucharemos! ¡Lucharemos para saldar la deuda que debemos! ¡Jugem-san! ¡Te encargo el plan de batalla!”

Jugem se acercó y se paró al lado de Enri.

 “…He visto su determinación. Todos van a morir aquí. ¿Están listos para eso?”

Las palabras del veterano fueron recibidas con aprobación unánime.

“Son capaces de gritar tan fuerte a pesar de lo pálido de sus rostros. Magnífico. …Sin embargo, lamento arruinarles la fiesta, luego de que todos proclamaran en voz alta su decisión. ¿No deberían dejar que los más jóvenes escapen primero? Después de todo, si alguien va a morir, deberíamos ser nosotros y los viejos.”

Un hombre mayor habló.

“Tiene razón --- ¿pero no será imposible? El enemigo ha sellado ambas puertas. Incluso si escalamos los muros, nos verán inmediatamente.”

“Bueno, eso es cierto… si sólo fuéramos a escapar, como dices.”

Jugem sonrió con malicia mientras continuaba.

“No podemos ocultarnos y luego correr. Así que lo que haremos es abrir la puerta principal y atraer al enemigo adentro. Mientras estén con la guardia baja, los golpearemos con fuerza. Si podemos hacer el daño suficiente, el enemigo reunirá a sus tropas dispersas y se enfocará en nosotros.”

Jugem miró alrededor.

“He dicho eso, pero el enemigo podría darse cuenta de que es una trampa. Si eso sucede, mientras tengamos suficiente poder de ataque, el enemigo no tendrá otra opción más que reunir a sus fuerzas. ¿Alguna pregunta?”

“Parece que no, pero Jugem-san, ¿A dónde escaparemos?”

“¿No es obvio, Ane-san? Dentro del Gran Bosque de Tob. Asignaré a Agu y a Britta al grupo de escape, ambos conocen bien el bosque. Estoy seguro de que podremos manejarlo por algún tiempo y evitar que los sigan.”

Los pobladores ya se habían preparado para morir, pero era natural que quisieran que sus hijos no murieran con ellos. Saber que sus hijos estaban en peligro reducía su espíritu de lucha.

Jugem se dirigió a ellos con una expresión seria en el rostro.

“Escuchen. La primera ronda será una batalla para hacer que el enemigo consolide sus fuerzas. La segunda ronda será una batalla para reducir su fuerza de lucha, para que no les quede nada. Mientras más feroz sea esa batalla, más oportunidades de escapar tendrán los otros.”

“¡Jajajaja! ¡Eso es todo! Ahhh, bueno es un alivio.”

A esas palabras se les unieron varias risas. Las risas no nacían de la desesperación o de la locura --- eran sólo risas simples y relajadas.

“Mientras mi esposa e hijos puedan salvarse, no tengo arrepentimientos. ¡Ahora es el momento de devolver la bondad que Ainz Ooal Gown-sama nos mostró!”

“¡Ah, es cierto! ¡Si envejezco siendo un cobarde, no podría ser capaz de mirarme al espejo!”

“Entonces… ¿qué hay sobre el grupo que escapará?”

Jugem miró cuidadosamente a todos mientras respondía la pregunta de Nfirea.

“Ane-san y Ani-san serán responsables de proteger a las mujeres y niños. Como dije antes, necesitaremos a Britta, Agu y a los otros goblins para ayudar a guiarlos a través del bosque.”

“--- ¿Eh?”

Enri exclamó sorprendida.

Como jefa del pueblo, ella tenía la obligación de quedarse con los otros. Ya que había ordenado a los pobladores que murieran, lo menos que podía hacer era estar a su lado mientras luchaban. Aún así los pobladores exclamaron antes que Enri.

Sus ojos decían que estaban de acuerdo unánimemente con lo que había dicho Jugem. En el momento en que Enri estaba pensando en cómo negarse, el asunto había sido tomado fuera de sus manos.

“Enri-chan, te lo dejo encargado.”

“Por favor cuida de mis hijos. Aunque mi esposa ya está muerta… al menos, estos niños…”

Los pobladores tomaron turnos para tomar sus manos, impartiendo sus esperanzas y pensamientos en ella mientras las apretaban suavemente. Nfirea se deslizó hacia Enri, cuyos ojos estaban cubiertos de lágrimas.

“Enri, vamos. Nuestra lucha será seguir viviendo. No podemos perder esa batalla. Y quien sabe, Ainz Ooal Gown-sama podría venir a salvarnos nuevamente. En ese momento, será mejor si estamos presente, ya que somos los que pusimos pie dentro de sus dominios.”

“Sabes, tiene razón.”

“Jugem-san…”

“Ese cuerno que usaste para invocarnos… creo que deberías usarlo luego, ¿no crees? Si lo usas ahora, sería como tratar de apagar una casa en llamas con un vaso de agua. Sería mejor si lo soplas luego de que todo esto haya acabado e invoques a más de nuestros camaradas para que te ayuden. ”

Enri llevó las manos a sus ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas.

“¡Lo tengo! ¡Protegeré a las esposas e hijos de todos! ¡Vamos! ¡Enfi!”


♦ ♦ ♦


Un lado de la puerta se abrió lentamente.

“Debimos haber usado flechas de fuego desde el principio. Bueno, el siguiente grupo de flechas de fuego fue un desperdicio…”

El rostro del Príncipe Barbro se retorció frunciendo el ceño. Habían perdido mucho tiempo. Para compensar la demora, los hombres tendrían que hacer una marcha forzada. Pero eso era inevitable. Esto era culpa de los hombres del Marqués. Si él mismo no hubiese dado la orden de usar flechas de fuego, quién sabe cuánto tiempo habrían tenido que perder.

Barbro miró al cielo, maldiciendo su infortunio por estar rodeado de lacayos inútiles.

Consideró el tiempo que sería necesario luego --- lo primero que hacer sería colgar a los pobladores.

Los colgaría de las paredes del pueblo, para mostrarles a todos el destino final de aquellos lo suficientemente tontos como para desafiar a la familia real.

Luego, tenía que encontrar a alguno que tuviera lazos cercanos con Ainz Ooal Gown. Eso podría tardar más que colgar a los pobladores.

“Maldición. Debí haber traído a un interrogador. Primero, pretenderé perdonar la vida de todos los que cooperen… y luego los mataré. Y en cuanto a los niños…”

No tenía sentido dejarlos vivir. Para comenzar, los hijos no podían vivir sin sus padres, así que colgarlos junto con sus padres era una forma de piedad.

“¿Hay suficiente soga para todos?” Sería bueno si pudiéramos obtener alguna en el pueblo...”

Los soldados cerca a la puerta avanzaban lentamente. El pecho de Barbro se llenó de orgullo al ver la bandera real avanzando al frente de la columna. Cuando él ascendiera al trono, se aseguraría de tener guardias ceremoniales como esos.

Los soldados sosteniendo los estandartes se reunieron apretadamente al entrar por la puerta --- y entonces fueron arrojados de vuelta.

Poco después, las criaturas gigantes que los habían hecho volar se asomaban en la abertura de la puerta.

“---¡¿O-o-ogros? ! ¡¿Qué hacen esas cosas aquí?!”

El completamente inesperado acontecer tomó por sorpresa al Príncipe Barbro, y en su conmoción había olvidado la dignidad de la familia real.

Sí. Esos eran los semi-humanos conocidos como ogros. Los soldados estaban tan sorprendidos por su súbita aparición como lo estaba Barbro. Sus poderosos garrotes enviaban volando a docenas de personas con cada golpe.

Entre salpicaduras de sangre y carne, los soldados afectados volaron en la distancia e impactaron el suelo, rodando patas arriba antes de estrellarse contra sus compañeros de tropa. Esos soldados inmediatamente se acobardaron y comenzaron a huir desesperadamente de la puerta. Entonces, como para perseguir a las tropas derrotadas, muchos más ogros aparecieron de detrás de la puerta.

Mientras los soldados se retiraban vergonzosamente, eran enviados volando por los golpes de los garrotes de los ogros. Parecían niños arrojando sus juguetes a la distancia.

La razón de esta retirada impresentable ---que ni siquiera podía ser considerada una retirada--- fue debido a que estos soldados eran todos de las tropas reclutadas por el Barón. Habían disparado las flechas de fuego para ganarse el derecho de ser los primeros en atravesar la puerta. ¿Quién hubiera pensado que su búsqueda de gloria les saldría por la culata?

El Príncipe frunció el ceño hacia el Barón, que había abandonado a los mismos hombres que había dirigido y venía corriendo a toda prisa frente a él. En este momento, el sonido de un clarín resonó en el aire.

Los caballeros del Marqués habían tomado sus lanzas al unísono. Era un movimiento rutinario de manual que demostraba que eran soldados profesionales. Sin embargo, aún parecía difícil que pudieran sumergirse entre la masa de infantería que escapaba y que pudieran enfrentarse en un combate caótico cuerpo a cuerpo con los ogros.

La carga de un caballero montado era una de las fuerzas más destructivas en el campo de batalla, pero en una batalla cuerpo a cuerpo, la caballería perdería su efectividad.

“¿Qué esperan para disparar?”

El grito le pertenecía a Barbro.

Permitir que los ogros se acercaran sólo incrementaría las bajas que sufrirían. Sería mejor abandonar a estos soldados y matar al enemigo junto a los pobladores.

Al mismo tiempo que la irritación de Barbro comenzaba a intensificarse, los ogros de pronto comenzaron a retirarse. Usando a los soldados que huían como escudos de carne, evitando que la caballería los persiguiera, y al final había logrado replegarse dentro de la puerta.

Luego de recibir a los sobrevivientes, Barbro comenzó a reorganizar la formación, sus manos sostenían las riendas cada vez con más fuerza mientras su rabia se incrementaba.

Originalmente había planeado terminar rápidamente esta aburrida misión, y entonces apresurarse al campo de batalla para obtener la gloria en batalla contra el Imperio.

Y ahora, todo lo que quedaba de su sueño era este desastre impresentable.

Aunque la aparición de los ogros había sido inesperada, si ni siquiera podía llevar a la gente necesaria a E-Rantel, su reputación caería incluso más. Sería un revés decisivo en la carrera por el trono contra Zanack, el sucesor de reserva.

O podría ser que --- ¿todo esto ya había sido planeado de antemano?

Chasqueó la lengua con molestia, sabiendo que los ojos de los nobles alrededor estaban sobre él.

Sin embargo, no tuvo tiempo de preocuparse por ellos. Barbro volvió un ojo hacia el caballero que se acercaba. Era el comandante del la fuerza de élite del Marqués.

“… ¿Qué demonios es eso? ¿Acaso este pueblo fue tomado por ogros? ¿Qué está pasando?”

“E-ése no debería ser el caso, señor. Nadie hubiera podido esperar que habrían monstruos aquí… debió haber habido una visita del recolector de impuestos hace poco. Pero no recibimos noticias de que este pueblo estuviese tomado por ogros. Si hubieran ido pero no regresado eso hubiese sido anormal… ¿qué demonios sucedió en este pueblo?…”

Podía sentir la confusión en las palabras del caballero. Si éste fuese algún plan para provocar que Barbro pierda su dignidad y caiga en una trampa, él probablemente no estaba al tanto tampoco.

Eso significaba que estaba del lado del Príncipe por ahora.

“En cualquier caso, no sabemos lo suficiente sobre el enemigo. Bueno, eso era de esperarse. Sólo aparecieron cinco ogros. Si tuvieran más, habrían continuado atacándonos. Así que lo más probable es que no tuvieran más que diez en total. Ustedes deberían estar bien enfrentándose a cinco, ¿no?”

“¡Por supuesto! Cada uno de nosotros es tan fuerte como un miembro de la Banda de Guerreros del Reino. ¡Unos simples ogros no son nada para nosotros!”

“No estoy dudando de ti. Sólo estoy diciendo, que necesitas estar alerta. Los ogros son monstruos estúpidos, pero sus acciones de ahora son demasiado inteligentes. Abrieron la puerta para atraernos, y luego contraatacaron en el mejor momento. Parece ser que al otro lado hay un comandante. Si uno de los pobladores estuviera dirigiéndolos…”

“Perdone mi rudeza. Ningún campesino común podría controlar un ogro. Creo que debe haber otra fuerza ejerciendo su influencia aquí. Si pudiéramos saber más sobre el enemigo---”

Barbro ya no podía controlar su impaciencia.

“¿Qué estás balbuceando? ¡Mira allá!”

Barbro apuntó a la puerta, al estandarte real hecho jirones.

“La bandera del país se encuentra en ese estado patético. Vas a destruir el pueblo sin importar el costo. Reúne a tus tropas, disparen flechas de fuego, y quemen el pueblo. ¡Ahora es el momento de darle buen uso a toda esa experiencia acumulada en asedios! Parece que no seremos capaces de terminar esto sin ninguna pérdida. ¡Así que atacarás con la intención de arrasar ese pueblo hasta los cimientos!”

“¡Por favor espere! ¡Podría ser que un ogro hechicero u otro semi-humano inteligente sea la mente maestra aquí, y no los pobladores!”

“¿Y qué si fuera así?”

Barbro miró al caballero, su rostro era la imagen de la perplejidad, comenzó a explicárselo lentamente, como un adulto dándole una lección a un niño.

“¿Estás oyendo? Bien. No importa si los pobladores controlan a los ogros, o si están siendo controlados por algún otro semi-humano inteligente. Esos pobladores se han rebelado contra los legítimos gobernantes de estas tierras, la familia real. Siendo ése el caso, debemos mostrar al mundo las consecuencias que tienen tales actos estúpidos.”

“Pero, podrían haber algunos pobladores retenidos como rehenes, ¿no serían ellos inocentes?”

“¿Escuchaste lo que dije hace un momento? ¿Y qué si lo son?”

Barbro se encogió de hombros frente al caballero, que parecía tener problemas para aceptar lo que acababa de oír.

“Lo entiendo, lo entiendo. Entiendo cómo te sientes. Entonces les mostraré la mayor clemencia posible. Captura a aquellos que no se resistan, y luego los someteremos a juicio. ¿Eso está mejor?”

“¡Entendido, señor!”

El caballero se inclinó profundamente ante Barbro. Después de escuchar su respuesta contundente, Barbro asintió en señal de aprobación.

“Sin embargo, tengo una condición. Quiero una victoria arrolladora. Si sufrimos bajas, todo tipo de rumores se esparcirán. Lo mismo va para ti. La gente hablará de cómo la carta del triunfo del Marqués fue enviada a un pueblo insignificante para terminar ensangrentada.”

“Pero eso fue debido a los ogros---”

“---No puedes usar eso como excusa. Así es como funciona el mundo.”

“¡Entendido!’

“Si lo entiendes, entonces ponte a ello. Trae las tropas de la puerta trasera. Al mismo tiempo corta los árboles del bosque y comiencen la construcción de arietes. Te dejaré los detalles. Minimiza las bajas al mismo tiempo que aseguras la victoria. Mata a cualquiera que escape.”


♦ ♦ ♦


Un flujo constante de vasijas llenas de aceite impactaron con los lados de las paredes, seguidas de flechas de fuego.

Los impactos explosivos eran comparables a la explosión de una ‘Bola de Fuego’, creando llamas rojas brillantes que despedían interminables columnas de humo negro.

Jugem podía sentir el malestar que irradiaba de los miembros cercanos de la fuerza de defensa. El líder goblin elevó su mandoble* mágico y rugió.
(*‘Greatsword’ - Espadón, o gran espada, o montante, o espada de dos manos.)

“¡Permanezcan firmes! ¡Llamas como estas no pueden atravesar las paredes! Y sobre la defensa de la puerta---”

El sonido de un gran impacto, *dooom*, vino desde afuera de la puerta.

Las paredes eran mucho más gruesas y grandes que las de la torre de vigilancia, que ahora yacía en cenizas. Incluso si era golpeada por flechas, no ardería fácilmente. Como tal, habían llegado a la conclusión de que éste era un amago para atraer la atención de su verdadero objetivo, que era atravesar la puerta. Parecía era la conclusión correcta. Una vez más, un gran *dooom* vino de la puerta.

Era un sonido más profundo y poderoso que los impactos de los garrotes de los ogros. Era el sonido de armas de asedio --- probablemente arietes.

“¡Disparen!”

Con el grito de Jugem, los pobladores dispararon sus flechas con facilidad obtenida de la práctica.

Gritos de dolor se elevaron al otro lado de la pared. Sin embargo, los arietes no se detuvieron.

Debían de estar usando varios arietes en un ataque secuencial.

“¡Disparen!”

Una vez más, las flechas volaron a lo alto con la orden de Jugem. Sin embargo, esta vez, fueron respondidas por las flechas del enemigo. Varias veces el número de flechas que habían lanzado cayeron sobre el pueblo como lluvia.

Sin embargo, ni un solo ataque golpeó a los defensores.

El ataque del enemigo había sido una serie de disparos de tanteo para descubrir sus posiciones, así que todos habían fallado, impactando sin hacer daño en paredes y construcciones. Sin embargo, mientras más arqueros tuviera el otro lado, mayores serían sus posibilidades de acertar. Como tal, si su puntería era un número distinto a cero, las cosas se pondrían feas.

“¡Retrocedan! ¡Retrocedan! ¡Nos movemos a una nueva posición!”

Los pobladores obedecieron a Jugem, que podía hacerse oír a pesar del volumen bajo de voz que había usado. Apresuradamente cambiaron de posiciones en medio de su creciente pánico.

A la fecha, los pobladores sólo habían aprendido a disparar flechas desde posiciones fijas. Su objetivo era atacar con precisión las áreas fuera de la puerta principal. Como tal, si podían hacer ambas cosas, su puntería se incrementaba, pero del mismo modo, una vez que se desplazaban a una posición poco familiar, sus flechas no acertarían bien a sus objetivos.

Una lucha a larga distancia ahora sería muy difícil.

“¡Tomen sus lanzas! ¡Pasamos al combate cuerpo a cuerpo!”

Un fuerte *ping* vino del otro lado de la pared. Sonaba como si algo metálico estuviera golpeando la pared, completamente diferente de los *dooms* de los arietes. Con toda probabilidad, era el sonido de las hachas, y venía de todos lados.

Los números eran una gran ventaja. Ellos podían usar ataques en la puerta o en las paredes como amagos para atacar desde una dirección completamente inesperada. Si Jugem fuese el comandante del otro lado, eso era lo que haría.

(Como estaba previsto… parece que la situación va bien y el enemigo se está dispersando.)

La mayoría de estrategias de ataque convencionales serian inútiles frente a la superioridad numérica del enemigo. Para los pobladores de Carne, su mejor apuesta sería la de erosionar progresivamente la fuerza de combate de sus enemigos.

Mientras la formación del enemigo se debilitara, podrían atacar desde el pueblo en cualquier momento. Idealmente, atacarían al comandante enemigo en una formación de cuña. De esa manera, el enemigo en pánico reuniría inmediatamente a sus tropas.

Traer de vuelta a los ogros era parte de los preparativos para este evento. Incluso si los ogros continuaban atacando por si solos, les sería difícil hacer entrar en pánico al enemigo y lograr su objetivo de atraer al frente a las tropas de la puerta trasera.

(Por supuesto, una vez que las tropas dispersas del enemigo se reúnan y nos rodeen, no tendremos forma de escapar… bueno, supongo que eso es lo que llaman entrar a la guarida del dragón a pesar de saber que está en casa…)

En otras palabras, se trataba de una táctica suicida.

Aún así---

“Bueno, de todos modos ya hemos logrado la mitad de nuestros objetivos.”

Jugem murmuró para sí mismo mientras su mirada se movía hacia la puerta trasera que no podía ver desde su posición.

Ya había preparado la ruta de escape con la mayor probabilidad de supervivencia para su ama. No había más de qué preocuparse. Tal vez sería cruel decirlo, pero siempre que los pobladores en este lugar murieran, nadie sabría cuantos habían huido y Enri permanecería oculta tras un velo de misterio.

Proteger a Enri era la primera y la más alta prioridad de Jugem. Pagaría cualquier precio por ello y no lo lamentaría en lo más mínimo. Debido a eso---

“¡Todos! ¡Esperen que caiga la puerta! ¡Vamos a atacar! ¡Nuestro objetivo es el comandante enemigo! ¡Nuestra única posibilidad de supervivencia es matar a su comandante!”

“¡Ohhhh!”

Una serie de aullidos decididos le respondieron. Había una ligera vacilación en algunas de las voces, pero ninguno parecía como si fuera a echarse atrás.

Todo lo que quedaba era el valor en bruto de los hombres que luchaban por sus hijos y sus seres queridos.


♦ ♦ ♦


Enri y Nfirea corrían desde la parte trasera de la plataforma de observación, guiando a las mujeres y niños hacia el área en frente de la puerta trasera. La abuela de Nfirea, Lizzie, no estaba con ellos, porque se encontraba escondiendo todos los equipos alquímicos que se habían prestado de Ainz.

Lizzie no tendría tiempo de escapar, pero ya había aceptado su destino.

“¡No hay problema! ¡No hay nadie alrededor! ¡Ahora abriremos la puerta y nos dirigiremos al bosque!”

Con rostros pálidos por el miedo, los niños reunidos asintieron desesperadamente.

Entretanto, Nfirea y Britta giraron la manivela, abriendo lentamente un lado de la puerta.

En el momento en que se abrió, Enri asomó la cabeza para mirar alrededor. No había nada. Justo como habían visto desde la plataforma de observación, no había tropas a la vista. El plan de Jugem había tenido éxito.

“¡Entonces, vamos!”

Los primeros en salir fueron Agu y su tribu. Si eran emboscados en el bosque, ellos abrirían un camino sangriento a través de sus enemigos. La siguiente era Britta. Ella era la exploradora del grupo, y si Agu no podía encontrar ningún soldado, ella se encargaría de las cosas.

Tomando en cuenta las cortas piernas de los niños, el equipo a la cabeza avanzaría hacia el bosque. Detrás de ellos, los niños los seguirían de dos en dos. Las madres acompañarían a los niños mientras corrían y los niños sin padres serían guiados por niños mayores.

Los últimos eran Enri y Nfirea, quienes luego correrían al frente.

Incluso luego de salir de la puerta, el bosque se encontraba bastante lejos. Teniendo en cuenta que estaban en pleno invierno, la distancia se sentía muchas veces más extensa de lo que era normalmente.

Movieron frenéticamente las piernas y corrieron.

Era demasiado lejos.

No era suficiente.

En ese momento, oyeron caballos detrás de ellos.

Enri estaba extremadamente en forma, tanto que no le gustaba. Incluso así, su corazón latía con fuerza y su respiración era difícil. El miedo hizo que mirara hacía atrás, y vio algo que no podía creer que estuviera allí--- desesperación.

“Imposible…”

Más de un centenar de caballeros montados habían aparecido detrás de ellos. Debían de haber estado escondidos en los puntos ciegos de la plataforma de observación, pegados a las paredes. Acababan de emerger porque estaban seguros de que nadie más saldría.

Había una gran distancia entre el pueblo y el bosque. Sin embargo, la diferencia entre las velocidades de un humano y un caballo era inmensa.

Tal vez Agu y Britta podrían escapar. Pero sería imposible para los niños. Los alcanzarían.

Los caballeros sostenían objetos relucientes en las manos. No había duda de que planeaban cortarlos por la espalda. Y aunque Nemu corría a la cabeza de la columna, no era seguro si lograría escapar.

“¡Enri, sigue corriendo!”

Nfirea se detuvo de pronto.

“¡Enfi!”

“¡Voy a ganar algo de tiempo!”

“¿Estás loco? ¡No pienses que será igual que la última vez cuando Lupusregina-san te salvó!”

“¡Sólo corre!”

El grito enojado de Nfirea estaba dirigido a Enri, que también se había detenido.

“¡Si quieres ganar tiempo, tengo una forma mejor!”

Enri sacó un viejo y maltrecho cuerno de su bolcillo.

Podía invocar a 19 goblins. Aunque no eran muchos, cada uno era bastante fuerte. Debería ser suficiente para ganar algo de tiempo.

“¡Idiota! ¡Hay demasiados! ¡No obtendrás ni 20 personas!”

No podía discutir contra el razonamiento de Nfirea. Definitivamente serían atacados desde los lados. Sin embargo, no soplar el cuerno sería aún más estúpido.

“¿No es lo mismo para ti?”

Enri no podía seguir perdiendo el tiempo hablando. Colocó el cuerno en sus labios.

(---¡Goblin-sans! ¡Por favor ayúdenme!)

Lo que sonó fue una nota bajo profunda que hizo temblar la tierra misma.

Enri parpadeó ante lo que había hecho. En el pasado, cuando había invocado a Jugem y a los otros, todo lo que había obtenido era un suave *pfff*. Todo lo que debería de haber obtenido era el sonido que haría el juguete ordinario de un niño.

“E-Enri…”

La temerosa mirada de Nfirea se movió de Enri, mirando algo más allá del lugar donde estaba ella. Los ojos de Enri siguieron a los de Nfirea hacia atrás.

Los caballeros montados casi los habían alcanzado, y deberían de tener toda la libertad del mundo para hacerlo, pero por alguna razón estaban tirando de las riendas para detener a sus caballos. Debido a la parada repentina, algunos incluso habían caído de sus monturas.

Enri miró detrás de ella, y---

“―Eh? Ehhhhhh?!”


♦ ♦ ♦


Muchos ítems en Yggdrasil podían recibir nombres personalizados. Sin embargo, unos cuantos eran excepciones a la regla. Estos incluían ítems dejados atrás por los monstruos.

Uno de esos artefactos era el Cuerno del General Goblin.

El cuerno era un ítem pequeño y sencillo, pero había algo curioso sobre él.

Podía invocar a 19 goblins. Estos 19 goblins eran mobs basura* que ni siquiera eran dignos de ser oponentes para los jugadores de Yggdrasil. ¿Entonces por qué un ítem así tendría el pomposo nombre de “General”? No habría sido extraño si únicamente le hubiesen dado el nombre de “Cuerno de Goblin”.
(*Mob basura - Término genérico que se usa para NPCs cuyo propósito principal es ser matados para otorgar experiencia a los jugadores. ‘Mob’ no viene de la palabra en ingles para ‘Muchedumbre’ sino de la abreviación de ‘mobile object’, objeto móvil)

Muchos jugadores en Yggdrasil pensaban de esa manera. Pero al final, ninguno pudo justificar tal nombre, y lo dejaron así.

Sin embargo, había una razón para ese nombre.

Y la razón era---

♦ ♦ ♦

Jugem blandió el mandoble mágico que había tomado del Gigante del Este. El golpe que había hecho con todas sus fuerzas fue bloqueado por su oponente. Sin embargo, éste no pudo neutralizar completamente la fuerza del golpe, y perdió el equilibrio. Normalmente, Jugem hubiera continuado inmediatamente con su ataque, pero los otros soldados hostigándolo no se lo permitían.

Flanqueaban a Jugem a ambos lados para cubrir al soldado que había quedado expuesto.

Chasqueando la lengua, Jugem movió la espada en el aire como si fuese una extensión de su propio cuerpo, bloqueando perfectamente los dos golpes de espada que venían hacia él.

“… Este goblin es bastante bueno. Realmente nos está forzando a retroceder a los tres al mismo tiempo.”

“Qué tipo increíble. No sabía que los goblins podrían ser tan fuertes.”

Jugem podía sentir que sus oponentes aún no habían llegado a su límite, lo que hizo que se preocupara.

Si luchaba contra estos soldados uno a uno, el ganaría. Si luchaba contra dos al mismo tiempo sería cuestión de suerte. Tres al mismo tiempo significaba que lo más probable era que perdería. Y ahora---

Había incluso otro soldado más rodeándolo por detrás. Jugem dio un pequeño paso hacia atrás.

---Contra cuatro a la vez, lo único que podía hacer era morir.

Sus oponentes iniciales habían sido unos soldados débiles, que había logrado reducir fácilmente.

Los valientes guerreros del Pueblo de Carne avanzaban inexorablemente hacia las líneas de batalla del Reino manteniendo una formación de cuña.

Pero entonces, comenzaron a aparecer oponentes fuertes, como si hubiesen entrado a un área diferente. Sus equipos eran de mayor calidad. Debían de ser tropas de élite del ejército enemigo.

Aunque no estaban lejos del campamento enemigo, ellos aún no habían sufrido muchas bajas.

Sin embargo --- seguía siendo difícil.

Jugem dejó de prestar atención a los cuatro ante él y disimuladamente observó sus alrededores. Los goblins bajo su mando eran lentamente abrumados por la superioridad numérica de sus enemigos.

Él era más fuerte y resistente que sus enemigos… pero por otro lado, esas eran sus únicas dos ventajas --- al igual que los ogros. Todo lo que podía hacer era observar a sus oponentes retirándose luego de recibir sólo un golpe.

Ya había habido varios mártires en el Pueblo de Carne. Aunque los goblins habían soportado la peor parte de los ataques al estar al frente de la formación en cuña, los números de sus enemigos eran demasiado asfixiantes, y era imposible resistir todos sus ataques. Invariablemente, pocas personas lograrían llegar, e Invariablemente terminarían abrazando el suelo.

Era una estrategia imprudente, y este resultado era el esperado.

Sin embargo, Jugem quería creer que éste podría no ser el caso.

Y en ese momento---

La espada lo golpeó, provocándole una herida superficial.

“Cheh!”

Jugem blandió su mandoble, abriendo una brecha.

“¿Chicos, quienes son ustedes? ¿Apuesto que no son campesinos ordinarios?”

Jugem era de nivel 12. Con eso en mente, su oponente actual debía ser aproximadamente de nivel 10, o tal vez 11. Los otros tres debían ser de nivel 9.

Un campesino ordinario era de nivel 1. Tal vez algunos de los pobladores entrenados habían llegado al nivel 2. Las tropas que acompañaban al recolector de impuesto de E-Rantel casi no parecían ser de nivel 3. Esto significaba que los soldados contra los que luchaba eran muy fuertes.

Dejando eso de lado, era difícil juzgar con precisión la fuerza de Enri y Nfirea porque no eran combatientes, pero eran fuertes a su manera.

“¿Este goblin… no, no será un hobgoblin? ¿O es algo normal encontrar oponentes fuertes como éste?”

“Pero, dicen que los hobgoblins son más grandes… ¿no será un rey goblin? Tal vez estos tipos tomaron control del pueblo a la fuerza… pero si ése es el caso, ¿por qué los pobladores ofrecen tanta resistencia?”

“¡Haaaa! Los humanos tienen mentes tan torpes. ¡Es porque tenemos rehenes! ¿No lo entienden?”

“Debe estar mintiendo. No lucharían por una razón así. Más bien, te apuñalarían por la espalda. Puedo sentir algo cercano al compañerismo entre ustedes chicos, algo que va más allá de las barreras de las razas. ¿Por qué? ¿Por qué humanos y goblins lucharían lado a lado?”

“¡Como si te lo fuera a decir, idiota!”

“Entonces supongo que son camaradas después de todo, si no---”

“Ahhh ¡cállate de una maldita vez! ¡Los entrometidos como tú me hacen enojar!”

Jugem blandió el mandoble una vez más.

Pero el resultado era siempre el mismo.

Podía golpearlos, pero no completamente. El soldado perdía el equilibrio, pero cuando quería continuar el ataque, era interrumpido por los ataques dirigidos a sus partes vitales que venían de ambos lados.

Con eso en mente Jugem decidió olvidar la defensa.

Los ataques dirigidos a las partes descubiertas de su cuerpo, lo abrieron.

En lugar de dolor, todo lo que Jugem sintió fue un calor extendiéndose desde dos puntos de su cuerpo.

Jugem apretó los dientes, y activó su habilidad especial. Su espada cambió de dirección, golpeando a uno de los soldados que lo habían atacado de un lado.

“¡「Golpe de Goblin」! (Goblin Blow)”

El poderoso golpe partió los puntos débiles de la cota de malla del soldado y produjo una grave herida a la carne que había debajo. En ese momento, el soldado comenzó a retorcerse.

Éste era el poder del mandoble --- veneno. Sin embargo, aún era posible resistirlo, y no podía dejar fuera de combate a un oponente.

Debido a que se distrajo, Jugem no pudo evitar el golpe de espada que vino de detrás de él.

Aunque debido a su armadura significaba que no era algo serio, su cuerpo gimió por el golpe de la espada.

“¡Mierda!”

“¡Eso deberíamos decir nosotros! ¡Golpeaste a Bike!”

“¡Dejen que Bike se retire, muévanse detrás de este tipo!”

Durante la salvaje lucha, hubo más oponentes que estos cuatro. Algunos habían intentado atacar los puntos descubiertos que Jugem había dejado y como premio a su esfuerzo fueron cortados en dos. A juzgar por su pobre equipamiento, probablemente eran agricultores reclutados.

Incluso así, habían demasiados. Ser superado en número era realmente injusto.

“¡Retrocedan! ¡Este goblin es fuerte! Nosotros nos encargaremos de él. Ustedes ocúpense de los pobladores detrás de él.”

“¡¿Piensan que les dejaré hacer eso?!”

Jugem gruño hacia los conscriptos y blandió su espada. Intimidados por él, retrocedieron.

El calor que sentía de su cuerpo lentamente se estaba convirtiendo en dolor.

Como un guerrero que blandió su espada para vivir, Jugem había aprendido varios secretos del campo de batalla, el primero de ellos era como luchar a pesar del dolor. Otro era saber cuánto daño podía recibir, y cuando escapar. Sus instintos le decían que aún podía luchar, pero por cuánto tiempo, era algo que ignoraba.

Otro valiente guerrero del Pueblo de Carne encontró su fin, su sangre empapando la tierra.

Su derrota era segura, y su visión lentamente se teñía de rojo.

Incluso así, todavía tenía que ganar tiempo para que Enri y los otros pudieran escapar, hasta dar su último aliento.

---Objetivo: el campo enemigo.

---Fuerzas: Yo mismo.

Tal vez era porque habían visto la determinación de Jugem, pero el soldado frente a él se puso rígido.

En ese momento, Jugem apretó su espada, preparándose para atacar. Un gran clamor inundó el campo de batalla. Pero ya que tenía los ojos fijos sobre el oponente frente a él, Jugem no podía apartar la mirada.

Fue debido a que de un lado del Pueblo de Carne---


♦ ♦ ♦


---La razón era simple. Su verdadero poder no era simplemente invocar a 19 goblins.

En Yggdrasil, este ítem no había sido capaz de revelar su verdadero valor y había sido descartado como una recompensa inservible.

Sin embargo, en este Nuevo Mundo, tenía la oportunidad de liberar su verdadero poder.

Analicemos el nombre una vez más.

“Cuerno del General Goblin”

Su verdadero poder, revelado únicamente al cumplirse tres condiciones, era---



18 comentarios :

  1. primero!!! primera vez (espero ser el primero :v)

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  2. DIOS la tencion es insoportable!!!! go jugem go!!!

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  3. WOW, eres grande, cuantos capitulos de golpe, gracias :D

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  4. "Su verdadero poder, revelado únicamente al cumplirse tres condiciones, era---"...en serio acaba ahi?, ya lei todo y no dice mas...xD, gracias por la traduccion

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    1. Sip nunca lo dijo las 3 condiciones.

      En el inglés decían que posiblemente eran los estatus(especialidades) de Enri
      General que tiene creó nivel 3
      Líder creó nivel 2
      La tercera posiblemente crear lazos con los goblins.

      Pero bueno sólo se especula la novela no dice nada

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    2. Buenas. Mmm yo creo k como jugem es el comandante de los goblins y enri es su ama tecnicamente ella seria su general.. De ahi los rekisitos digo

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    3. no vieron las imagenes traducidas las abilidades de enri son:
      agricultor lvl-1
      sargento lvl-1
      comandante lvl-2
      general-lvl-2
      al comienso del vol 7
      en este volumen 9 suben de nivel

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  5. Rayos un general globlen ese tipo deve ser como rou de remonster xd

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  6. Gracias por la gran traducción Erb... Realmente muy bueno, habrá invocado todo un ejercito de goblins? :O

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  7. "Cuerno del general Globin" para liberar su verdadero poder no sera ser usado por un player o persona que tenga una caracteristica de general, recuerden que Enri tiene una habilidad parecida a la de Demiurge para que otros lo obedescan, aunque la de Enri es mas debil y funciona en mounstruos debiles aun asi eso explicaria su condicion de general, no lo se solo estoy diciendo lo que pienso, me pregunto de que nivel seran los nuevos mounstruos invocados? ERB-SAMA mañana vas a publicar verdad? No puedo esperar :'(

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  8. Si Jugem muere merece ser revivido por Ainz-sama!!!

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    1. y si fueron invocados por el cuerno, no deberían desaparecer una vez muertos :v

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  9. Solo espero que la perezosa de lupus informe a ainz de la lealtad demostrada por los aldeanos para un justo reconocimiento.

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