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Traductor: Erb
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Volumen 6 - Capítulo 10
La batalla final del disturbio
Parte 1
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 02:30
Las llamas ardientes de la barrera no generaban nada de calor, dando la impresión de ser una ilusión. Los aventureros parados al frente intercambiaron miradas con sus equipos, y luego se armaron de valor y saltaron audazmente a través de la pared de fuego.
A pesar de que los sacerdotes de apoyo de los templos ya habían usado hechizos de protección sobre ellos, de todas formas contuvieron el aliento, por temor a que se les quemaran los pulmones.
(... Incluso cuando ya dijeron que las llamas no les causarían daños físicos.)
Ese pensamiento recorrió la cabeza de Lakyus mientras observaba la pared de fuego desde la retaguardia de la formación. Sin embargo, era demasiado pronto para celebrar que las llamas fueran inofensivas. Si no estaban allí para causarles daño, entonces debía haber otra razón por la que Yaldabaoth las había conjurado. Era eso lo que ella tenía que averiguar.
(Si no consigo descifrarlo, no tiene sentido gastar energías en ello. ¿Quién fue el que dijo que debería usar mi cabeza para cosas mejores?... ¿Evileye o mi tío?)
La barrera de llamas mágicas era como una ilusión, al atravesarla no ofrecía ni resistencia ni calor.
Lakyus miró alrededor a los aventureros que caminaban con caras de preocupación.
El plan requería la formación de una línea defensiva, pero formar una línea ordenada de batalla en medio de una ciudad era muy difícil. Por lo tanto, usarían a cuatro grupos de aventureros de rango orichalcum como las piezas clave de la formación, asignando a cada uno de los otros aventureros a uno de esos grupos. Si alguien los estuviera viendo desde arriba, vería algo parecido a una bestia con cuatro patas separadas.
Ya que eran el núcleo de la formación, era natural que los aventureros de rango orichalcum se conviertan en los líderes. Sin embargo, en este momento se encontraban llenos de inquietud y tensión. Lakyus esperaba que pudieran ocultar su temor e inspirar coraje en los otros que los rodeaban.
(¿Debería ponerme al frente después de todo?)
Ciertamente, si una aventurera de rango adamantita como ella estuviera al frente, la moral de seguro aumentaría. Pero este momento, Lakyus no tenía aliados fiables a su lado. Incluso si era una aventurera de rango adamantita, una sola Rosa Azul era menos efectiva que un equipo de aventureros de rango orichalcum. Por consiguiente, les había entregado el mando de la vanguardia a ellos.
(Aun si confían en mí, entrometerme y alborotar las cosas sólo los llenaría de inquietud. Pero... ah, creo que simplemente debería ir y ver qué pasa.)
Con eso, Lakyus atravesó la muralla de fuego.
Un mundo silencioso se extendía frente a ellos. Las calles eran iguales a cualquier otra calle en la capital, si se ignoraba el hecho de que no había presencia humana y de que muchas de las viviendas habían sido destruidas.
"¿Qué le sucedió a los residentes? ¿Se están ocultando? No huele a sangre."
"Imposible. Mira, las puertas han sido derribadas. Me temo que las personas podrían haber sido llevadas a algún otro lado."
"Debemos tener cuidado de los demonios acechando al interior de las casas, ¿deberíamos registrarlas una por una? Eso tomará mucho tiempo."
"Lo más seguro será contactar a Lakyus-san y esperar nuevas órdenes, ¿cierto?"
"Entonces, apresurémonos y-"
"Eso no será necesario."
Sobresaltándose por reflejo ante el sonido de la voz, los aventureros que estaban hablando se dieron la vuelta para mirar detrás de ellos. Sus ojos sorprendidos observaban a Lakyus, que acababa de llegar.
"Los aventureros de rango hierro y cobre se quedarán atrás para registrar las casas. Un equipo de rango mithril se quedará para supervisarlos. Las personas detrás se unirán a la formación y avanzarán. ¿Alguna objeción?"
Los gestos de sus cabezas le dijeron que no había ninguna.
"Entonces, avancemos."
Lakyus caminó junto a los aventureros de rango orichalcum. Un silencio incómodo se asentó alrededor de ellos. Era difícil de creer que hasta esta tarde había habido vida en el lugar.
"... Por cierto, Momon-san va estar bien, ¿no?"
Lakyus entendía la inquietud que debían sentir al tener que depositar todas sus esperanzas en Momon.
"Él estará bien. La misma Evileye admitió que es más fuerte que ella. El verdadero problema es la persona que luchó contra él hasta quedar en un punto muerto, el líder enemigo, Yaldabaoth. En cualquier caso, qué tan fuerte será..."
Los aventureros alrededor oyeron esto y sus rostros se cubrieron de desesperación.
"Ah, lo siento, no se preocupen por eso. Lo único que tenemos que hacer es lo que se nos ha asignado, eso es todo."
"Sí, es cierto. Me llena de envidia tener que admitirlo, pero, supongo que las tareas que nos han asignado son las más adecuadas para cada uno de nosotros. En ese caso, ¡todos, adelante!"
"Es verdad, vamos."
Lakyus avanzó a la cabeza del grupo, junto a los aventureros de rango orichalcum.
En una mano sostenía la Espada Demoniaca Kilineyram, cuya superficie era como una extensión del cielo nocturno, salpicada de estrellas resplandecientes.
No habían caminado mucho cuando oyeron el leve sonido de una explosión a la distancia. Los que temblaron fueron los aventureros de rangos inferiores. Los que se prepararon para la batalla fueron los aventureros de rangos intermedios. Los que examinaron los alrededores fueron los aventureros de rangos superiores. Y lo que miraron al frente, fueron los aventureros de los rangos más altos. Entre este mar de reacciones, Lakyus observó a la distancia con una mirada penetrante.
"Al parecer el grupo de ese lado ha entrado en combate."
Probablemente no era el grupo de Tina.
"Si han estado avanzando al mismo ritmo que el nuestro, deberíamos encontrar resistencia enemiga dentro de poco."
"... ¿Y si es desde el aire?"
"Hemos desplegado exploradores, y ninguno ha reportado nada hasta ahora."
"Eso es bueno. Hay muchas criaturas voladoras entre las filas de los demonios. Sería muy malo si llegaran a dispersarse en la capital. Así que debemos atraer su atención al suelo en el que nos encontramos ahora."
"Lo que significa que el plan, esencialmente, sigue sin cambios."
"Así es... hm, ¿qué es eso?, ¿oyen algo?"
"Sí, lo oigo. Ladridos de perros. Oigan, ¿qué es eso?"
El lanzador de magia arcana respondió a la pregunta.
"No lo he confirmado aún con los ojos, pero creo que es un Perro Infernal. Su habilidad especial es el aliento de fuego. Creo que su nivel dificultad es de alrededor de quince."
"La dificultad eh... hablando de eso, ¿en qué nivel se encuentra Yaldabaoth y la sirvienta insecto?"
Lakyus no sabía cómo debía responder. Si era honesta, lo más seguro era que haría pedazos la determinación de los aventureros, pero si debido a su mentira iban a la batalla con una impresión falsa del enemigo, podría ser igual de desastroso. Se angustió por ello por un instante antes de decidir decir la verdad.
"... 150."
"¿Eh?"
Todos los que la oyeron tuvieron la misma reacción.
"El nivel de dificultad de la sirvienta insecto era de por lo menos 150. Yaldabaoth está estimado en 200 o más."
"¡¿Qué?!"
Todos aparte de Lakyus se quedaron sin palabras. Era lo que cabía esperar. Incluso los aventureros de orichalcum del rango más alto sólo obtendrían cerca a 80 en los niveles de dificultad. Aunque seguía siendo posible triunfar frente a un enemigo que estuviera aproximadamente 15 puntos por encima de uno, intentar hacer lo mismo contra un enemigo cuyo puntaje era casi el doble que el propio sería simplemente risible. Y entonces...
"¡Espera un minuto! ¿Estás diciendo que Momon-san va a luchar por sí solo contra un monstruo de 200 puntos de dificultad?"
"Exactamente. Fue por eso que dije que sólo le estorbaríamos."
"Pero eso no es lo mismo... ¿Dijiste 200? ¿Estás bromeando? ¿Todos los aventureros de rango adamantita son así de fuertes?"
"Ojalá fuera así. Incluso nosotras tenemos un puntaje de 90 como máximo."
"Entonces... ¡¿Cómo diablos se supone que ganaremos?!"
Los aventureros miraron alrededor, conteniendo el aliento.
Lakyus no había mentido, pero tampoco les había dicho toda la verdad. Aunque ella misma obtendría 90, Evileye superaba los 150 puntos, que era la razón por la que habían llegado a aquella conclusión sobre la sirvienta insecto y Yaldabaoth. Y además, era por eso también que Evileye no era parte de esta línea de defensa.
Con el objetivo de recuperar rápidamente su mana perdido, Evileye había escogido meditar y descansar. Después de todo, ella iba a seguir a Momon hacia el lugar en el que se encontraba Yaldabaoth, para proveerle apoyo y permitirle luchar uno a uno contra Yaldabaoth. Lo que temían era encontrar nuevamente a la sirvienta insecto.
Mientras Lakyus se encontraba perdida en sus pensamientos, sintió que el ambiente depresivo alrededor de ella le escocía la piel. La moral de todos se había derrumbado, y se oían murmullos acerca de abandonarlo todo y huir de la capital.
Como ella había predicho, todos se sentían desmoralizados. Lakyus lo sabía porque la primera vez que había oído a Evileye hablar sobre su batalla, se había sentido de la misma manera.
"Ya oyeron a Evileye, ¿cierto? Momon-san el tipo de hombre que puede luchar de igual a igual contra Yaldabaoth. Es por eso que se lo estamos confiando todo, y en su lugar vamos a hacer lo que podamos."
"P-pero, si Yaldabaoth está luchando contra Momon-san, ¿qué sucederá si la sirvienta insecto aparece aquí?"
"Déjennos eso a nosotras, a Rosa Azul. Evileye tiene un objeto especial que le permite teletransportarse hacia donde estamos. Y tiene una forma de encargarse de la sirviente insecto, así que puede sobreponerse a la brecha de dificultad y derrotarla."
Eso obtuvo una ola de ovaciones de parte de los aventureros. Parecía que habían recuperado su espíritu de lucha.
Justo a tiempo.
Los rugidos de las bestias llegaron del camino de en frente, junto al sonido de pasos.
"Se están acercando. Construiremos nuestra línea defensiva en este lugar. Las personas en los discos flotantes en el cielo bajarán a las calles laterales. ¡Déjenme esta calle a mí!"
Las bestias corrían por el camino principal. Aunque parecían ser perros grandes, sus ojos estaban llenos de inteligencia infernal, y en lugar de saliva, había fuego escapando de sus bocas.
Había quince de esos Perros Infernales. Parados frente a ellos estaba Lakyus, sosteniendo en ambas manos a la Espada Demoniaca Kilineyram.
"Demonios insignificantes, no se atrevan a menospreciarme."
Con una oración al Dios del Agua en sus labios, Lakyus partió a la mitad de un solo golpe al Perro Infernal que saltó.
Mientras se movía, el grupo de espadas flotando alrededor de ella actuaban como escudos, bloqueando los ataques laterales de los Perros Infernales. Lakyus pateó otro de ellos que se acercaba su tobillo.
Ella se estaba encargando de seis Perros Infernales por sí sola, y el resto fue a atacar a los otros aventureros. Los más débiles se enfrentaban a ellos uno a la vez, mientras que los más fuertes se hacían cargo de múltiples Perros Infernales al mismo tiempo. De esta manera, redujeron los números contra los que se enfrentaban. Para cuando Lakyus había matado a los seis de ella, los otros ya habían terminado también.
"¡Atiendan a los heridos!"
"¡No hay problema, Lakyus-san!"
Por supuesto, no habían salido ilesos, pero sus heridas no eran severas. Considerando que habían tenido que conservar su mana, era un comienzo bastante prometedor.
"¡A las personas a los lados, repitan esta orden! ¡Avancen 50 metros y esperen!"
El grito para avanzar hizo eco a ambos lados. Sosteniendo su espada, Lakyus avanzó también.
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 02:41
Tres hombres corrían por los callejones estrechos y oscuros. No había nadie más con ellos.
Estos tres hombres eran Climb, Brain, y el antiguo ladrón de rango orichalcum que los había acompañado durante su ataque a la base de Zero.
Los aventureros que trabajaban para Raeven estaban patrullando las calles de la capital con el objetivo de cazar a cualquier demonio que atravesase la línea de contención. La única razón por la que Climb había logrado obtener los servicios del ladrón se debía a que, de acuerdo al Marqués Raeven, era el mismo hombre el que se había ofrecido. Eso para devolverle la amabilidad que Climb le había mostrado al bloquear el ataque de Zero contra él y por curarlo. Además, Raeven quería pagar el favor que le debía a Renner.
Gracias a la elección de rutas del ladrón, hasta ahora no habían encontrado ni un solo enemigo. Sin él probablemente no habrían llegado hasta aquí.
Aunque tenían algo de confianza para enfrentar a demonios que dependieran sólo de su fuerza o velocidad, estarían acabados si aparecía un demonio que pudiera usar habilidades especiales. Dado que éste era un equipo bastante común que vivía y moría por su acero, tendrían muchas dificultades defendiéndose de ataques cuya naturaleza no fuera puramente física.
Sólo se conocían desde hace poco, pero debido a eso, el ladrón probablemente entendía que Climb y Brain no eran muy buenos en esto, y era por eso que se había unido a este par de hombres claramente suicidas.
Brain le agradeció en silencio mientras corría, agachando el cuerpo para reducir su silueta. Eventualmente, el estilo de los edificios comenzó a cambiar; la cantidad de edificios no residenciales comenzó a aumentar. Parecía que estaban cerca a su objetivo.
"Tengo que preguntar, ¿por qué nos dirigimos a los almacenes?"
Climb le respondió al ladrón, que se encontraba inspeccionando los alrededores.
"Renner-sama mencionó que en caso estuvieran reuniendo a la gente y tomándola prisionera, necesitarían un espacio muy grande para controlarlos y apresarlos a todos. Con eso en mente sería más fácil separar a las familias y encerrarlas en varios almacenes grandes en lugar de plazas o lugares similares."
"Ya veo. Si las familias son divididas, pensarán que los están tomando de rehenes y será menos probable que escapen. Si es así, tenemos que apresurarnos... Bueno, incluso si volviéramos por donde vinimos, de todas maneras tendríamos que buscar una ruta segura."
"Gracias. Estamos contando contigo."
Había más cosas que hacer luego del rescate. Cuando pensaban en cómo escaparían de aquí, una de las cosas que destacaba como absolutamente importante era encontrar una ruta segura de retirada. La elección de la ruta era crucial, especialmente ya que escoltarían a un gran número de personas.
(¿Pero cuánto más durará esta racha de buena suerte?) Se preguntó Brain.
Esta misión, esencialmente, era ordenarle la muerte a Climb.
Ya que la otra parte había reunido a los civiles, eso significaba que tenía un plan para ellos. A su vez, eso significaba que estarían vigilándolos de cerca. Y de acuerdo a lo que habían oído, el líder enemigo, Yaldabaoth, era un ser que podía acabar de un solo golpe con aventureros de rango adamantita. Cualquier vigía que él hubiera colocado sería realmente formidable.
La atención de Brain se enfocó en Climb a su lado.
Se había puesto su armadura blanca para que todos supieran que era el caballero de Renner. En este momento se encontraba acariciando su guantelete... o mejor dicho, el anillo que llevaba en el dedo anular debajo del guantelete.
El mismo Gazef le había entregado ese anillo.
Era algo que él había obtenido de una anciana que solía ser miembro de Rosa Azul. De acuerdo a las leyendas, era un objeto extremadamente raro nacido de la magia ancestral, un objeto que podía incrementar los poderes de un guerrero hasta más allá de sus límites.
(Debes regresar con vida.) Brain recordó el rostro de Gazef mientras decía eso.
En aquel momento Gazef no había mostrado ninguna emoción en particular. Ya fuera rabia, tristeza o desesperación. Él entendía que para un guerrero al servicio de su señor, eventualmente llegaría el momento en el que recibiría la orden de participar en una batalla que resultaría en su muerte. Sin embargo, ayudar a Climb sin estar físicamente presente, le había prestado el anillo.
Brain había estado siguiendo las señales de mano del ladrón cuando de pronto sintió una presencia. Mirando hacia arriba, su mirada subió por un edificio... y en ése instante, sintió un impacto que pareció detenerle el corazón.
Al borde del techo de un almacén cercano, se encontraba, a juzgar por su estatura y físico, una joven de pelo largo y rubio. Llevaba un vestido confeccionado de tela blanca que parecía haber sido minuciosamente bordado, y bajo el dobladillo se podía ver que usaba un par de tacones altos que le recordaban a cristales. Combinado con su collar, anillos y otros accesorios, hacía pensar que se trataba de la hija de algún noble, o algún tipo de acaudalada heredera.
La luz de la cortina de fuego detrás de ella iluminaba su cuerpo de manera fascinante y seductora, contrastando fuertemente con la máscara de color blanco hueso que llevaba, y envolviéndola en un aura de misterio. Al contrario de su llamativa apariencia, su presencia era demasiado tenue, como si hubiera venido de un plano de existencia espectral.
Sus ropas y el color de su cabello eran completamente diferentes a comparación de aquella vez. En ese entonces, se podría haber dicho que ella había nacido de la noche, pero en esta ocasión, parecía haber descendido de la luna. Pero incluso así, no cabía ninguna duda de que era la misma persona. La imagen de antes que Brain había grabado a fuego en su alma, se sobrepuso sobre la persona a la que miraba ahora.
Él estaba seguro de eso. Bajo la máscara de la jovencita sobre él se encontraba la cara de aquel monstruo, Shalltear Bloodfallen.
Parecía que no se había percatado aún, pero si realmente se trataba del mismo monstruo frente a él, entonces sin importa cuán lejos de ella se encontraran, serían asesinados en un instante si eran descubiertos. ¿Había alguna forma en la pudieran huir sin ser detectados?
No había ninguna.
Cuando Brain se dio cuenta de esto, sintió como si estuviera pisando sobre una capa de hielo resquebrajado. De pronto era muy consciente del sudor desagradable y aceitoso que exudaban sus poros.
Brain le hizo una señal a Climb y al ladrón, indicándoles que tenía algo que decir. Sintiendo que Brain había avistado algo, los otros dos se detuvieron y contuvieron el aliento.
(¿Y qué hago ahora? ¿Qué puedo hacer para salir de esto? Si luchamos contra ella, es seguro que moriremos. Incluso si intentáramos huir, nos perseguiría y nos mataría de todas maneras. Aquella vez usé un túnel de escape, pero no hay ninguno aquí. ¿Pero por qué está aquí? ¿Acaso me está buscando?)
Brain sonrió con amargura ante ese último pensamiento.
Si ése era el caso, entonces sólo había una solución a este problema.
"Climb-kun, ganaré algo de tiempo. Úsalo para escapar." Después de eso, Brain miró al ladrón, y agachó la cabeza. "Dejo a Climb en tus manos."
Sin esperar respuesta, Brain saltó hacia el edificio en el que se encontraba Shalltear, izándose en un solo movimiento. Aunque no tenía las habilidades de un ladrón, el edificio era sólo de dos pisos de altura, y la fuerza de los brazos de un guerrero era suficiente para escalarlo. En el techo, Shalltear permaneció en el lugar en el que la había visto inicialmente.
El corazón de Brain latía poderosamente. Estaba asustado, aterrado más allá de la capacidad para el pensamiento racional. Los recuerdos de la manera desesperada en la que había huido de ella reaparecieron en su mente. A pesar de eso, seguía siendo capaz de reunir el coraje para enfrentarla de frente.
"... ¿Sucede algo?"
La fría voz de la mujer se dirigió a él, ligeramente ahogada por la máscara que usaba.
(¿Es que no me reconoce? ¿Qué es esto? ¿Algún tipo de juego?)
La mejor decisión en este momento debería ser pretender que no la conocía y observar sus respuestas. Con eso en mente, Brain levantó la voz y respondió.
"Estoy aquí porque vi a una mujer extraña en el techo. ¿Qué estás haciendo en la capital?"
"¿Y por qué, si se puede saber, debería responderte? Tal vez tú podrías decirme qué es lo que un humano está haciendo en este lugar. ¿Eres el único que se ha infiltrado tan lejos?"
El latir de su corazón se aceleró e incrementó su intensidad. Aunque él no sabía en dónde estaba Climb, sabía que no podía dejar que sus ojos se apartaran de los de ella. Para confundirla, levantó la voz y continuó hablando.
"¿Estás buscando a alguien más? ¿No a mí?"
"¿Y por qué debería buscarte a ti particularmente?"
"Ésta es la segunda vez que nuestros caminos se cruzan. Desde esa vez he sido incapaz de olvidar tu hermoso rostro."
Shalltear extendió una mano, y acarició suavemente su máscara.
"... ¿Tal vez te estás confundiendo de persona?"
Brain no sabía que decir. Por un momento se preguntó si era la misma persona, pero de inmediato abandonó esa idea. Era ella. No podía ser otra.
A pesar de la máscara, estaba absolutamente seguro de su identidad. Sólo una persona en el mundo sonaba así, y para Brain, esa persona era Shalltear.
(... ¿Así que está diciendo que es una molestia recordar a una insignificante hormiga?)
Si no lo estaba provocando, si Shalltear realmente no lo recordaba, entonces eso debía significar que ella no tenía el más mínimo interés en él. Para un ser sobrecogedoramente poderoso como Shalltear, no se trataba de arrogancia o de sobreestimar sus propias habilidades.
"No... Me disculpo. Tal vez... es posible. Sí, ésta es la primera vez que nos conocemos."
"¿Entonces, es así realmente? Bueno, incluso si ahora entiendes eso, no hace ninguna diferencia. Tal vez lo más seguro sería simplemente matarte. ¿Deseas vivir? ¿O morir? Si te arrodillas ante mí y lames mis zapatos, podría satisfacerme lo suficiente como para cambiar de parecer."
"Perdona, pero creo que paso de eso."
Brain asumió un postura de desenvainado de espada al mismo tiempo que ralentizaba su respiración. La técnica que estaba usando era, por supuesto, Campo. Sin embargo sobra decir que, Brain sabía que era inútil contra Shalltear.
"Ahh..."
La estupefacta Shalltear agitó suavemente la cabeza.
"No entiendes la diferencia de fuerza entre nosotros, ¿no? Qué molesto..."
(En realidad, sí lo entiendo,) pensó Brain mientras la miraba.
Shalltear lo asustaba tanto que quería vomitar. Por lo menos eso sí lo entendía. Pero sabiendo esto, ¿por qué no huía?
Las comisuras de sus labios se movieron hacia arriba mientras reflexionaba sobre esa pregunta.
Si su corazón fuese un lago, entonces estaría perfectamente detenido y en calma. Incluso ante un ser que le hacía querer escapar a toda costa, él seguía logrando mantener su compostura. Esta calma era bastante desconcertante.
Shalltear avanzó despreocupadamente hacia adelante. Era como una repetición de la última vez, y seguramente el resultado sería la completa derrota de Brain. La suma total del trabajo de su vida, de su esfuerzo, dedicación y sueños, serían hechos pedazos con la despectiva facilidad con la que un niño rompe un juguete.
(Es verdad. Así es como será.)
Brain estaba aterrado.
Hasta ahora había experimentado incontables batallas, apostando su vida al filo de su espada. Sería muy vergonzoso admitir de pronto que tenía miedo a la muerte. Esta batalla se sentía como si se estuviera arrojando de un precipicio. Aun cuando podía reunía el coraje y la determinación para morir en batalla, no podía prepararse a sí mismo para cometer suicidio.
Sin embargo, lo extraño era que, el miedo humillante que había llevado consigo, desde el escondite de los bandidos, todo el camino hasta llegar a la Capital Real, estaba misteriosamente ausente.
De pronto, la espalda de cierto joven apareció en su mente.
Un joven mucho, mucho más débil que él, luchando desesperadamente por mantenerse firme mientras temblaba en medio de un torrente rugiente de sed de sangre
Y entonces, Brain rió.
El viejo había dicho que algunas veces los humanos podían demostrar un poder inesperado, pero Brain sabía que era imposible para él.
Él no era como ese joven, que daría todo lo que tuviera por la princesa a la que servía, y tampoco era como Gazef, que podía ofrecer su cuerpo y su vida por su rey y su país. Esos dos podían lograrlo, pero no él. Brain era un hombre egoísta que en lo único en lo que podía pensar era en cumplir sus propios deseos.
(Incluso si es así... ¿eh?, tal vez es de esta forma en la que saldo mis deudas con él, ganando tiempo para que pueda escapar.)
Dando un paso a la vez, Shalltear levantó su dedo meñique, acercándose a un ritmo anormalmente lento.
¿Se debía a que su percepción agudizada del tiempo hacía que pareciera como si éste se hubiera ralentizado para todos excepto para él? ¿O era simplemente que Shalltear se estaba moviendo así de lento para prolongar su miedo? Se sentía como si tratara de ambas cosas, y Brain sonrió con pesar.
(Sí, así es como es ella.)
A pesar de que sólo se habían conocido por unos cuantos minutos, Brain sentía que la comprendía mejor que a cualquier otra mujer a la que hubiera conocido jamás.
(Dos pasos más, eh... dos pasos antes de que entre en el rango de mi espada...)
Quería escapar, pero más que eso, no quería soltar el arma en sus manos. Había vivido toda su vida sosteniendo una espada. Tal vez era apropiado que terminara de la misma manera.
Brain encontró su respuesta. Con eso en mente, siguió la silueta de Shalltear con los ojos.
"He vivido toda mi vida... ¿para blandir esta espada?"
En ese momento, Brain despejó su mente. El enemigo era una existencia distante. No tenía energías para desperdiciarlas en pensamientos inútiles.
Brain usó Destello Divino. Era un arte marcial que ningún oponente humano podía detectar, ni qué decir defenderse de él.
Aun así, no podía tocar al monstruo ante él, ni siquiera combinando su Campo y Destello Divino.
A ese nivel, su oponente seguía siendo capaz de detener su ataque entre los dedos. Por lo tanto, Brain añadió una técnica más a la mezcla.
El rostro de Gazef Stronoff le vino a la mente.
Él había pensado que la próxima vez que se toparan, tendrían un duelo de una vez por todas. Sin embargo, luego de encontrarlo en la capital, había cambiado su manera de pensar.
Ahora, lo único que Brain sentía por su más grande enemigo no era más que camaradería; alguna vez un obstáculo que tenía que sobrepasar, ahora su mejor rival.
Ya había aceptado que moriría aquí y ahora.
(Tal vez sea demasiado tarde... pero gracias, mi más grande enemigo (querido amigo)...)
Con eso, su corazón se aligeró. Sin confusión, se permitió a sí mismo dejarse llevar. Incluso la vergüenza del pasado se había desvanecido.
"¡Aaaaaaaaaaa!"
Brain gritó como si fuese algún tipo de ave extraña. Le vino de lo profundo de su alma, llevando todo el poder de su ser.
Ejecutó un Destello Divino a una velocidad increíblemente rápida, apuntándolo en base a la información recibida del uso de su Campo. Pero no se terminó allí... luego del Destello Divino, continuó con otro movimiento.
Ese movimiento fue...
Cuatro ataques simultáneos con la espada.
Era la técnica de Gazef Stronoff, la misma con la que había derrotado a Brain Unglaus en el torneo de artes marciales en el que habían luchado por primera vez. Era un movimiento que Brain había admirado, incluso mientras se decía a sí mismo que sólo lo estaba aprendiendo e imitando para poder entender por completo a su oponente. Era una técnica que él había sellado con su odio y resentimiento.
Pero ahora, en este momento, liberado de toda limitación y dudas sobre sí mismo, Brain la usó sin vacilaciones.
"¡Corte Cuádruple de Luz!"
En realidad, el Corte Cuádruple de Luz tenía una debilidad enorme.
Ejecutar cuatro ataques simultáneos suponía una carga enorme para el cuerpo, y eso provocaría que el ataque se dispersara en diferentes direcciones. Ya que la precisión de esta técnica era baja, incluso su creador, Gazef, sólo la utilizaba cuando estaba rodeado de múltiples oponentes.
Aunque el Corte Cuádruple de Luz no generaba tantos ataques como el Corte Séxtuple de Luz, facilitaba la redirección de los ataques hacia el mismo oponente. Aun así, lograr que todos conectaran seguía siendo muy poco probable.
Este ataque desenfrenado no debería ser capaz de golpear a Shalltear Bloodfallen. Brain estaba muy seguro de eso.
Pero Brain poseía un arte marcial que Gazef no tenía. Era una técnica de apoyo que proveía un aumento de precisión dentro de su radio de acción: "Campo".
Los cuatro golpes descontrolados fueron corregidos a medio camino por la precisión sobrehumana del "Campo", siguiendo el camino que Brain había visualizado para ellos.
Los cuatro golpes superveloces acertaron con total precisión.
♦ ♦ ♦
Incluso un héroe, alguien que había sobrepasado a todos los otros humanos, habría tenido problemas al bloquear ese ataque. Los mortales, constituidos de carne y hueso débiles, ni siquiera serían capaces de reunir la energía suficiente para defenderse en su contra. Era un ataque inhumano.
Pero Shalltear Bloodfallen se encontraba por encima de la humanidad, de pie en una liga propia que nadie jamás podría aspirar a superar. Para alguien como ella, esos cuatro ataques simultáneos eran poco más que un caracol dando una caminata bajo el sol.
"Hmph."
Shalltear resopló ante él y su mano izquierda se movió más rápido de lo que el ojo podía ver. El sonido del chocar del metal resonó a través del aire nocturno. Lo que había sucedido era que el bloqueo simultáneo de los cuatro ataques los había combinado en un solo sonido.
Todos los cuatro golpes fueron repelidos, dejándola ilesa.
Shalltear encogió los hombros, riendo bajo su máscara. Su risa no estaba dirigida hacia el insensato guerrero ante sus ojos, sino hacia ella misma por haberle seguido el juego hasta ahora.
Pero entonces, en el instante siguiente, los ojos de Shalltear se abrieron como platos.
♦ ♦ ♦
En este momento, si alguien hubiera convertido la habilidad de ambos en datos y los hubiera comparado, indudablemente esa persona estaría aplaudiendo a Brain. En efecto, era un milagro, como el sol saliendo desde el oeste, una escena que inspiraría admiración y respeto en las personas.
♦ ♦ ♦
"... ¿Eh?"
Ante sus ojos, la uña de su dedo meñique había sido ligeramente acortada. Era una imperfección minúscula de menos de un centímetro.
Shalltear examinó la situación actual. El lugar en el que había sido cortada era el mismo que había usado para repeler todos los ataques.
Ahora que lo pensaba, esos cuatro ataques habían sido realizados en pares de dos, uno por encima y otro por debajo. Se habían cruzado en el lugar en el que Shalltear los había interceptado.
"... ¿Era esto lo que querías conseguir?"
"Kuh- ¡Ajajajaja!"
De pronto, el hombre frente a ella comenzó a reír. ¿Estaba loco? se preguntó Shalltear. Pero no se sentía que fuese así. Lo más probable era que, reía de todo corazón porque había logrado cortar la punta de su uña, pero ella no lo entendía. ¿Y qué si había logrado hacerlo?
Las uñas y dientes de Shalltear eran armas naturales, así que usar habilidades especializadas en destrucción de armas para romperlas era técnicamente posible. Sin embargo, simplemente crecerían de nuevo con la aplicación de magia curativa, y eran más fáciles de destruir que armas de un nivel similar. Eso era todo lo que eran. Eran inferiores a objetos mágicos de clase Divina como la Lanza Spuit.
Por lo tanto, Shalltear no podía entender el porqué de la risa de este hombre.
Cortar un fragmento de su uña no cambiaría nada. Shalltear miró los otros cuatro dedos de su mano izquierda. Aun si la uña de su dedo meñique había sido cortada ligeramente, seguía siendo suficiente para hacer pedazos el cuerpo de un humano.
"... Así que, haber podido cortarla significa que aprobaste, ¿eh?"
Los ojos del hombre se abrieron, y su alegría se hizo más intensa.
"Estoy muy agradecido contigo por ese elogio. Mi espada... mi vida, no ha sido un desperdicio, después de todo. ¡Al final, pude lograr progresar un poco hacia la cima!"
Sin embargo, no se había tratado de un elogio. Shalltear simplemente se estaba burlando de él.
Aun así, ella podía sentir que los sentimientos del hombre eran sinceros. En otras palabras, realmente se regocijaba de haber sido capaz de cortarle una uña.
¿Es que se le habían aflojado los tornillos? Ahora que lo pensaba, él había balbuceado muchas bobadas cuando se habían conocido al principio. Con todo, hacía que se sintiera incómoda, así que lo mejor sería matarlo rápido.
Con eso en mente, Shalltear dio un paso al frente y...
...Y sintió el llamamiento de batalla de Demiurgo.
Shalltear sabía lo que significaba. Sin querer, miró a la distancia, pero no pudo sentir cierta presencia.
"¿Se debe al efecto del anillo del Amo?"
Uno de los anillos que Ainz usaba podía ocultarlo por completo de todo tipo de magia de tipo adivinación. Normalmente era distribuido a todos los Guardianes, pero también podía borrar la presencia del gobernante de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.
Con una sensación de pesar por no haber podido sentir a su amo, Shalltear volvió la cabeza, y descubrió que el humano con un tornillo suelto se había esfumado.
(¡Ah! ¡Me olvidé por completo de ese tipo extraño!)
Luego de una rápida inspección alrededor, Shalltear descubrió que el hombre le había dado la espalda y estaba ocupado saltando hacia un callejón. Debía de haber hecho su jugada mientras ella estaba distraída.
(No hay forma de que un simple mortal pueda escapar ileso de mí.)
Si ella usaba magia para ralentizar el flujo del tiempo, podría darle alcance antes de que tocara el suelo siquiera. Sin vacilaciones, Shalltear usó su hechizo.
"¡Acelerador de Tiempo!"
El aire se sentía espeso y viscoso al mismo tiempo que Shalltear lo atravesaba a velocidades increíbles, dirigiéndose al lugar en el que el hombre aterrizaría. Mientras bajaba, observó la postura del hombre mientras descendía con lentitud glacial. Aunque no podía dañarlo directamente mientras el hechizo estuviera en efecto, seguía siendo capaz de tenderle una emboscada y hacer otros preparativos.
(Da lo mismo, abriré los brazos y lo recibiré mientras cae. Seguramente un hombre como él se regocijará de recibir el abrazo de una belleza curvilínea como yo.)
Las comisuras de la boca de Shalltear se levantaron mientras pensaba en la expresión que podría ver en el rostro del hombre. Mientras aterrizaba en el suelo, justo antes de que terminara el hechizo, sintió otra presencia en las cercanías.
(... ¿Qué es esto?)
Era un joven en una armadura blanca de cuerpo entero junto a un hombre que daba la impresión de ser un ladrón.
♦ ♦ ♦
Brain aterrizó en el callejón y miró hacia arriba, pero Shalltear ya no estaba allí.
(¿No me persiguió? No, eso no puede ser, ¿qué tal si quiere que la guíe hacia los otros, como la última vez?)
Al principio no había planeado huir. Había pensado que sería más fácil ganar tiempo para Climb y el resto si escapaba a tierras más bajas.
Todas las acciones de Brain habían sido para permitirle escapar a Climb. A eso se debía que hubiera montado toda esta farsa de escapar.
Pero mientras corría, descubrió algo que no debería haber estado allí. Ese algo era Climb y el ladrón, haciéndole gestos con la mano.
(Cómo puede ser que-)
La mente de Brain se llenó de emociones: ira intensa y frustración.
Con el rostro distorsionado por la rabia, corrió hacia ambos, los tomó del cuello y siguió corriendo. Esto era obviamente más lento que si corría él solo, pero Brain no estaba lo suficientemente calmado como para tener eso en cuenta.
Después de haber corrido una cierta distancia, y luego de revisar repetidamente detrás de él para asegurarse de que Shalltear no los hubiera alcanzado, estrelló a Climb contra una pared cercana. Ya que Brain no había pensado en controlar su fuerza, Climb prácticamente rebotó contra la pared.
"¡¿Por qué? ¿Por qué no escaparon?!"
Aunque sus emociones estaban a punto de estallar, Brain seguía teniendo la suficiente claridad mental para no gritar en alto.
"Eso... eso fue porque..."
Brain tomó nuevamente a Climb.
"¡¿Qué es lo que dices?! ¡¿Estabas preocupado por mí?! ¡Claramente les dije a los dos que escaparan! "
"Espera, espera, espera, no sé qué sucedió, pero en aquel momento, lo único que dijiste fueron unas pocas palabras antes de salir corriendo. ¡La culpa no es sólo de Climb!"
Luego de oír al ladrón, Brain comenzó a calmarse. Era verdad que no les había dado ninguna explicación. Se obligó a respirar hondo.
"...Perdóname, Climb-kun. Parece que he enloquecido un poco."
"Ah, no tú también debes perdonarme, por no hacer caso a tus palabras."
"No, fue mi culpa, y lo siento de veras. Las cosas simplemente... ocurrieron."
"Oye, Unglaus-san, ¿qué fue lo que sucedió? Puede que no nos conozcamos de hace mucho, pero justo ahora, parecías una persona completamente diferente, como un novato que acaba de tomar la espada."
"Es muy peligroso que nos detengamos aquí. Se los diré una vez que nos movamos. Sólo digamos que encontré a un monstruo capaz de hacerle frente a Sebas-san."
Los tres avanzaron con cautela. Podría haber sido pura casualidad que no hubieran encontrado a los subordinados de Yaldabaoth mientras intentaban huir, pero las cosas sólo podrían terminar mal si continuaban contando con que esa suerte continuaría.
"Entonces... estás ileso, así que debe haber sido una victoria aplastante, ¿cierto? O... no, ¿lo solucionaste hablando?"
"No. Fue con la espada... le corté una uña."
Brain se llenó de alegría mientras lo decía. No había ninguna duda, él, Brain Unglaus, había cortado la uña del monstruo Shalltear Bloodfallen.
"Le corté la uña," repitió Brain. Estaba haciendo lo mejor que podía por controlar la desbordante alegría que manaba desde lo profundo de su corazón, pero aun así, prácticamente estaba temblando de la emoción.
"Ya... Ya veo. Cortarle la uña... supongo que hacerlo con una espada es bastante impresionante..."
El ladrón agitó la cabeza y tembló ligeramente.
"... Esa uña le pertenecía a alguien capaz enfrentar a Sebas-sama. ¿No crees que ella debía haber sido muy fuerte?"
"¿Es así? E, era de esperar de Brain Unglaus... "
Brain se esforzó por contener las emociones juveniles que sentía al ser bañado en elogios y agitó la cabeza para apartar de ella estas tontas ideas.
"Climb-ku-, no, Climb. Después de ver a Sebas-sama tú deberías saberlo, ¿cierto? Hay gente más fuerte que yo en todas partes. Incluso alguien como el Guerrero Oscuro Momon probablemente ya haya alcanzado el nivel de Sebas-sama también. Así que ten esto en mente, cuando te diga que corras, corre. Incluso si tratas de ayudar, sólo terminarás interponiéndote en el camino. Por favor prométemelo, la próxima vez, no cuestiones lo que digo y sólo hazlo."
"Lo... lo entiendo."
"Entonces está bien. Sirves a la Princesa, ¿correcto? Fue debido a eso que pudiste soportar la sed de sangre de Sebas-sama, ¿no? Entonces asegúrate de mantener en orden tus prioridades."
Brain le dio una palmadita en el hombro a Climb, y miró de vuelta en la dirección por la que habían huido.
(¿Por qué? ¿Por qué no me persiguió? ¿Hay alguna razón? Jamás imaginé encontrármela aquí. Podría ser que, ¿tiene relación con el distrito de almacenes?)
Brain recordó las palabras de Renner.
(¿Es posible que esté buscando el mismo objeto que él? Si es así, ¿eso no la convertiría en uno de los agentes de Yaldabaoth?)
Ya que un monstruo como Shalltear había aparecido, lo único razonable a hacer sería abandonar la misión y escapar de inmediato, pero, ¿Climb podría hacer eso? Ya que había oído el sermón de Brain, probablemente le haría caso y escaparía.
¿Y eso sería realmente algo bueno?
Obviamente estaba bien que estuviera preocupado por la seguridad de Climb, pero algunas veces las personas escogían arriesgar la vida en nombre de algo más, y haber recibido las órdenes de Renner en esta misión suicida era una de esas ocasiones.
Brain no sabía qué tipo de vida era la que Climb había vivido antes de ganarse su nombre, o cómo era que había servido a la Princesa Dorada después de eso. Aun así, Brain creía que no sería prudente interferir innecesariamente con la determinación de Climb de llevar a cabo las órdenes de Renner.
Brain llevó a un lado al ladrón, y le habló luego de asegurarse de que Climb no podía oírlos.
"Dime, ¿crees que fue una buena idea haber traído aquí a Climb? ¿No sería mejor asegurarnos de que regrese a salvo en lugar de completar la misión?"
"... Eres un viejo sentimental, ¿no?"
"Déjate de tonterías. Además, teniendo en cuenta que eres tú quien se ofreció de voluntario para esta misión suicida, creo que el viejo sentimental eres tú."
El ladrón se rió nerviosamente, y luego miró al joven confundido que los observaba a ambos.
"Cómo decir esto... Ver luchar tan arduamente a un chico como él me hizo recordar los días de mi juventud, aun si sólo fue por un momento. Creo que también entiendo qué es lo que sientes sobre esto. Incluso así..." Los ojos del ladrón se iluminaron con una convicción penetrante y brillante. "... Es el camino que él escogió. No tenemos derecho de apartarlo a la fuerza."
Brain suspiró.
"También me agrada el chico. Estoy bastante seguro de qué es lo que siente por la princesa, a juzgar por la mirada en sus ojos y por la forma en la que reacciona cuando está en peligro. Es un gran chico, ¿no? Tiene un deseo insensato y absurdo en el corazón. Debido a eso... es como un ladrón que ha puesto los ojos sobre el tesoro más valioso del Reino. "
"Es verdad. Podría morir de todas maneras, pero al menos será su elección."
Con eso, Brain tomó una decisión.
"Entonces, lo mejor será darnos prisa. No sabemos cuándo podría alcanzarnos Shalltear."
Parte 2
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:38
Los aventureros del palacio se retiraron más allá de la barricada hacia la retaguardia. Los guardias que dejaron atrás tenían órdenes de defender el frente hasta que los aventureros curaran sus heridas.
Una vez que los aventureros atravesaron la abertura en la barricada, ésta fue inmediatamente cerrada nuevamente con tablas y otros escombros.
No quedaba nadie más pasando la barricada. Eso significaba que ahora éste era el frente.
Mirando hacia atrás, los guardias podían ver a los golpeados aventureros mientras cojeaban hacia la retaguardia. Marcas recientes de garras y quemaduras adornaban sus armaduras, al igual que lo hacían las salpicaduras de sangre fresca.
Más atrás de allí se encontraba la muralla de fuego ardiendo en el fondo. Habían penetrado cerca de 150 metros dentro del territorio enemigo. En efecto, a juzgar por el miedo que la alguna vez familiar capital había inspirado en ellos, se sentía como un mundo extraño y ominoso; ciertamente era territorio enemigo.
Los aventureros habían dedicado tiempo a destruir las casas circundantes y a arrancar parte de ellas para construir una barricada. Los guardias habían pensado que sería un obstáculo útil, pero ahora parecía débil e insignificante. Parecía que se derrumbaría ante la primera señal de oposición seria.
"Estará bien. Los demonios no están persiguiendo a los aventureros. El enemigo ha optado por no atacar, sólo están reforzando sus defensas. No habrá problemas. No atacarán."
Alguien más estaba repitiendo esas palabras una vez más. Estaban destinadas a ocultar su ansiedad y representaban su deseo de regresar vivo a casa. El hombre repitió la plegaria a su Dios.
Había cuarenta y cinco hombres apostados en la barricada. Llevaban lanzas y armaduras de cuero. Entre ellos estaba un hombre con yelmo, Bona Ingray. Él era uno de los muchos capitanes de guardia que se habían movilizado esta noche.
Aunque tenía el título de capitán, en realidad no era diferente a los otros guardias. Su físico no era nada extraordinario, y su mente tampoco era particularmente aguda. Los guardias más jóvenes eran más fuertes y rápidos que él. Había obtenido su posición simplemente porque había servido de guardia hasta los cuarenta, y porque no había nadie más que la ocupara.
Su cara había palidecido, y sus manos apretaban la lanza con tanta fuerza que las puntas de sus dedos se habían vuelto blancas. Mirándolo más de cerca, se podía ver que sus piernas estaban temblando. La única razón por la que su mirada estaba fija hacia el frente era porque no quería ver alguna cosa horrible. Su postura poco fiable en extremo lo único que hacía era incrementar la intranquilidad de los guardias.
Por otra parte, era de esperar, teniendo en cuenta que ésta era la primera vez que apostarían sus vidas en una batalla.
Cada año el Reino luchaba contra el Imperio, enviando tropas a las Planicies Katze. Pero la tarea de los guardias era la protección de la ciudad, y por lo tanto no eran enviados al frente. Debido a esto, la posición de guardia de la ciudad era codiciada por aquellos ciudadanos que no deseaban luchar contra el Imperio. Pero ahora...
Ellos tenían mucha experiencia lidiando con las disputas entre campesinos borrachos, pero no había habido jamás un caso en el que tuvieran que luchar hasta la muerte. Era por eso que su temor se incrementaba incluso más. La única razón por la que lo soportaban y no huían era porque sabían que huir sería un pecado imperdonable.
Incluso si por alguna razón terminaban absueltos, seguirían siendo culpables de no proteger adecuadamente la ciudad, que era la única razón por la que no habían sido enviados al frente. Si fallaban en hacer eso, seguramente serían obligados a ir al frente durante la siguiente guerra con el Imperio.
"Renunciaré a mi trabajo de guardia si logro sobrevivir esto."
Bona refunfuño en voz baja para sí mismo, y muchos de los que los rodeaban estuvieron de acuerdo con él.
"¿Todavía recuerdas qué fue lo que dijeron los aventureros?"
"¿Hablas sobre qué hacer si encontramos Perros Infernales, Grandes Perros Infernales, Demonios Observadores y Enjambres Demonio?"
"Así es. ¿Alguien sabe algo sobre combatir demonios? Especialmente sobre sus puntos débiles, en qué son malos, ése tipo de cosas."
Nadie respondió; estaban demasiado ocupados mirándose el uno al otro.
La expresión de Bona transmitía cuán inútiles pensaba que eran sin necesidad de palabras. Cuando vio descontento en el rostro de uno de los otros, apartó la mirada y golpeó la culata de su lanza contra el suelo.
"¡Maldición! ¿Es que esos aventureros no podían explicarlo mejor?"
Los aventureros que habían compartido sus conocimientos con los guardias habían estado gravemente heridos y estaban replegándose tan rápido como podían. Apenas alcanzaron a decirles el nombre de sus enemigos, ni que hablar del aspecto que tenían o de cómo luchar contra ellos.
Sin embargo, culpar sólo a los aventureros por esta situación sería ser demasiado duro con ellos. No había una comunicación adecuada entre los guardias y los aventureros, y como resultado la cantidad de información que se compartía era baja. De hecho, también se podía culpar a los mandos superiores por haber formado una línea defensiva compuesta de guardias que no sabían nada. Además, no todos los guardias estaban desinformados sobre los demonios. Bajo circunstancias diferentes, alguno de ellos podría haber logrado obtener algo de información sobre el enemigo.
Uno de esos batallones de guardias había enviado a algunos de sus miembros a ayudar a los aventureros que se alejaban en retirada, y en el proceso se habían enterado de mucho.
Este grupo, sin embargo, no lo había hecho porque su líder estaba congelado por el miedo y ni si quiera se había volteado a mirar a los aventureros en retirada, y desde luego no quería brindar apoyo a los aventureros para no reducir el número de tropas defendiendo la barricada.
"¡A ellos les pagan más que a nosotros por el mismo trabajo! ¡Ellos deberían luchar más arduamente! ¡Hasta la muerte!"
Muchos hombres asintieron cuando Bona gritó.
"¡Nuestras vidas también están en juego! ¡Esos tipos no deberían estar huyendo y dejándonos todo a nosotros!"
Bona gritó hacia los guardias cercanos. Los que se encontraban más lejos lo miraban fríamente, mientras que los que estaban más cerca a él le respondían a gritos la molestia que también sentían contra los aventureros.
"¡Están aquí!"
Ante el sonido de las voces de los vigías, Bona se veía como si hubiera sido estrangulado.
Las figuras de los demonios acercándose a zancadas desde la calle ensombrecida ocuparon por completo las miradas de todos.
A la cabeza se encontraba un demonio que parecía ser un cruce entre hombre y rana. Su piel era de un amarillo ictérico, resplandeciendo con una cobertura pegajosa y brillante. Su cuerpo estaba cubierto de enormes bultos por todos lados, que daban la impresión de ser rostros humanos apretados contra su piel desde el interior.
Se abrió una boca capaz de tragarse a un hombre de un sólo bocado, y una lengua anormalmente larga comenzó a saborear el aire.
Alrededor de él, estaban los Perros Infernales, como si estuvieran esperando por sus presas.
Después estaban unos demonios que parecían seres humanos desollados y cuyos músculos habían sido pintados con algún tipo de líquido negro y alquitranado.
Había 15 Perros, un demonio de cuerpo hinchado cubierto de rostros, y seis de los demonios desollados.
"¡Hay demasiados!" gimió Bona como si fuera el tañido de una campana. "¡No podemos detenerlos! ¡Corran!"
"¡Maldita sea!" resonó una furiosa respuesta. "¡Cierra la boca!"
Ignorando los gemidos de desesperación de Bona, los guardias miraron a sus camaradas, la tensión cubriendo sus rostros.
"¡Escuchen! ¡Todo lo que tienen que hacer es pincharlos con el extremo puntiagudo! ¡Nuestro trabajo no es matarlos! ¡Es ganar tiempo! ¡No es difícil! ¡Todos vamos a lograrlo!"
Vamos a lograrlo. Algunos repitieron el grito, y luego fue repetido por otros.
"¡Claro que sí! ¡Vamos!"
Incluso los guardias de rostros aterrados tomaron sus lanzas y se unieron a las filas.
"¡Tú también únetenos!"
Alguien tomó a Bona y lo arrastró a su lugar. No había tiempo para juegos.
Las bestias demoniacas aullaron, y comenzaron a destruir la barricada a una velocidad increíble. Los guardias los atacaban con sus lanzas por entre los espacios cada vez más grandes de la barricada.
Los gemidos de dolor de los Perros Infernales se elevaron alrededor de ellos. Las bestias demoniacas que no habían sido apuñaladas huyeron rápidamente del lugar. Aullaban lastimosamente mientras rondaban al rededor de la barricada, como si estuvieran evaluando la situación.
Algunos de los guardias más serenos empujaban sus lanzas a través de las brechas hacia los Perros Infernales más cercanos, ahuyentándolos con eso.
Lentamente, las expresiones de los guardias comenzaron a animarse.
Los demonios en el fondo tenían sonrisas desagradables, y los guardias seguían intranquilos porque no sabían qué era lo que los demonios harían. Sin embargo, dejar pasar el tiempo de esta forma también era bueno. Después de todo, su trabajo no era derrotar a los demonios.
"¡¿Q-Qué rayos?!" gritó uno de los guardias mientras observaba lo que sucedía frente a él.
El enemigo había formado una fila ordenada, lejos del alcance de las lanzas.
Esto era completamente diferente al ataque salvaje de hace un momento. Los guardias comenzaron a inquietarse. Si hubieran sabido qué era lo que tramaban los Perros Infernales, tal vez habrían cambiado su formación o habrían hecho algo al respecto. Como estaban las cosas, todo lo que podían hacer era empujar sus lanzas por entre las brechas.
Pero justo cuando pensaban que eso era todo lo que tenían que hacer, las bestias demoniacas abrieron las fauces, tanto que parecía que se habían dislocado. Al interior de sus gargantas se podía ver algo rojo.
Chorros de fuego carmesí fueron disparados al unísono hacia la barricada, envolviéndola toda en llamas. Los ojos de los guardias no podían ver otra cosa más que fuego.
Aunque el fuego era intenso, de todas formas no podía consumir la barricada en pocos segundos. Sin embargo, esto no hizo mucha diferencia para los guardias al otro lado.
Los alrededores de cubrieron de gritos. Algunos tenían los ojos quemados y otros los pulmones y la garganta por haber inhalado las llamas. Al final, todos cayeron como moscas. Los únicos guardias que sobrevivieron fueron los que se encontraban a los lados, ya que los del centro habían dejado de respirar luego de ser consumidos por el fuego.
"¡E-estamos perdidos!"
Las palabras que nadie quería pronunciar escaparon de la boca de Bona. Sus movimientos a partir de ese momento fueron notablemente rápidos, mientras arrojaba su lanza y se deshacía de su yelmo, todo para poder huir más rápido.
Los guardias que quedaban estaban atónitos. Ellos habían pensado en retirarse, por supuesto, pero ninguno se había aferrado a la idea por completo al igual que él.
Bona corrió con una velocidad que para un ser humano sería difícil de seguir. Los guardias sobrevivientes miraban boquiabiertos mientras la espalda de Bona se desvanecía en la distancia.
Sin embargo, su huída fue interrumpida abruptamente por un demonio cayendo desde el cielo.
El demonio de cuerpo hinchado voló sin alas, y aterrizó directamente sobre la espalda de Bona, produciendo un crujido parecido al de las ramas secas al romperse.
Bona gritó de dolor. Aunque podría haberlo matado con facilidad, el demonio no lo hizo. Sin embargo, definitivamente no se trataba de piedad.
El demonio abrió la boca y se tragó entero a Bona. Su dilatada barriga se mantuvo casi del mismo tamaño incluso después de comérselo... no, había una nueva hinchazón, con un rostro humano en ella.
Aunque era difícil de ver, parecía que le pertenecía a Bona.
A pesar de que el sonido de la barricada siendo destruida llegó a sus oídos, los guardias no se movieron. Y se suponía que era un obstáculo; contra los demonios, no era más que un montón de cerillas.
Los demonios que atravesaron la barricada rodearon a los guardias. Un grito ahogado vino de entre ellos, ya que sabían que definitivamente morirían en este lugar.
Fue respondido por la risa de los demonios burlándose de la insensatez de estos humanos.
Uno de los guardias miró hacia arriba, orando para que su dios lo salvara. En su lugar, vio algo extraño en el cielo nocturno.
Pudo ver a un grupo de gente de apariencia extraña, volando hacia ellos por el aire. Dos de ellos sostenían a un tercero, que usaba una armadura negra azabache de cuerpo completo. Estaba envuelto en una capa carmesí y sostenía una espada gigantesca en cada mano.
"Arrójenme."
Aunque parecían estar muy lejos, la voz pudo oírse claramente en la distancia.
Los dos que volaban sosteniéndolo lo soltaron. El guerrero oscuro aceleró, como si hubiera sido impulsado hacia abajo por una fuerza desde atrás, describiendo una trayectoria parabólica que terminó a mitad del camino. Resbaló por el suelo como si no hubiera fricción, logrando detenerse únicamente luego de decapitar a un Perro Infernal que encontró al pasar.
Ambos bandos se detuvieron para observar esta entrada exageradamente dramática. El silencio era ensordecedor.
"Soy el aventurero Momon. Retrocedan. Yo me haré cargo."
Al principio, los soldados fueron incapaces de comprender qué era lo que guerrero de la oscuridad les acababa de decir. Entonces, los aullidos de varios de los Perros Infernales los trajeron de vuelta a la realidad. Él era el salvador que necesitaban.
"Perros Infernales... ¿esos son todos? ¡Ni siquiera el doble sería suficiente!"
Los Perros Infernales saltaron de todos lados hacia el guerrero oscuro. En segundos lo habían rodeado, formando una barrera de la que no había escape.
Incluso si intentaba desviar sus ataques con la espada, sería hecho pedazos por los Perros Infernales que lo rodeaban. Incluso si intentaba matar directamente a los atacantes, sería atacado hasta morir por el resto de las bestias. Recibir el impacto del salto de un Perro Infernal arremetiendo contra él le haría perder el equilibrio y lo dejaría incapaz de defenderse contra los ataques subsiguientes.
Era una estrategia brutal que aprovechaba la superioridad numérica para ganar.
La angustia en el rostro de los guardias era natural, pero ninguno de ellos sabía lo que era el verdadero poder.
La espada gigantesca cortó, y un poderoso viento le siguió el paso.
Todos los presentes habían quedado enmudecidos.
Había sido un solo movimiento de su espada. Como mucho una persona normal sólo habría sido capaz de matar a un sabueso. Sin embargo, así como el portador de la espada no era un simple humano, ese golpe no había sigo algo que un simple humano hubiera podido realizar.
Ese único golpe atravesó a cuatro de los Perros Infernales aparentemente invencibles que los guardias no tenían esperanzas de derrotar.
Momon giró aprovechando la fuerza de su golpe, aunque había perdido ligeramente el equilibrio porque había usado toda su fuerza. Todavía quedaban otros Perros Infernales, y ahora parecía imposible que pudiera evadir sus ataques.
Aunque usaba una resistente armadura de cuerpo completo, los Perros poseían dientes afilados, y garras que podían desgarrar el acero. No había ninguna manera de salir ileso después de haber sido atacado por tantos Perros Infernales.
Los guardias imaginaron al aventurero que había venido a salvarlos recibiendo innumerables heridas.
Sin embargo, eso había sido presumir demasiado.
Momon no intentó recobrar el equilibrio, sino que giró con el impulso. La capa carmesí ondeó como un ciclón de fuego. Con pasos elegantes, que casi daban la impresión de que bailaba, Momon caminó con ligereza sobre el suelo, mientras sus espadas giraban en un golpe horizontal de izquierda a derecha, rugiendo mientras avanzaban.
Los Perros Infernales restantes fueron cortados por la mitad, sus cuerpos empujados lejos a la distancia por el poder de sus golpes. Cualquier Perro Infernal capaz de moverse aún ya hacía mucho que se había marchado.
"Con sólo... ¿con sólo dos golpes?"
Los murmullos de los guardias representaban las palabras en sus corazones. O más bien, después de presenciar la majestuosidad de este despliegue, no tenía nada más que decir.
"Lo siguiente... un Devorador y Demonios Observadores, eh. Qué oponentes insignificantes."
Luego de susurrar para sí mismo, Momon se dirigió hacia los demonios. No había preocupación en sus pasos. Era como si estuviera dando un paseo en el parque. Normalmente los guardias le habrían pedido que se detenga, pero después de ver su destreza, nadie podía pensar siquiera en hacerlo.
Lo único que unos simples mortales podían hacer era observar la espalda de un gran guerrero mientras éste se dirigía a hacer su trabajo.
Incapaces de soportar la presión transgresora proveniente del hombre que se acercaba tan tranquilamente, los Demonios Observadores rugieron y saltaron hacia él.
Hubo un destello de luz y las partes desmembradas de sus cadáveres volaron por todos lados.
Momon no había reducido el paso ni por un segundo. Continuaba caminando, como si los Demonios Observadores no hubieran existido, con una facilidad tal que parecía que caminaba solo en alguna tierra deshabitada.
"...Increíble."
Como reaccionando a las palabras del guardia, el Devorador abrió sus fauces. Era como las mandíbulas de esas serpientes que al abrirlas podían tragarse enteras a sus presas. En sus profundidades, se podía observar los destellos de las llamas ardiendo al interior. Las expresiones atormentadas de los rostros que sobresalían sobre su cuerpo se hicieron más intensas, y suyos fueron los gritos de las almas condenadas a un destino peor que la muerte.
El Devorador podía consumir las almas de sus víctimas y producir un gemido capaz de aterrorizar y matar a cualquier criatura viva.
Sin embargo, antes de que eso sucediera, tanto Bona como la cabeza del Devorador fueron cortados.
La espada arrojada atravesó su cuerpo al mismo tiempo que la cabeza caía al suelo.
"No hay problema si lo matas antes de que pueda gemir."
Con eso, Momon se acercó y desenterró la espada del cadáver.
En unas pocas desenas de segundos, había exterminado a los demonios que los guardias pensaban que serían imposibles de derrotar.
Los guardias gritaron. Era el sonido jubiloso de hombres a los que se les había otorgado un aplazamiento milagroso de la muerte.
Aunque bañado en elogios, Momon no se dio cuenta de eso y en cambio les habló con calma.
"...Después de esto, me dirijo a liderar el contraataque de los aventureros. Ustedes tienen que defender sus posiciones sólo un poco más. Bueno, supongo que ya que me encargué de estos tipos, el siguiente ataque no vendrá tan pronto. Nabe, Evileye, ya pueden venir a llevarme."
Las dos lanzadoras de magia descendieron del cielo para recoger a Momon. Mientras se elevaba en el aire, Momon se volvió para decirles una última cosa a los guardias.
"Voy a enfrentar al líder enemigo. Hasta entonces, por favor protejan a los civiles que tienen detrás. Estoy contando con ustedes, muchachos."
Los guardias suspiraron mientras veían a Momon alejándose volando del lugar.
Si un héroe como ése depositaba su confianza en ellos, entonces no habría ninguna queja en lo referente a defender este lugar con sus vidas.
"¡Oigan! ¡Reconstruyan la barricada! ¡Tenemos que estar listos para detener el avance del enemigo! ¡Ya nos preocuparemos una vez que sea destruida!"
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:44
Lakyus se encontraba a la cabeza del equipo de asalto formado por aventureros de rango mithril y orichalcum. Tina también estaba a su lado, y avanzaron juntas.
Antes de partir, Lakyus había considerado seriamente su posición. Nadie que fuera capaz de usar magia de resurrección debería estar al frente de la batalla. Sin embargo, la usencia de Lakyus provocaría una gran pérdida de su poder de combate. Ya que la prioridad era lograr que Momon llegara a salvo con Yaldabaoth, era lógico que Lakyus quisiera evitar quedarse en la retaguardia.
Habían evitado seguir la ruta que Momon había tomado, y en su lugar habían escogido una que conducía a una ubicación que poseía una barricada custodiada por guardias. Todo lo que vieron en el camino hacia el lugar fue calles teñidas de sangre, con trozos de carne desmenuzada esparcidos por todos lados. Por supuesto, la barrica había sido destruida a tal punto que para empezar no había ninguna señal de que alguna vez hubiera existido.
Para evitar hacer demasiado ruido, los aventureros se formaron en un grupo y avanzaron lentamente. Sin embargo, después de haberse movido unos treinta metros, doblaron una esquina y fueron rodeados por demonios.
Al inicio de la batalla, los aventureros, con su gran destreza de batalla, disfrutaban de una ventaja sobrecogedora en el combate, pero poco a poco, el equilibrio del poder comenzó a cambiar. Esto porque sus oponentes poseían una ventaja numérica que abrumaba las habilidades de combate uno contra uno que poseían los aventureros. Eran tantos que parecía como si todos los demonios en el área hubieran convergido en ellos.
"¡Aguanten! ¡Sigan luchando!" gritó Lakyus mientras activaba su magia de apoyo de grupo. Por supuesto, ninguno de los aventureros se retiraría. Ellos sabían cuán importante era esta batalla.
A diferencia de la tarea de Evileye, que era la de eliminar a la basura que intentara interponerse en el camino de Momon, la tarea que ellos tenían era presionar a los demonios y evitar que se dispersaran.
En ese sentido, luchar de frente contra tantos demonios era, en cierta forma, el mejor apoyo para Momon. Mientras más tiempo lucharan aquí, mayores serían las probabilidades de Momon de obtener la victoria.
Los gritos de guerra y el chocar del acero se fundieron en uno, y el sonido de los hechizos siendo lanzados y el de las habilidades especiales usadas, por ejemplo el Aliento de Fuego que incineraba los cuerpos humanos, se juntaron en una mezcla caótica.
Después de que Lakyus confirmó la situación, su rostro se contrajo. Las palabras de uno de los aventureros se le quedaron grabadas en la mente.
"Los demonios se han vuelto más fuertes."
¿Podría ser que habían abierto la puerta al mundo de los demonios, y habían invocado incluso a más demonios? ¿El muro de fuego era la frontera entre el este mundo y el otro? ¿Qué sucedería si dejaban continuar las cosas? Incluso si derrotaban a Yaldabaoth, ¿sería posible restaurar la paz en la capital? ¿Todo esto sería en vano?
"¡No tiene sentido seguir pensando en esto!"
Al gritar esto, las innumerables preocupaciones de Lakyus se dispersaron.
Si no hacía nada, nunca lo llegaría a saber. Por esa razón, Lakyus tomó su espada.
¡Disparo!
Una de las Espadas Flotantes que volaban junto a sus hombros, se elevó y salió disparada ante su orden. Con una velocidad que partió el aire, atravesó a un Perro Infernal que saltaba, justo a través de la boca, destruyéndolo sin dejar siquiera un cadáver detrás.
Mirando alrededor, Lakyus se dio cuenta de que habían sido rodeados. El avance que acababa de comenzar se había detenido, y ya que estaban rodeados por múltiples capas de enemigos, no había ninguna posibilidad de alivio. Lo único que quedaba por hacer era luchar.
La vanguardia se deshizo de sus armas rotas y tomaron sus repuestos. Los lanzadores de magia que se habían quedado sin mana en su lugar usaron sus pergaminos o varitas para lanzar hechizos. Estaban agotados pero tenían que continuar.
El anillo exterior de aventureros era de rango orichalcum, mientras que los de rango mithril defendían al centro a los heridos y a los lanzadores de magia que se habían quedado sin mana.
(Esto es malo... si sigue así, nos agotarán poco a poco y seremos derrotados. ¿Es que no lo han hecho aún? ¿Todavía no han derrotado a Yaldabaoth?)
Resonó un grito, y cuando Lakyus volteó la cabeza, vio a un guerrero que había sido arrojado al suelo por un demonio.
"¡Tch!"
Antes de que Lakyus pudiera moverse, Tina se lanzó hacia el demonio, llenando la brecha que se había formado.
El guerrero caído fue llevado por los otros aventureros. Era bueno que siguiera con vida, pero la situación seguía siendo muy mala. El hecho de que nadie estuviera lanzando hechizos curativos era una señal clara de que el mana de los sacerdotes que usaban magia divina se había agotado por completo.
(Tenemos que retroceder.)
Si sus líneas de defensa caían, serían aplastados en un instante. Lakyus no podía dejar que murieran así. Evaluó lo que podría suceder si Momon fuera a ser derrotado, y se dio cuenta de que tendría que ser muy cuidadosa con respecto a ello.
Retirarse cuando estuvieran agotados por completo sería extremadamente difícil. Lo mejor sería retroceder mientras aún tenían la fuerza para hacerlo.
"Retro-"
Justo cuando Lakyus estaba por dar la orden de retirada, quedó sin aliento al mismo tiempo que un nuevo demonio descendía del cielo.
De una altura aproximada de tres metros, su cuerpo musculoso estaba cubierto de escamas de reptil y la cola que tenía parecía una serpiente.
Su cabeza era un cráneo de cabra y sus ojos eran faros de un ardiente fuego blanco al interior de órbitas oculares negras y vacías.
En sus poderosos brazos, sostenía un mazo gigantesco.
Extendió las alas como de murciélago de su espalda. Al batirlas, envió una onda de aire congelante hacia adelante, y fue acompañada por una oleada de terror abrumador. Aunque les habían lanzado magia de resistencia al miedo por lo que no entraron en pánico, ésta era una clara demostración de poder de parte del demonio, que era más fuerte que cualquiera que hubieran encontrado hasta ahora.
El sudor fluyó como un río.
"...Esto es malo."
Con una amplia cantidad de mana y con los equipos de aventureros a pleno rendimiento, probablemente habrían sido capaces de derrotarlo. Si tan solo pudieran aprender más de su oponente y luchar con él después, definitivamente habrían triunfado, pero en este momento, ninguna de esas condiciones estaba presente. Evileye, que poseía muchos conocimientos y que podía usar magia poderosa, no se encontraba aquí. Gagaran, que podía defenderse de los ataques de sus oponentes y de inmediato aprovechar esa ventaja para contraatacar, no estaba aquí. Tia, que podía evadir hábilmente los ataques de sus enemigos y atacarlos con su ninjutsu, no estaba tampoco. Las únicas presentes eran dos personas agotadas.
Lakyus miró a Tina, que asintió para mostrarle que estaba lista para morir en este lugar. Lakyus apretó ambas manos alrededor de la empuñadura de Kilineyram y comenzó a avanzar hacia el demonio. En ese instante, un aventurero cercano de rango orichalcum le cogió el hombro y gritó.
"¡Nosotros lo retendremos! ¡Tú debes escapar!"
Viendo la mirada de sorpresa en el rostro de Lakyus, continuó hablando.
"Si estás viva, puedes usar magia de resurrección. Es por eso que debes regresar con vida, sin importar qué. ¡El resto de nosotros estamos contando contigo para que nos revivas! "
El hombre sonrió, su expresión llena de encanto masculino. Era una sonrisa adecuada para un aventurero de rango orichalcum como él. Los aventureros que lo rodeaban asintieron al unísono.
Cuando uno lo pensaba con calma, ellos tenían razón. En lugar de prepararse para morir, ella debía prepararse para vivir, para poder extender las vidas de los que caerían en la batalla.
"Los componentes materiales para un hechizo de resurrección son muy costosos. ¿Qué tal si nos das un descuento?"
"Oye, ¿no dijiste que querías ser el orgullo de la princesa o algo así?"
"¡Que lo paguen los malditos nobles! ¡Ciertamente tienen las monedas!"
Y así sin más, como si estuvieran yendo a un picnic, varios aventureros se separaron del amontonado grupo. No hubo discusiones, ni siquiera miradas a los ojos de los demás; simplemente se alejaron en sincronización perfecta para pararse frente al demonio.
Viendo la forma despreocupada con la que iban hacia sus muertes, Lakyus se mordió el labio y se dio la vuelta.
"¡Escapa con todas sus fuerzas! ¡Todo estará bien, siempre y cuando puedas escapar al final!"
Con eso, Lakyus se lanzó hacia las hordas demoniacas con Kilineyram en sus manos, confiándole el cien por ciento de su defensa a su armadura y a su magia. Abandonando la casi destruida línea defensiva, se preparó para labrar un camino carmesí a través de los demonios.
Se sentía como si estuviera siendo hecha pedazos, su carne atravesada por dagas, forzando a Lakyus a apretar los dientes contra el dolor que la asediaba. Desde un punto de vista distante, ella sabía que su cuerpo estaba casi al límite, así que usó un hechizo silencioso de curación. Aunque Lakyus tenía que sobrevivir este encuentro fuera como fuera, no podía hacerlo sin exigirse a sí misma al máximo.
¡Haaaaaa!
Lakyus concentró casi todo el mana que le quedaba sobre Kilineyram. Las estrellas en el cuerpo de la espada comenzaron a brillar con un resplandor sobrenatural, y también incrementó su tamaño.
"¡Superhabilidad! ¡ Mega Impacto de Espada Oscura!"
Con un corte horizontal, la energía negra fluyó al exterior en una enorme onda cortante. Los demonios de bajo rango fueron reducidos a átomos invisibles por la ráfaga explosiva de energía no elemental.
Estrictamente hablando, no era necesario ponerle un nombre al ataque, pero si funcionaba así, funcionaba así. Sin embargo...
"¡¿Aún... no es... suficiente?!"
Lo único que los ojos cansados de Lakyus podían ver era una verdadera pared de demonios de bajo rango. Aunque acababa de destruir a muchos de ellos con un solo golpe, la brecha que había abierto fue llenada nuevamente de inmediato.
¿Sería capaz de escapar? La inquietud de Lakyus comenzó a incrementarse de nuevo. Kilineyram había regresado a sus dimensiones originales.
En ese momento, Lakyus miró detrás de los demonios... un resplandor de metal, y el rugido de la voz de un hombre.
"¡Corte Séxtuple de Luz!"
Los seis cortes simultáneos atravesaron a las hordas demoniacas.
"¡Corte Séxtuple de Luz! ¡Velocidad del Viento! ¡Hnnn!"
Una vez más, siete demonios fueron atravesados como un cuchillo caliente cortando mantequilla. Ese filo hizo que Lakyus pensara en Filo de Navaja, la espada que podía cortarlo todo, y aterró a los demonios.
"¡Mátenlos a todos!"
Al compás de su furioso grito, un cerco de lanza se elevó detrás de Gazef.
Era imposible confundir el brillo de ese metal. Innumerables lanzas atacaron desde atrás de Gazef. Era la Guardia Real y los caballeros que defendían el palacio, una fuerza de cientos de soldados que parecía iban a inundar la calle.
Al ver que eran superados en número en más de dos a uno, la horda de demonios comenzó a flaquear.
Resonaron gritos de alegría, y los aventureros en malas condiciones comenzaron a retirarse cubiertos por los solados.
"Por qué, ¿qué hace Stronoff-sama aquí?"
¿No se suponía que él se quedaría atrás para proteger el palacio y a la familia real? Como en respuesta a las palabras de Lakyus, el rostro de Gazef miró hacia cierta dirección.
La mirada de Lakyus siguió la de él, y sus ojos se abrieron por completo. Había cuatro sacerdotes y cuatro lanzadores de magia arcana protegiendo a un anciano. Sobre su cabeza descansaba la corona que sólo una persona en el Reino tenía permitido usar. Su cuerpo, cubierto por una sólida armadura.
El Rey Ranpossa III.
Esta jugada era sumamente peligrosa.
Aunque su cuerpo estaba protegido por la armadura completa, los ataques de algunos demonios podían atravesar fácilmente el acero. Además, incluso si estaba protegido, los hechizos de área de efecto que abrumaran a sus protectores podían herirlo, y el rey seguía siendo una persona ordinaria, así que probablemente moriría si era golpeado con algún tipo de magia. Aun cuando se podía usar hechizos de resurrección en él, el rey seguramente sería incapaz de soportar la pérdida de fuerza vital que requeriría.
"Su Majestad declaró lo siguiente: '¿Están para proteger este castillo sin vida, o a mí?' Sólo puede haber una respuesta a eso. Es nuestro deber proteger el cuerpo del Rey. ¡Siendo así, éste es un campo de batalla en el que debemos luchar! ¡Adelante!"
Los soldados dejaron escapar un grito estremecedor, y avanzaron.
Una fuerza chocó contra la otra, pero justo cuando todos pensaron que la suerte había cambiado, el cuerpo de un aventurero de rango orichalcum voló por los aires, golpeando una pared cercana y dejando una brillante mancha roja.
"¡OOOOOOHHHHHHHHH!"
Como diciendo, "vengan por un poco también", el cuerpo del demonio gigante detuvo a los soldados en seco.
Había monstruos que no podían ser derrotados sólo con los números.
"¡Stronoff-sama! ¡Dame una mano!"
"Por supuesto."
La voz que siguió a la de Gazef hizo que los ojos de Lakyus se abrieran de par en par.
"Esperen. ¿No necesitan a una maravillosa luchadora para darles apoyo?"
"Y también a una excelente aspirante a ninja."
No había duda sobre esas voces. De todas maneras, Lakyus gritó con sorpresa, casi sin poder creer lo que oía.
"¡Gagaran! ¡Tia!"
Las dos caminaron lentamente frente a ella. Estaban equipadas por completo y listas para la batalla.
"Oye. Me he entumecido por todo este descanso, así que le pedí a Stronoff-san que me trajera con él. "
"Lista para luchar."
No debería ser de esta manera. Ella ya les había dicho que tenían prohibido luchar justo después de ser resucitadas. Normalmente, una persona tendría que mantener reposo absoluto e incluso así se sentiría agotada. A pesar de eso, ellas sabían lo importante que era esta batalla, y era por eso que se habían unido a la lucha.
Tener de vuelta a todas juntas era el mejor incentivo que podía recibir.
Lakyus oró con todo su corazón.
Oró por que Momon derrotara a Yaldabaoth, y que se deshiciera de los demonios de la capital.
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:46
"Lo veo."
Mirando al frente, se podía ver al demonio enmascarado de pie al centro de la plaza, sin hacer esfuerzos para esconderse. Aunque ella no podía ver las figuras de otros demonios, Evileye no era tan tonta como para creer que no estaban allí.
Luego de darse cuenta de que se acercaban, Yaldabaoth se dio la vuelta y les ofreció una elegante reverencia. Sólo podía haber un significado detrás de esto.
"Una trampa... ¿ahora qué, Momon-sama?"
"No importa qué es lo que aguarde por nosotros. Simplemente tendremos que aplastarlo."
"Así es."
El tono de voz de Momon ya no tenía su seriedad y formalidad originales, lo que probablemente se debía a que su viaje juntos había hecho que se familiarizaran más el uno con el otro. Con esto en mente, Evileye también comenzó a cambiar a una forma más casual de hablar. Si seguía ocultando su verdadero yo, cuando comenzaran a salir en serio, probablemente romperían enseguida. Así que, aunque revelar su verdadero yo podría ser demasiado apresurado, adoptar un tono más casual probablemente era una buena idea, pensó Evileye.
"Parece que está comenzando justo a tiempo."
Desde atrás, resonaron el sonido de los tambores y los gritos de batalla. Con el objetivo de garantizar que Momon pudiera luchar uno contra uno con Yaldabaoth, las tropas iban a comenzar su ataque. Ésta era la única oportunidad que tenían. Por lo tanto, no había otra forma de salvar la capital que no fuera derrotando a Yaldabaoth.
"Ah, parece que es así. Por lo visto llegó el momento de la batalla final. Momon-sama... déjanos los otros enemigos a mí y a Nabe. Debes concentrar toda tu atención en luchar contra Yaldabaoth."
"Entendido. En ese caso, ya que has llegado hasta aquí conmigo, cuando derrote a Yaldabaoth y regrese triunfante, ¿puedo confiar en que estarás de pie a mi lado? Nabe, por favor trabaja con ella. Espero que los tres podamos regresar juntos."
"Lo entiendo, Momon-san."
Los tres aterrizaron frente a Yaldabaoth. Evileye miró el lugar, y de una casa junto a la plaza, apareció una sirvienta.
Llevaba una máscara como la última vez que la había visto, con una expresión fija. Pero Evileye podía sentir el odio la sirvienta sentía hacia ella.
(Probablemente hay más de una.)
Yaldabaoth ya sabía quién era más fuerte entre ella y la sirvienta insecto. Ahora que su grupo tenía también a Nabe, una lanzadora de magia que podría ser capaz de rivalizar con él en poder, no había forma de que viniera sólo a la batalla. ¿Estaba planeando abrumarlos con el número de demonios, o había otro subordinado de un nivel comparable esperando tras bastidores? Ambas posibilidades hacían que Evileye sudara frío.
Después de esa sirvienta, aparecieron otras personas con máscaras similares a las de él.
Todas estaban usando uniformes de sirvienta extraños.
Y eran...
"...¡¿Cuatro?!"
Había un total de cinco personas con un poder de batalla comparable al suyo. La diferencia de poder de dos contra cinco era demasiada. Desde el comienzo parecía una batalla imposible de ganar.
"¡Maldición! ¡Subestimé a las fuerzas de Yaldabaoth!"
Si esto seguía así, se verían abrumadas por el peso de los números, y entonces las sirvientas irían a interferir en el duelo entre Momon y Yaldabaoth.
En una batalla igualada, incluso un poco de apoyo podía significar la diferencia entre la victoria y la derrota, justo como en la batalla contra la sirvienta insecto.
"Entonces les dejaré esas cinco a ustedes."
Diciendo esto, Momon tomó sus espadas, y caminó de manera natural hacia Yaldabaoth. Mientras su poderosa espalda se alejaba de ella, el corazón de Evileye se llenó de tristeza. Si tan solo pudiera perderse a sí misma en esa ondeante capa roja suya, eso despejaría todas sus inquietudes y frustraciones.
Evileye reprendió a la parte de sí misma que quería extender una mano hacia él.
Originalmente, ella había venido a este lugar con la determinación de morir. Aun si sus oponentes eran más fuertes de lo esperado, no podía hacer algo tan vergonzoso como rogar por ayuda. Y las palabras anteriores de Momon mostraban claramente lo mucho que confiaba en ella. Un hombre como él nunca sería tan insensible o cruel.
Ahora que lo pensaba, él definitivamente había dicho algo al darle la espalda. Si se trata de Evileye y Nabe, ellas seguramente serán capaces de retener al enemigo hasta que yo pueda ganar, fue algo así.
Una llamarada de fuego se encendió en las profundidades del corazón de Evileye.
"¡Entonces aquí voy, Dem... demonio!" Rugió Momon, y atacó a Yaldabaoth iniciando una feroz batalla. Para evitar que las otras dos se vieran envueltas, Momon presionó a Yaldabaoth, forzándolo lentamente a alejarse.
"Bueno, yo enfrentaré a tres y tu a dos, ¿qué te parece?"
"¿Estás segura? Tres también me parece bien."
"Hmph," se rió Nabe.
"Tu enfrenta a dos, yo enfrentaré a tres."
Evileye sintió que comprendía mejor la personalidad de Nabe, y sonrió.
Para ser más exactos, la impresión de Evileye de Nabe como rival estaba mejorando, siendo también una maga que podía estar al lado de Momon.
(Realmente, si sólo se tratara de Momon y Nabe, podría quitarme el anillo y revelar mi verdadera forma... Bueno, antes de eso debo regresar con vida.)
"Eres tan terca. Está bien, lo entiendo. Me encargaré rápidamente de estas dos, y luego vendré a ayudarte. Lucha como si quisieras vivir- ¿qué?"
Evileye tuvo la sensación de que todas las presentes, las cinco sirvientas y Nabe, la estaban mirando. Algo parecía fuera de lugar, como si ya lo hubieran planeado todo desde antes.
"No, no es nada."
Luego de esa fría respuesta, Nabe dio el primer paso hacia un lado.
"Entonces, aunque dije que me encargaría de tres de ellas, nuestras oponentes serán las que decidan a quién enviarán en contra nuestra."
Las que respondieron fueron la sirvienta insecto, la sirvienta de las dos trenzas, y la sirvienta de cabello rizado. Las que se quedaron con Evileye fueron la sirvienta de moño y la sirvienta de cabello largo.
"Me llamo Alfa. Ésta es Delta. Nosotras seremos tus oponentes."
"No me digas. Todo esto es bastante formal. Me llamo Evileye. ¡Yo seré la que las derrote a ambas!"
Evileye no había planeado prolongar la pelea hablando. Si hubiera pensado de esa manera, sus oponentes podrían haberse dado cuenta de ello y hubieran podido matarla instantáneamente. Tenía que ser paciente.
"Ya veo. Qué miedo."
El primer movimiento de Evileye fue activar su as en la manga. Era una habilidad especial que provocaba que la energía negativa que fluía a través de su cuerpo se sobrecargara e imbuyera cada uno de sus ataques con efectos de estado negativos.
"¡Aquí voy!"
Con un grito, Evileye dio inicio a su hechizo.
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:59
"No me subestimes."
Los cristales imbuidos de energía negativa salieron disparados hacia la sirvienta que se acercaba corriendo, Alfa. Éste era un ataque físico contundente y penetrante, y la energía negativa absorbería su fuerza vital.
Por lo menos, eso debería haber hecho. Sin embargo, Alfa siguió corriendo, sin dar señales de haber sido golpeada en absoluto.
"¡Kuh!"
Evileye se alejó hacia el cielo. El combate cuerpo a cuerpo era una muy mala idea para un lanzador de magia arcana. Incrementar la distancia entre ellas le daría más oportunidades de obtener la victoria.
Mientras flotaba hacia el cielo, algo rebotó ante sus ojos. Debía haber sido un ataque bloqueado por su Escudo de Cristal, pero al mismo tiempo, la brillante luz que envolvía su cuerpo comenzó a apagarse rápidamente.
Aunque el Escudo de Cristal podía neutralizar ataques bastante poderosos, tendría que tener mucha suerte para que le arrojaran únicamente cosas que su Escudo de Cristal podía negar por sí mismo. El Escudo de Cristal sólo funcionaba contra ataques por debajo de cierto nivel, y era completamente inútil para cualquier otra cosa más.
"¡¿Otra vez?!"
La que usaba armas de larga distancia era la sirvienta en la retaguardia, Delta. Ella le había disparado a Evileye cuando estaba volando hace un momento.
"¡Hah!"
El espíritu de Alfa se encendió mientras se lanzaba hacia ella, haciendo que Evileye chasqueara la lengua.
Normalmente, Evileye no tomaría en serio a nadie que viniera hacia ella con los puños en alto, pero eso era sólo la arrogancia que sentía contra los seres insignificantes que siempre habían estado por debajo de ella. Poco después de luchar contra Alfa, Evileye estaba plenamente consciente de ello; Alfa realmente era una oponente aterradora. Cada vez que Evileye intentaba poner distancia entre ellas, su oponente se acercaba blandiendo los puños, a una velocidad varias veces más rápida que la de ella. Si era golpeada directamente sin la protección de su barrera, sería destruida.
Si aún estuviera con Gagaran y Tia, no habría sido tan descuidada. Ahora, Evileye sentía como si estuviera caminando en una cuerda floja.
Lo que más le molestaba era la coordinación perfecta que tenían. El trabajo en equipo podía incrementar por mucho el poder de batalla de los aventureros. En este momento, sus dos oponentes le estaban dando una lección modelo de cooperación.
"¡Mierda! Cómo es que los demonios puedes trabajar tan bien juntos... ¡qué diablos!"
No tengo derecho de decir eso, pensó Evileye. Las otras en su grupo eran humanas, pero ella era no-muerta.
Con el resonar de un gang, el Escudo de Cristal protector se hizo más delgado. Un golpe más y sería atravesado.
Evileye maldijo tratando de alejarse de Alfa, que tenía la intención de perseguirla y golpearla. Aunque el cuerpo de Evileye era superior al de un humano normal en virtud de ser una vampira, las habilidades físicas de Alfa eran incluso mejores que las de ella. La única razón por la que Alfa no la había atrapado aún se debía por completo a su hechizo de Volar.
Usar magia requería de concentración, durante la cual el cuerpo no podía moverse. Como resultado, era muy difícil tener que retroceder constantemente. El movimiento interrumpía la sensación de equilibrio y hacía que fuera difícil concentrarse. Era por esto que los lanzadores de magia permanecían quietos para lanzar sus hechizos. Debido a esto, Evileye había escogido usar Volar para mantener la distancia sin tener que interrumpir su concentración, y de esa forma luchar una batalla en movimiento. Eso no era nada especial en sí mismo; cualquier lanzador de magia capaz de usar Volar había dominado esa táctica. Qué tan bien lo hacían era una cuestión de talento, pero siendo una vampira, Evileye tenía la habilidad natural de volar y 250 años de experiencia para haberla dominado.
Incluso así, le costaba escapar de Alfa. Y aunque en la gran plaza podía esquivar a un oponente moviéndose en círculos, había dos oponentes.
Se oyó otro gang, y la barrera que la protegía fue destruida por completo.
Era difícil de creer que había algo que podía romper el Escudo de Cristal en tres golpes, pero no había nada que hacer al respecto.
"Campo de Arena - Todos"
Las partículas de arena se dispersaron por todos los alrededores. Aunque Delta estaba muy lejos para alcanzarla, Alfa fue atrapada por completo en el área. Ya que podría afectar a sus camaradas, este hechizo era inútil en una batalla en grupo. Cualquier oponente al interior de su área de efecto sería inmovilizado, y también cegado, silenciado y confundido. Además de eso, debido a la carta del triunfo de Evileye, la arena estaba imbuida con energía negativa que absorbería la fuerza vital.
Este hechizo del 5to nivel era de su propia creación. Era una de las cartas del triunfo más fuertes que Evileye tenía bajo la manga.
Sin embargo, no detuvo a Alfa, ni tampoco daba la impresión de que hubiera recibido daño alguno.
"¡¿Pero cómo?!"
¿Es que era inmune a la inmovilización y a la energía negativa?
"¡Mereces ser elogiada por eso! ¡Qué magnífico conjunto de resistencias!"
Alfa respondió desapareciendo. Como si hubiera realizado algún tipo de teletransportación de corta distancia, se materializó frente a Evileye y la pateó en la cara.
Su máscara se quebró con un sonido parecido a un mekii mientras que Evileye era arrojada lejos.
Dang, dang, rebotó contra el suelo antes de lograr recuperarse, sacudiendo la cabeza aturdida.
"¡Muro de Cristal!"
El puño de Alfa chocó contra el Muro de Cristal que acababa de materializarse, produciendo un golpe ensordecedor. Como si hubiera sido golpeado por una bola de demolición, las grietas se esparcieron en el lugar en el que Alfa la había atacado.
"...¡Hmph!"
Resonó otro dang, y cuando el pie de Alfa golpeó el suelo, transmitió su fuerza interior hacia las grietas en el muro de Evileye, y éste se hizo pedazos frente a sus ojos.
"¿Esto es 'fa jin'*?"
(*Es un término usado en artes marciales chinas. Significa una descarga explosiva de poder. https://pt.wikipedia.org/wiki/Fa_jin)
En ese instante, mientras intentaba alejarse con su hechizo de vuelo, Evileye sintió que un gran temblor recorría el suelo. No sabía de dónde venía, pero sus instintos le decían que eran las secuelas de la batalla de esos dos.
"¿Siguen luchando?... no, lo más seguro es que su batalla ha llegado al punto culminante. Eso significa que... ¡tengo que ganar más tiempo!"
Diciendo eso, Evileye se lanzó hacia Alfa, que estaba atacando.
Sólo necesitaba un poco más de tiempo. Tenía que alargar esta pelea. Con eso en mente, Evileye se preparó por completo para morir, y llevó a cabo su ataque suicida.
Las manos de Alfa estaban moviéndose en círculos, preparándose para recibir el ataque de Evileye. Permanecía firme, como una fortaleza invulnerable, pero a pesar de estar viendo esto, Evileye no se detuvo...
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:53
Mientras Ainz y Yaldabaoth luchaban el uno contra el otro, chocaron contra una casa. La puerta se partió mientras Ainz empujaba a Yaldabaoth a través de ella, esparciendo astillas por todas partes. El interior era oscuro y estrecho, inadecuado para que Ainz pudiera blandir su espada.
Ignorando a Yaldabaoth, Ainz se puso de pie y se alejó caminando. Yaldabaoth también se puso de pie, y lo siguió. Ambos ingresaron a otro cuarto, con una mesa pequeña, dos sillas, y Mare.
Mare acercó una silla para que Ainz se sentara. Entonces, con el permiso de Ainz, Yaldabaoth se quitó la máscara, revelando el rostro de Demiurgo.
"En primer lugar, ¿este cuarto es seguro?" preguntó Ainz.
"No hay ningún problema. Lo que hablemos aquí es sólo para nuestros oídos."
"Ya veo... Bueno, entonces. Para comenzar, tengo un favor que pedirte. No les hagas daño a los guardias que pasé en mi camino hacia aquí. Aunque este lugar está bastante alejado de E-Rantel, es buena publicidad ayudar a la gente en apuros."
"Entendido. ¿Es aceptable que transmita las órdenes telepáticamente?"
"Adelante. Mientras tanto, cuéntame sobre tu plan."
Aun cuando Demiurgo ya le había explicado el plan a Narberal por medio de un Mensaje, ella todavía no le había contado nada al respecto. Ainz se vio forzado a permanecer en silencio y a no expresar su descontento para asegurarse de que el plan no se arruinara, pero en su interior estaba preocupado por ello.
"Muy bien. Esta operación tiene cuatro objetivos principales..."
"Oh... yo sólo conté tres. ¿Cuatro, dices?"
Demiurgo sonrió. Era una sonrisa de satisfacción presuntuosa.
"Por primera vez siento como si lo hubiera aventajado, Ainz-sama."
Ainz hizo un gesto magnánimo con la mano. Por supuesto, ni siquiera sabía de qué se trataban esos tres, pero las palabras de Demiurgo hicieron que se sintiera completamente incómodo.
"Siempre has estado a un paso por delante. Tengo un largo camino por recorrer."
"¿Pero qué dice, mi señor? En verdad, es demasiado modesto."
"No, en serio... hm, olvídalo. Entonces, háblame de estos objetivos."
"Ciertamente. Para comenzar, el objetivo de atacar el distrito de almacenes era apoderarnos de las riquezas y los bienes en su interior y transportarlos a Nazarick. Para facilitar esto, hice que Shalltear abra Portales frente a los almacenes, y dejé a Actor de Pandora a cargo del asunto del transporte."
Este objetivo realmente era muy lucrativo. Ainz elogió en silencio a Demiurgo desde lo profundo de su corazón.
Perder tantas riquezas haría que la vida en la Capital Real sea más difícil en el futuro, pero en este punto en el tiempo, Ainz no tenía ninguna forma de estar seguro de eso. En este instante, todo lo que sentía era alivio de que el problema de la financiación se hubiera resuelto de momento.
"El segundo es encubrir nuestro envolvimiento en los ataques a los escondites de los Ocho Dedos en la zona. Como seguramente ya lo habrá deducido, un ataque directo contra los escondites de los Ocho Dedos despertaría sospechas. Si tenemos mala suerte, incluso podría exponer a Sebas y a sus contactos. En consecuencia, expandimos el área de operaciones con el fin de hacer pensar a los demás que nuestros verdaderos objetivos están en otro lugar."
En otras palabras, era usar las ramas arrancadas de un árbol para ocultarse al interior de un bosque.
"¿Pero puedes hacer eso? ¿Qué usarás para convencerlos de que tenías otro objetivo?"
"Por favor vea esto, mi señor."
Demiurgo hizo un gesto, y Mare trajo una bolsa, que abrió. Dentro se encontraba la estatua de un demonio. Cada uno de los seis brazos del demonio sostenía un tipo de gema diferente. Una luz extraña y palpitante irradiaba de su interior.
"Estas gemas están imbuidas con un hechizo conocido Armagedón de Maldad."
El hechizo de 10mo nivel, Armagedón de Maldad, invocaba a un ejército de demonios. Aunque podía invocar a un número inmenso de tropas, éstas no eran muy poderosas. Y si los ángeles era difíciles de controlar, los demonios eran incluso peores, por su tendencia a descontrolarse en los peores momentos, haciendo que fuese un hechizo muy difícil de usar. Su uso normal aprovechaba el hecho de que los demonios invocados no eran aliados de forma predeterminada, así que podían servir de sacrificios para ciertos rituales u otras habilidades especiales.
Muy similar a la manera en la que Shalltear había usado su Lanza Spuit para matar a sus propios subordinados invocados, este hechizo existía con un propósito similar.
"Aunque este objeto fue creado por Ulbert-sama, siento que la mejor forma de usarlo sería aquí."
Desde el punto de vista de este mundo, tenía sentido que un objeto así hubiera atraído la atención de Yaldabaoth.
Ainz recordó el pasado.
Era sobre un amigo llamado Ulbert, en aquel entonces cuando el poder del Gremio estaba es su apogeo.
Originalmente, había habido un Objeto de Clase Mundial que podía invocar a un número ilimitado de demonios que eventualmente consumirían el mundo entero. Aunque eso podría provocar un gran disturbio, Ulbert había estado contentísimo al escuchar sobre ello, y se esforzó por crear un objeto para imitarlo. Pero cuando resultó que el objeto no podía lanzar seis hechizos de manera simultánea, perdió el interés y se rindió.
Era fácil de ver que Demiurgo estaba renuente a renunciar a una posesión como ésa. Eso se debía a que era una reliquia de su creador.
Ainz estiró la mano hacia su dimensión de bolsillo, y sacó cierto objeto.
"Demiurgo, no es necesario usar eso. Toma esto como substituto."
El artefacto que Ainz había retirado era parecido a la estatua de demonio que Demiurgo había preparado. Sin embargo, sus manos sólo sostenían tres gemas, y en general parecía más tosco.
"Este artefacto también fue creado por Ulbert-san. Ya que es un prototipo, él quería deshacerse de él, pero pensé que sería un desperdicio y lo guardé. ¿Qué te parece usar esto en su lugar?"
"¿Cómo- cómo podría utilizar sus tesoros para mis propios planes, Ainz-sama?"
"¿Es así como lo ves? Muy bien, entonces. Demiurgo, esto es tuyo. Úsalo como creas conveniente. Sin embargo, ¿no crees que Ulbert-san estaría avergonzado de que su experimento fallido siguiera estando por aquí?"
"Esto es... ¿cómo podría expresar mi gratitud hacia usted por obsequiarme un objeto mágico tan maravilloso?"
Demiurgo se levantó de su silla y se arrodilló en el suelo. Al verlo, Mare se arrodilló frenéticamente a su lado.
"Suficiente, Demiurgo. ¿No tienes algo más que hacer? Considera esto como una muestra de mi aprecio por tu lealtad."
"¡Nosotros los Guardianes fuimos creados por los Seres Supremos. Es por eso que, hasta el momento mismo de nuestra extinción, les seremos completamente leales. Aun así, usted no sólo nos ha otorgado su misericordia y su preocupación en abundancia, sino que incluso ha dejado a mi cuidado un objeto así de valioso... aunque yo, Demiurgo, ya le he jurado mi lealtad completa y eterna, permítame ofrecerle mis leales servicios una vez más, Ainz-sama!"
"Ah... eh, bueno, entonces, espero tu leal servicio. Ahora, ahora, ponte de pie, Demiurgo. Tenías algo más que decir, ¿no?"
"¡Ah, en efecto! ¡Mis disculpas más sinceras!"
Demiurgo se sentó de nuevo, y Mare regresó a su posición de espera.
"Entonces, como dije antes, Yaldabaoth atacó los escondites de los Ocho Dedos, y luego procedió a tomar control del distrito de almacenes del Reino. Apoderarse de los recursos de los almacenes también fue uno de los objetivos. Naturalmente, este artefacto credo por Ulbert-sama será encontrado en uno de los cofres de los escondites."
"Eso está claro ahora. ¿Y qué hay del tercer objetivo?"
"Sí. Ya he transportado a casi la mitad de los humanos que se encuentran al interior de la muralla de fuego hacia Nazarick. Hay muchos usos que se les puede dar, y la culpa de esto recaerá por completo en el demonio Yaldabaoth."
Así que eso era lo que planeaba, pensó Ainz, pero todavía tenía algunas preguntas. ¿Había algún benéfico en dejar crecer la infamia de Yaldabaoth? Mejor dicho, en lugar de inventar al personaje de Yaldabaoth, ¿no habría sido mejor dejar que otro demonio lo hiciera?
"... Así que, ¿planeas incrementar tu infamia?"
"Es correcto. La intención es colocar a Yaldabaoth en el trono del Rey Demonio."
"Ahora lo entiendo. Así que, ¿cumplir mi orden fue parte de tu plan?"
Ainz miró a Demiurgo, que hacía una reverencia para reconocer que ése era el caso. Ainz recordó la orden que le había dado. Había dado muchas órdenes, y una de ellas era dar lugar al nacimiento de un Rey Demonio.
"Esto se relaciona al cuarto objetivo, que es usar este incidente como campo de pruebas para nuestras acciones en el Reino Sagrado."
En ese momento, Ainz lo entendió e hizo una pregunta que le había estado dando vueltas en la cabeza.
"Ahora que lo pienso, ¿estos demonios fueron invocados de Nazarick?"
"¿Cómo podría? ¡No me atrevería a hacer eso sin su permiso, Ainz-sama!"
"¿Hm? Ya que te encargue la tarea a ti y a que recibiste el permiso de Albedo, pensé que habrías usado las fuerzas de Nazarick..."
"No, mi señor. Esos sólo son las invocaciones de mis Señores de la Oscuridad. Luego de un día, podrán ser invocados de nuevo. Las fuerzas de Nazarick permanecen intactas."
"Ya veo... ahora entiendo por qué hay tantos demonios sin recuerdos de Nazarick. No importa, lo entiendo. Entonces, otra asunto, dijiste que enviaste a los humanos de aquí a Nazarick. Eso fue sin tener en cuenta si eran hombres, mujeres, jóvenes o niños, ¿correcto?"
Ainz estaba ligeramente perturbado por la facilidad y tranquilidad con la que Demiurgo podía responder afirmativamente.
Los humanos eran irrelevantes. Quizá Ainz había sido humano alguna vez, pero el cuerpo que ahora tenía no sentía ni simpatía ni cercanía hacia ellos. Era como si fueran una especie completamente diferente que él tranquilamente podía hacer a un lado de una patada. Si era en beneficio de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, él masacraría a los humanos que fuera. Incluso así, matar niños seguía perturbándolo. Éste era un vestigio del hombre que alguna vez había sido Satoru Suzuki.
Ainz respiró hondo (a pesar de no tener pulmones) y exhaló pesadamente.
"Demiurgo, si una persona no me ha ofendido a mí o a la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, debe recibir una muerte rápida y sin sufrimiento."
Demiurgo hizo una profunda reverencia sin decir ni una palabra.
La prioridad de Ainz Ooal Gown era asegurar la estabilidad y lealtad de sus subordinados.
Ya que habían llevado a niños, liberarlos a salvo significaría que los detalles sobre Nazarick escaparían con ellos. Aunque sería posible convertirlos en fanáticos que fueran servilmente leales a Nazarick, por el momento había muy pocos beneficios para un plan así. Como tal, ésta era la mayor misericordia que podía ofrecerles.
"Entonces, ¿hemos terminamos aquí?"
"Hay dos asuntos más para su consideración. En primer lugar, Mare nos ha dado una oportunidad excelente."
Ainz volvió la mirada hacia Mare, el niño nervioso e inquieto.
"¿Y de qué se trata?"
"Por el momento, estamos en la fase de entrenamiento, así que el nivel de éxito es debatible. Se lo explicaré con mayor detalle cuando regresemos a Nazarick. Lo segundo, de mis observaciones sobre la situación hasta ahora, puedo concluir con seguridad que los que le lavaron el cerebro a Shalltear no tienen ninguna conexión con el Reino. "
"Entiendo. Entonces, esperaré con interés recibir tu ayuda dentro de poco."
"Se la daré encantado. Durante nuestra batalla más adelante, por favor siéntase libre de derrotarme. Haría cualquier cosa por usted, Ainz-sama."
"Ya veo. Entonces, antes de expulsarte, ¿podrías dañar mi armadura? Será más convincente si muestro los signos de una batalla difícil."
"¿Eso quiere decir, que se la quitará, y entonces la dañaré? Para alguien como yo es impensable atreverme a levantar la mano contra usted, Ainz-sama..."
"¿Y qué sucede si se daña tanto que ya no me la puedo volver a poner? Durante el incidente con Shalltear, hice que un herrero creara imperfecciones en la armadura antes de ponérmela. Si me la quito aquí y tú la deformas al golpearla, probablemente no podré ponérmela de nuevo."
Ainz rió suavemente. Los Guardianes frente a él, no entendiendo por qué, asumieron expresiones de desconcierto.
"A-ah, Ainz-sama, ¿e-esa armadura no fue creada c-con magia?"
"Así es. Esta armadura no fue creada con magia. Puedo entender por qué podrías pensar eso ya que yo, como lanzador de magia, la estoy usando tan naturalmente. Pero la verdad es que, usé un hechizo de transformación en guerrero al ponérmela. Durante el descanso, antes de viajar a la capital, le envié un Mensaje a Albedo para que comience con las preparaciones futuras. Parece que fue la decisión correcta."
Sustentar el hechizo de transformación y otra magia reduciría tanto su mana como su tasa de regeneración de mana a cero. A pesar de que podía disipar la transformación si había una emergencia y así usar magia, su mana comenzaría agotado. Sin embargo, en este caso había sido la decisión correcta. Sin no lo hacía, la primera batalla contra Demiurgo habría sido mucho más problemática.
Los ojos de por sí ya entrecerrados de Demiurgo se estrecharon todavía más cuando oyó la respuesta de Ainz.
"Como era de esperar de Ainz-sama, todo baila en la palma de su mano. Y pensar que me atrevería a medir ingenios con una persona así de grande... no debería haber esperado nada menos de usted."
Mientras Demiurgo reía para sí mismo, la espalda de Ainz estaba empapada de sudor inexistente.
"Entonces, ¿comenzamos? Demiurgo, te encargo el daño de batalla."
"Téngalo por seguro. Mare, envía la señal. Será un terremoto, como la última vez."
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:56
"¡Recibe mi relámpago!"
El hechizo de Relámpago se desató, golpeando a una de las sirvientas.
"Guwaaaa-su~"
La sirvienta produciendo el grito de dolor increíblemente falso fue arrojada como si hubiera saltado ella misma, hasta que desapareció en la distancia.
"Eiiiii~"
La sirvienta de cabello rizado arrojó sus cuchillos. Estos viajaron en un arco perezoso y golpearon el cuerpo de Nabe.
"Kyaa..."
Gritando inexpresivamente, Nabe siguió a la sirvienta que había sido arrojada lejos. Entoma la siguió en silencio.
Aterrizaron en el callejón, formando una fila. Frente a Narberal se encontraba la sirvienta de dos trenzas. Detrás estaban Entoma y la sirvienta de cabello rizado. Éste era un ataque de piza clásico, pero no había nada de tensión. Aunque, ¿por qué habría de haberla? Hace un momento, habían fingido una batalla, pero ahora incluso eso se había evaporado por completo, y la atmósfera era similar a la de un grupo de escolares charlando en una cafetería.
"En fin, este lugar ha sido protegido contra espías por Nigredo-san. Ahora no debería haber problemas~"
"¿Es así? Entonces... hace mucho que nos vemos, Lupu~."
La sirvienta de dos trenzas, Lupus Regina Beta, rió bajo su máscara.
"Realmente ha pasado mucho tiempo su~, ésta es la primera vez que nos vemos desde que comenzaste a dar vueltas con Ainz-sama, Nar-chan."
"En realidad regresé a Nazarick de vez en cuando, pero en aquellas oportunidades estabas en el pueblo."
"Oh bueno~ ya sabes cómo es, estas cosas pasan. Ahora que lo pienso, no te veo hace mucho, Sol-chan~"
"Lo mismo digo. Sin embargo, tu forma de hablar..."
"¿Eh? Sol-chan y Yuri-neesan estaban preocupadas por lo mismo su~. Pero está bien~ tendré cuidado. En-chan es igual su~"
"Qué bueno... hablando de ello, ¿por qué Entoma está tan callada?"
"Ah... En-chan no parece querer hablar en este momento~"
"¡ESa peQueÑA mOcOSa toMó mI vOz!"
"Ya veo."
Narberal asintió hacia ella. Entoma odiaba su voz original, así que intentaba usarla lo menos posible.
"¡QUIero tOmAr La suYA a caMbiO!"
A pesar de que su verdadero rostro estaba cubierto por un insecto máscara, su sed de sangre y rabia desbordaban de todos modos en dirección a ella.
"Tú sabes que eso es imposible. Ya que ella está viajando con Ainz-sama, arruinaría su reputación si no regresara con vida con él."
Entoma no estaba contenta con lo que dijo Narberal, pero se mantuvo en silencio. Era obvio qué tenía prioridad entre la buena reputación de su amo y sus propios deseos. Todas las sirvientas batalla sabían eso.
"Esa pequeña damita es bastante fuerte. ¿Cómo se llama?"
"No me interesan los nombres de los mosquitos sobrealimentados. Aunque, creo que era Evil-algo."
"Qué mala su~ ¿No vinieron juntas como camaradas su~?"
Narberal frunció el ceño ante las palabras de su compañera, así que Solution respondió por ella.
"... Probablemente se trata de Evileye de Rosa Azul. Eso fue lo que Sebas-sama escribió en uno de sus reportes."
"Ah, suena correcto."
Narberal estaba segura de que Solution había acertado en el nombre.
"Nar-chan, ¿te estás volviendo retrasada mental su~? ¿Estás bien?"
"¿Todas ustedes realmente pueden recordar los nombres humanos?"
"Para mí no es ningún problema. Podría terminar necesitando conocerlos durante el transcurso de mis funciones así que me encargué de memorizar algunos de los nombres importantes."
"Yo tampoco tengo problemas su~. En realidad, se podría decir que me llevo muy bien con los humanos, ¿sabes?"
"TaMpoCO tEnGo proBleMas."
Narberal estaba algo sorprendida al descubrir que era la única entre las demás sirvientas. Justo cuando consideraba si debía o no prestarle más atención a los nombres, se oyó el sonido de una explosión. Ya que los edificios bloqueaban la visibilidad a cada lado, ellas no podían saber qué lo había provocado.
"Ah, deben estar poniéndose serias por allá."
"Bueno, se trata de Yuri-neesan y Shizu~ Ellas siempre son serias. Pero, si la batalla no ha terminado aún, eso significa que ellas todavía no han usado su fuerza real."
"¡Si FuERa Yo, LuChArÍA cOnTra elLA hAstA lA mUeRTe!"
"Evileye es bastante fuerte. Teniendo en cuenta sólo sus niveles, es posible que no sea una oponente que ni Yuri-neesan ni Shizu puedan derrotar."
Una sombra cubrió los rostros de las sirvientas por primera vez. Sólo Narberal era diferente. Ella tenía confianza.
"Estará bien."
Mientras la atención de todas se centraba en ella, Narberal continuó, "Es probable que Evileye sea una elementalista como yo. Somos lanzadoras de magia arcana especializadas en el uso de un elemento en particular. Aunque eso significa un gran incremento en nuestro poder de ataque, también significa que fuera de nuestra área de experiencia, somos bastante débiles."
"Es de tipo tierra, entonces... podría usar ácido, veneno o gravedad, ¿cierto? ¿Por qué cristales su~?"
"Debe de ser una especialización mayor en las piedras preciosas de la magia de tipo tierra. Así que está limitada a hechizos de tipo cristal, pero esos probablemente son muy fuertes."
"Magia de ataque físico contundente y penetrante... Parece un poco molesto..."
Si fuera yo, ¿cómo podría matar a Evileye? Mientras las cuatro meditaban este asunto, la tierra tembló. Había una ligera diferencia entre aquello y un temblor de la tierra provocado por un gran impacto.
"EsTe TeRrEMotO dEbe hAbER sIdO oCAsiOnaDo poR MARe-saMa. EnTOncEs, ¿pAsaMOs a La siGuiENte eTApa?"
"¿Eso fue algún tipo de señal?"
"Así es, Narberal. Entonces, ¿está bien si te hacemos un poco de daño? No se verá bien a menos que te maltratemos un poco."
"Trataré de no golpearte muy fuerte, así que perdóname su~"
"No hay remedio. Es trabajo, después de todo."
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:57
"¡Cálmense! ¡Por favor, cálmense!"
Climb intentaba no levantar mucho la voz mientras se dirigía a las personas. Sin embargo, el almacén había sido abarrotado de mucha gente agitada, así que el volumen actual de su voz era completamente insuficiente para hacer que se callen.
"Mi hijo..."
"Se han llevado a mi esposa..."
"Mamá, Papá..."
Voces de hombres, mujeres, jóvenes y viejos se mezclaban, envolviendo a Climb como una ola. Ya no podía entender qué estaban diciendo.
Climb se había arriesgado mucho para encontrar a estas trescientas personas, y eran los únicos residentes a los que había logrado encontrar. Las personas encerradas en este almacén no tenían idea de lo que estaba ocurriendo en el exterior, y todo lo que podían hacer era quejarse de que sus familiares habían sido llevados a otro lugar.
Era una respuesta muy natural ante las circunstancias actuales, pero también era peligrosa.
Aun cuando no habían encontrado a ningún demonio en su camino a este lugar, eso no significaba que no había demonios presentes. De hecho, ya habían visto muchas veces las siluetas de los demonios en los callejones que habían pasado en su camino hacia aquí. Si ellos oían los gritos provenientes de este almacén, entonces la llegada de los demonios sólo sería cuestión de tiempo.
"Ustedes son los únicos que hemos encontrado hasta ahora..."
"¿Dónde está mi esposa? ¡Ve a encontrarla!"
"Eso..."
Tal vez podría ser capaz de callarlos si levantaba la voz. Climb, siendo un guerrero, era mucho más fuerte que cualquier guardia de la ciudad. Si le rugía al hombre, podría hacerse fácilmente de los corazones de todos los presentes. Pero Climb no hizo eso.
Climb era el embajador de la princesa. Estaba aquí porque Renner había tenido a bien depositar su confianza en él. Si usaba métodos que aterraban a los ciudadanos y estos llegaban a odiarlo, eso también podría extenderse fácilmente hacia Renner. Con eso en mente, Climb encontraba imposible enfadarse lo suficiente como para usar métodos severos con ellos.
"Oye, respóndenos..."
"Mis hijos todavía son jóvenes..."
"¡Papá! ¡Mamá!"
"¡Cállense todos!"
Se sintió como si el aire trémulo en el almacén se hubiera llevado lejos a todas las voces. Brain ya no podía tolerarlos más, y su ira, la ira de un guerrero de primera, había devorado los corazones de todos los debiluchos presentes.
"Todos ustedes están parloteando como gallinas sólo porque él guarda silencio. Estamos en el territorio de estos tipos y no hay forma de garantizar su seguridad. Si no se mueven en silencio, los demonios vendrán y los matarán a cada uno de ustedes. Si lo entienden, cierren la boca."
Brain inspeccionó el almacén ahora silencioso, luego miró de frente a Climb. Los ciudadanos que estaban acercándose se acobardaron bajo su mirada feroz y retrocedieron.
"Ahora, Climb. Es momento de que tomes una decisión."
Climb estaba bastante seguro de qué decisión tenía que tomar. Sin embargo, no confiaba en que fuera sensata.
"¿Te es difícil decirlo? No importa, lo haré yo. Primero lo primero, es mejor que todos ustedes se lo graben en la cabeza, la próxima vez que alguien hable cuando lo haga yo, lo mataré donde está. Ni siquiera puedo estar seguro de que todos ustedes son humanos."
Brain expuso parte de su katana, y la luz reflejada parecía casi cegadora.
"Estoy seguro de que muchos se estarán preguntando qué es lo que estoy diciendo, pero miren a la persona que tienen al lado. ¿Están seguros de que todos aquí son humanos?"
Los cautivos se miraron el uno al otro conmocionados.
"Escuchen. Vimos a muchos demonios al venir aquí. Algunos con alas, algunos con colas. Algunos incluso parecían personas sin piel. Había muchos de esos. Los que ronda afuera podrían ser esos tipos... ustedes deben haberlos visto de camino hacia acá, ¿cierto?"
Todos hacia los que Brain dirigió su atención asintieron con la cabeza, con los rostros pálidos.
"Entonces, ¿quién puede garantizar que no haya ningún demonio entre ustedes? ¿Algún demonio sin piel usando la piel de alguien más?"
No tenían permitido hablar, pero todas maneras hubo un disturbio. Se miraron los unos a los ojos con ojos llenos de sospecha, y luego comenzaron a cambiar de lugares. El almacén era pequeño, pero no lo suficiente como para que todos tuvieran que estar apretados. Había espacio para que pudieran evitar entrar en contacto con todos los demás.
"Relájense. Si cualquier demonio llega aquí, nosotros lo mataremos. Siempre y cuando entiendan lo que decimos, todo estará bien." Mientras el ambiente parecía relajarse, Brain lo aprovechó y continuó, "Pero, si los demonios del exterior vienen en avalancha, entonces no puedo garantizarles eso. ¿No creen que si un demonio llega a infiltrarse aquí, querría gritar fuertemente que hay intrusos? ¿Ven lo que quiero decir sobre matar a todos lo que hagan ruido? Oh claro, algunos pensarán, 'pero soy humano, ¿por qué me matas?' pero el resto de nosotros no sabremos eso. Así que, en aras de proteger a todos los que están aquí, cualquiera que haga un ruido que atraiga a los demonios, morirá."
Una vez más, los cubrió a todos con la sed de sangre que despedían sus ojos.
"Parece que lo entienden. En primer lugar, hemos registrado unos cuantos almacenes antes que este. Sin embargo, no sólo no encontramos a nadie, sino que todos los almacenes estaban vacíos. Teniendo en cuenta el área rodeada por el muro de fuego, incluso si se trata de un distrito de almacenes, debería haber más de diez mil personas aquí. Ya que en este lugar sólo hay trescientas, eso significa que por lo menos debería haber treinta y tres almacenes como este, ¿cierto?"
Brain respiró hondo.
"Así que ése es el problema. ¿Por qué no hemos logrado encontrar a nadie además de ustedes? Tal vez es sólo mala suerte. Después de todo, hemos estado evitando las zonas en las que los demonios estaban en alerta. Pero... ¿creen que alguien pueda aceptar eso? Lo más probable es que fueron transportados del distrito de almacenes hacia algún otro lugar. ¡No entren en pánico! No tenemos idea de adónde se los han llevado. Pero ningún lugar al que los demonios los hayan llevado puede ser bueno."
Aquellos que lo entendieron levantaron la cabeza, y también se oyeron llantos.
"Y todos ustedes iban a ser llevados por los demonios. Eso significa que, por ahora, han evitado un destino horrible. Pero recuerden, seguimos estando en medio del territorio de los demonios. Si no tienen cuidado y no se mueven rápido y en silencio, los matarán mientras huyen. Oye, tú, parece que tienes una pregunta. Te permitiré hablar."
El hombre al que apuntaba la katana hizo su pregunta en voz baja y asustada.
"¿Qué pasa si nos quedamos aquí?"
"Entonces se los llevarán. Lo harán esos tipos que ustedes saben muy bien que son demonios, hacia cualquier tipo de infierno del que vinieron."
"!..."
Brain lo fulminó con la mirada, y la mujer que había levantado la voz enmudeció de inmediato.
"Te permitiré hablar."
"... Mi hijo sólo tiene tres años. Si me quedo aquí, y voy al mismo lugar que él..."
"¿En serio? No tengo interés de ayudar a alguien que no desee escapar. Pero este hombre es diferente. Sólo para que lo sepas, si tu hijo ha sido llevado a otro almacén, existe la posibilidad de que sea rescatado por otro equipo. Si quieres ignorar eso y quedarte, entonces no te detendré. Un niño puede vivir solo sin su madre, pero no he visto que nadie cuide a sus hijos a este extremo."
Brain habló fríamente con los descorazonados civiles.
"Entonces lo diré una vez más. Si se quedan aquí, serán llevados por los demonios. Si aceptan esto y se quedan, no los detendré. Después de todo, cuando salgan de este almacén, es posible que mueran mientras huyen en un ataque de los demonios."
Climb tenía que interrumpirlo en este punto. Ya que Brain había dicho todo esto, era necesario.
"Sin embargo, nosotros defenderemos a cualquiera que quiera huir."
"No me gustan las cosas molestas, pero lo hago por este soldado de Renner. Así que los protegeré a todos. Partiremos en unos cuantos minutos. Quedarse o marcharse, es su decisión. Si quieren discutir su libertad en voz baja, ésa también es su decisión. Hagan lo que quieran."
No hubo discusión. No fue porque desconfiaran de que sus vecinos fueran demonios, sino porque muchos de ellos tenían la esperanza de que sus parientes pudieran ser rescatados por otro equipo y de que podrían reencontrarse.
(No puede ser que haya otro equipo. Verificamos tantos almacenes, y sólo un par de ellos no estaban vacíos.)
Brain decidió no pensar mucho en el asunto, en su lugar apretó su espada y miró ferozmente a los cautivos, asegurándose de que ninguno hiciera el menor ruido. Climb se acercó a Brain, y le habló en voz baja.
"Gracias, Brain-san. Hiciste lo que yo no podía hacer por mí mismo."
"No te preocupes por eso, toda esa basura fueron cosas que alguien como tú, que sirve a Renner, no podía decir. Pero para un mercenario como yo, no debería causar ningún problema en el futuro. Sólo piensa en mí como en un látigo."
"Incluso así, sigo estando agradecido."
Una sonrisa torcida apareció en el rostro de Brain.
"Sería molesto si seguimos dándole vueltas infinitamente. Lo entiendo, acepto tu agradecimiento. ¿Hm? Ese hombre regresó."
El ladrón ingresó en el campo de visión de Brain. Él debía de haber estado vigilando en el exterior y debía permanecer a la espera. Ya que no regresaba con prisa, eso significaba que no era una situación peligrosa.
"¿Qué sucedió?"
"Ah, no, Unglaus-san. No parece como si los demonios fueran a venir aún. Pero como dijiste, es sólo cuestión de tiempo."
"Así es. Quién sabe, éste podría ser su objetivo final. ¿Echaste un vistazo en los alrededores? ¿Qué fue ese terremoto de hace un momento?"
"No tengo idea. ¿Tal vez el suelo se hundió y los demonios salieron arrastrándose de la tierra?"
"No digas ese tipo de cosas, eso es lo peor que podría pasar..."
"Perdón, perdón, Climb-kun."
"Entonces, preparémonos para partir."
Justo cuando Brain estaba por darles la orden a los ciudadanos alrededor, hubo un sonido de algo aterrizando al exterior del almacén.
De inmediato el almacén quedó en silencio. El ladró se arrimó contra las puertas para verificar el exterior con cuidado. Sus manos comenzaron a moverse formando signos. Hizo las señales que los tres de ellos habían decidido iban a significar "demonio". A continuación, señaló, "uno fuerte".
Climb y Brain intercambiaron miradas. Luego se movieron en silencio al lugar en el que se encontraba el ladrón.
Afuera vieron a un demonio. Era completamente diferente a los que habían encontrado antes. Daba la sensación de poseer un poder tremendo.
Su cuerpo era casi de tres metros de altura, y tenía alas de murciélago en la espalda. Su cabeza era el cráneo de una cabra, y en sus manos sostenía un enorme martillo.
El demonio volvió la mirada hacia el almacén, y el grupo oculto de Climb la sintió sobre ellos. ¿Había usado magia para detectarlos? Definitivamente estaba aguardando a que salieran.
"Ese tipo se ve realmente fuerte..."
"No hay duda de eso." respondió el ladrón a los murmullos de Brain. Climb asintió con la cabeza estando de acuerdo.
Climb observó a Brain en silencio. Se había ganado la ira de Brain durante su encuentro con Shalltear. Por lo que, si Brain le decía que huyera, Climb tenía la firme intención de obedecer.
"...Climb, lucha a mi lado."
"¡Sí!"
Climb respondió en voz baja pero decidida.
"¿Todo saldrá bien?"
"Ah, sólo mira a ese tipo. Debe haber huido de una batalla. Está cubierto de heridas. Si estuviera ileso, no creo que ni todos juntos podríamos derrotarlo. Pero ahora, si podemos atacar de forma simultánea, podríamos ser capaces de ganar de un solo golpe."
"Estoy contando contigo," dijo Brain mientras le daba una palmadita al hombro de Climb.
Climb asintió vigorosamente con la cabeza, y activó el poder de su anillo. Este anillo, creado por los Lores Dragón utilizando Magia Salvaje, contenía un hechizo que podía incrementar temporalmente la fuerza de un guerrero. Si el hombre más fuerte en el Reino, Gazef Stronoff, lo usaba, podía ingresar al reino de los héroes, pero Climb no había alcanzado ese estado aún. Incluso combinándolo con su arte marcial Romper Límite - Mente, ni siquiera podía tocar las suelas de los zapatos de Brain. Aun así, le otorgaría el poder de un guerrero de rango mithril.
"Muy bien, vamos."
El ladró detuvo a Brain, que iba al frente.
"Unglaus-san..."
"¿No deberías llamarme Brain? Eres mayor que yo, llamarme -san o lo que sea me hace sentir incómodo."
"...Entonces, Brain. ¿Qué debo hacer yo?"
"Sólo quédate aquí, Lockmeyer. Ese tipo podría pensar que sólo somos una distracción."
"... Iré a ayudarlos si están en peligro."
"Entonces cuento contigo. Vamos, Climb-kun. Aunque probablemente ya lo sabes... no te confíes."
"¡Sí señor!"
♦ ♦ ♦
Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 04:03
"¡Kuh!"
Evileye gruño al recibir un golpe en el estómago. Aunque era bastante insensible al dolor, su sentido del tacto de sus días como ser humano aún no se había extinguido por completo. Si era atacada, definitivamente lo sentiría.
En el breve periodo en el que su concentración se rompió, Evileye recibió otro golpe de Alfa.
La fuerza explosiva del impacto la dejó sin aire, y la envió volando.
Evileye sintió que la energía negativa en su interior se agotaba. Sin embargo, su objetivo era alargar la batalla. Por lo tanto no podía usar la estrategia de convertir el daño físico en daño a su mana. Sin mana, sería incapaz de luchar. Esto significaba que tendría que usar su vida y su mana en partes iguales.
Su cuerpo cubierto de lodo fue elevado nuevamente en el aire por el hechizo de Volar.
En ese momento, Evileye vio a Nabe, que había sido mandada arrojada lejos por sus propios oponentes.
Parecía que también le habían dado una buena paliza. Evileye voló hacia ella. El enemigo no la siguió, ¿están esperando a que nos reunamos para que nos maten juntas?
"Oh, eres tú."
Evileye había planeado ayudar a Nabe a pararse, pero ella se puso de pie de inmediato y le habló fríamente.
Aunque su cuerpo cubierto de heridas hacía parecer que había estado en la pelea de su vida, algo se sentía extraño en ella. No tenía miedo a la muerte, o mejor dicho, Nabe creía que Momon iba a derrotar a Yaldabaoth antes de que ella muriera.
(Es igual para mí,) pensó Evileye.
"¿Puedes seguir luchando?"
"Por supuesto. No hay problema."
Esa había sido una pregunta estúpida.
(A propósito... esta mujer también excede los límites de la humanidad. ¿Podría ser que también es una Divina?)
Nabe había sufrido todo tipo de lesiones y su ropa estaba teñida de sangre, pero ninguna de sus heridas era letal. Por lo que Evileye sabía, las heridas que ella misma tenía podrían ser de mayor gravedad.
"Estás hecha un desastre."
"No exactamente."
Evileye se rió de la respuesta, que era típica de Nabe.
Aunque la máscara cubría la expresión de Evileye, Nabe pudo sentir que el ambiente había cambiado, y mostró sorpresa en el rostro.
"No, sólo pensaba que esa respuesta era típica de ti."
"... Ya veo. Así que, ¿qué hacemos ahora? "
"¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos alargar esta batalla?"
Evileye volvió una mirada incisiva hacia las cinco enemigas. Aparte de la sirvienta insecto, cuya sed de sangre la atravesaba como una lanza, las otras no irradiaban ningún tipo de hostilidad, aunque sus actitudes daban a entender que estaban muy confiadas de poder matarlas a ambas con facilidad.
"Tus enemigos también están allá."
"Parece que se nos acabaron alternativas. Si nuestros números fueran iguales, podríamos tener una oportunidad de ganar. Pero si están al mismo nivel que nosotras y son más, entonces es seguro que perderemos."
"¿Qué te parece huir? Si te das la vuelta y huyes, puede que no te persigan."
"Has eso si quieres, te cubriré desde atrás."
El descontento retorció el rostro normalmente remilgado de Nabe. (Aunque incluso poniendo una expresión fea, el valor de su belleza no se vería disminuido en lo más mínimo), pensó Evileye, con un sentido bastante extraño de aprecio por un rival.
De pronto, una persona fue arroja por el aire mientras un edificio se derrumbaba. La persona rebotó varias veces en el suelo, rodando antes de lograr detenerse.
A Evileye no le hacía falta respirar, pero de todas maneras contuvo el aliento.
Por un momento, pensó que podría haber sido Momon el que había salido volando, pero no era así. Era Yaldabaoth.
Ver a Yaldabaoth con dificultades para ponerse de pie emocionó a Evileye. Era obvio quién era el que lo había herido tanto y lo había arrojado tan lejos.
Evileye divisó a un guerrero de pie en el lugar desde el que el cuerpo había salido volando.
La armadura de negro azabache estaba fuertemente dañada, haciendo evidente cuan intenso había sido su duelo. Aun así, el hombre parado en el lugar no flaqueaba en lo más mínimo, demostrando la clara superioridad de Momon a comparación de Yaldabaoth, que se estaba poniendo de pie.
El cuerpo de Evileye se llenó de alegría, y apretó fuertemente los puños.
Momon bajó lentamente sus espadas, y habló con Yaldabaoth.
"Bueno, eso fue divertido. Cómo decir esto... se sintió real. Pude sentir que realmente luchaba contra ti. Así que esto es lo que se siente ser la vanguardia... En el pasado, acostumbraba dominar a mis oponentes en el combate cuerpo a cuerpo, así que no sentía nada, pero ahora me siento como un maniático de las luchas. Así que, ¿ahora podrías mostrarme todo tu poder?"
Decirle a un oponente que use toda su fuerza era un grave insulto. Pensando sobre esto, Evileye sacudió la cabeza. Tal vez éste era el verdadero deseo de Momon.
Un hombre fuerte como él raramente tendría la oportunidad de darlo todo. La mayoría de las veces sus oponentes probablemente morían antes de que pudiera ponerse serio. Un hombre como él estaría encantado si obtuviera la oportunidad de enfrentar a un oponente que requiriera de toda su fuerza.
"Entonces, por favor permíteme hacerlo."
Yaldabaoth probablemente lo había tomado como un insulto, y por eso había respondido con una amabilidad exagerada y sarcástica.
Mientras lo observaba, Evileye se llenó de orgullo al saber que ella entendía mejor a Momon que Yaldabaoth.
"Entonces, te atacaré en serio."
"Adelante, Yaldabaoth."
Con esas palabras como señal, ambos chocaron al medio de la plaza.
Su intercambio fue como una repetición de cuando Evileye había conocido a Momon por primera vez. Su alta velocidad y ataques consecutivos eran desviados por las garras extendidas. Ya que podían bloquear sus espadas, la dureza de esas garras debía sobrepasar el entendimiento humano.
Momon dio un salto hacia atrás en un arco enorme y alto. La fuerza de su salto hizo que ella pensara que había usado el hechizo Volar. En el momento en el que su visión fue bloqueada por los giros de sus espadas, por el rabillo del ojo, Evileye vio que él sacaba una lanza de la nada.
Era una lanza carmesí cuya punta era como un ciclón de fuego. Momon la arrojó hacia Yaldabaoth. Voló tan rápido que todo lo que ella vio fue la estela roja impresa en su mirada mientras la lanza se dirigía hacia Yaldabaoth.
"Múltiples Aspectos de Demonio: Manto de Fuego Infernal."
Mientras la lanza impactaba, una llamarada rugiente se elevó desde el suelo, y una onda de choque gigantesca surgió de Yaldabaoth.
"¡Kuh!"
Para evitar salir volando por el desplazamiento titánico de aire, Evileye se agachó e intentó capear la tormenta. Afortunadamente, ya que usaba su máscara, fue capaz de mantener los ojos abiertos durante la tempestad.
Mirando hacia adelante, vio a Momon tomando su espada de donde se encontraba a sus pies, en medio del aire que soplaba salvajemente. Entonces, se lanzó hacia Yaldabaoth una vez más.
Yaldabaoth estaba listo para recibir el ataque. Su cuerpo estaba cubierto de fuego, y la lanza de hace unos instantes estaba clavada en el suelo junto a sus pies.
Mientras Momon blandía su espada hacia él, Yaldabaoth la atrapó con ambas manos. De entre sus palmas salió humo, y el metal entre sus dedos comenzó a derretirse.
"Así que puedes fundir un arma como ésta... la habilidad se han hecho más fuerte."
Puesto que la espada era favorecida por Momon, un aventurero del calibre más alto, debía haber sido hecha de un material en verdad asombroso.
Pero eso no tenía importancia. Lo que importaba era que Yaldabaoth podía invocar llamas capaces de fundir el acero, y que Momon podía seguir hablándole con tranquilidad a pesar de estar tan cerca de las mortales flamas.
"...Estos dos son increíbles."
Evileye estaba aterrorizada. Ya sabía qué tan fuertes era los dos, pero su cuerpo seguía temblando descontroladamente.
"Es como has supuesto. El daño de tipo fuego ha sido reforzado por una habilidad especial."
Mirando más de cerca, las llamas que cubrían a Yaldabaoth tenían cierto tono negro en ellas.
"Fuego Infernal, ¿cierto?"
"Así es. Ni siquiera un ser con inmunidad al fuego saldría ileso, ¿no te parece?"
Por primera vez en su batalla, Momon dio un paso hacia atrás en retirada, pero Yaldabaoth no iba a permitirlo.
Esta vez era el turno de Yaldabaoth de acortar la distancia, lanzando una ráfaga de golpes hacia Momon. Ese ataque podría haber matado a un ser humano en un instante, pero Momon los esquivó todos con sus gigantescas espadas.
Mientras estaba enfrascado en un combate cuerpo a cuerpo que derretía lentamente su armadura, Momon buscó nuevamente en el vacío y sacó un arma extraña.
"¡Frost Pain Modificada - Ráfaga Helada!"
Una ola de aire glacial fue expelida desde el arma, reduciendo instantáneamente la temperatura de los alrededores. Aunque parecía que el frío incluso sería capaz de congelar al fuego, la Llamas Infernales de Yaldabaoth ardían con más intensidad que las llamas normales. Sin embargo, por un instante, el calor fue sofocado.
La exclamación de sorpresa de Yaldabaoth llegó hasta los oídos de Evileye.
"¿Qué fue eso? Fue como la lanza de hace unos momentos."
"Como no puedo usar magia, lo compenso con armas elementales. Aunque esta es una copia de Frost Pain creada como experimento... bueno, debería considerarme afortunado de que haya resultado más poderosa que la original. Por supuesto, es una herramienta que me permite usar un hechizo de alto nivel tres veces al día, sin embargo, sin las habilidades especiales para incrementar su fuerza, no debió haber sido nada para ti."
Realmente costaba creer la conversación entre los dos.
Se suponía que estaban enfrascados en una intensa lucha a muerte, pero la atmósfera se sentía como si simplemente estuvieran confirmando la fuerza del otro de manera amable y relajada.
Evileye recordó algo que Gagaran había dicho una vez. Cuando los guerreros ponían sus vidas en juego, algunas veces eran capaces de entender por completo los pensamientos de su oponente, y eso creaba una sensación parecida a la de amigos cercanos que se habían conocido desde hace mucho tiempo.
En ese entonces, ella se había preguntado "¿de qué está hablando?". Pero ahora...
"Tal vez tenía razón, después de todo."
Evileye había aprendido a aceptar muchas cosas en el transcurso de un día. Estaba decidida a no rechazar ningún conocimiento potencial en el futuro.
Evileye comenzaba a sentir celos de la cercanía entre ambos.
El hombre en la armadura negra como la noche, que había perdido su brillo debido a su superficie fundida, y el demonio cuyo esmoquin había sido hecho trizas por incontables golpes de espada.
Ambos que habían luchado el uno contra el otro en una esfera más allá del entendimiento humano, para Evileye, parecían ser viejos amigos.
"Tu poder es incomparable."
"Ciertamente, también el tuyo, Yaldabaoth."
"En ese caso, ¿podría sugerir algo?"
Momon elevó la barbilla hacia Yaldabaoth, como diciéndole que continuara.
"Si te concedo esta batalla y la vitoria, ¿tal vez ambos podamos retroceder un paso del límite? O más bien, para ser más precisos, me retiraré de este incidente, y me gustaría que desistas de perseguirme."
"¡Estás bromeando!"
El grito de Evileye estaba alimentado por una intensa emoción. Para alguien que había traído tanto caos y muerte a la capital, un pedido de clemencia y perdón no era nada sino vergonzoso.
Sin embargo, una voz tranquila aceptó la propuesta de Yaldabaoth.
"Está bien."
Bajo su máscara, Evileye observaba a Momon con los ojos desencajados. No podía entender por qué era que Momon, que se encontraba en una posición tan superior, estaba aceptando los términos de Yaldabaoth.
Sintiendo la confusión de Evileye, Yaldabaoth se encogió de hombros. A pesar de lo mucho que Evileye odiaba admitirlo, se había visto bastante elegante al hacerlo.
"Me sorprende que Momon haya traído a una mujer tan tonta como tú. Un examen rápido debería revelar la razón por la que Momon-san ha aceptado mi propuesta."
Volviéndose hacia Evileye, Yaldabaoth continuó hablando:
"Para traer aquí a Momon-san, y para evitar que otros interfieran en nuestra batalla, ustedes involucraron a muchos de sus amigos y aliados a la batalla, ¿no es así? ¿Realmente crees que serán suficientes para evitar que los demonios se entrometan en este conflicto?"
Evileye sintió como si una estalactita la hubiera empalado atravesándole la espina dorsal.
"El ejercido demoniaco está siempre a la espera de una oportunidad para atacar la capital."
Era el peor de los escenarios.
Aunque el Marqués Raeven estaba patrullando el interior de la capital con sus tropas, honestamente, ella no podía creer que pudiera ser capaz de lidiar con todos los demonios que Yaldabaoth tenía en espera. Les aguardaba una conclusión similar si los demonios comenzaban a tomar rehenes a lo largo de la ciudad.
Pero si ellos derrotaban a Yaldabaoth aquí...
"Aun si me matan, ¿crees que ellos desaparecerán? Lo único que tengo que hacer es enviar una sola orden mental y al instante las hordas infernales comenzarán a arrasar con la ciudad. Por supuesto, es posible que sus números se hayan reducido un poco... sin embargo ¿cuántas muertes crees que provocarán hasta que logren matarlos?"
"Pero entonces, ¿cómo podemos saber que realmente cumplirás tu promesa?"
Si Yaldabaoth continuaba luchando contra un guerrero de primera como Momon, en realidad no tendría ninguna garantía de poder ganar. Siendo ése el caso, ¿por qué mejor no retirarse con todas su tropas y rogarles para que no lo persigan? Si no, bueno, entonces si acababa muriendo, iba a llevarse a todos consigo. Se trataba de algo como eso.
Sin embargo, con los habitantes de la ciudad como rehenes, sus circunstancias no eran parejas.
Realmente era una oferta astuta y manipulativa.
Ya veo, pensó Evileye, y su opinión sobre Momon se incremento aún más. Él había aceptado a regañadientes la propuesta de Yaldabaoth porque ya había previsto esta situación. En efecto, Momon no había tenido otra opción.
"Entonces, ya que esta intrusa lo ha aceptado también, daré inicio a mi retirada, aunque es una pena no haber podido recuperar ese objeto. Ruego porque nunca volvamos a encontrarnos."
"Igual yo, Yaldabaoth."
Yaldabaoth rió bajo su máscara, y luego reunió a las sirvientas alrededor antes de desaparecer usando un hechizo de teletransportación de alto nivel.
"Se han ido..."
Evileye flotó en el cielo, sus ojos observando el lugar en el que había estado el muro de fuego. No quedaba nada, sólo una zona más vívida en horizonte nocturno.
Las cortinas se habían cerrado sobre este disturbio. Pero, ¿qué habían obtenido de los sacrificios de este día?
El hecho seguía siendo que Yaldabaoth existía, un demonio con un poder que sobrepasaba por mucho al de los Dioses Demonio. Y de pie frente a él estaba Momon, un guerrero de primera clase. ¿Cuál sería la reacción del mundo ante estos dos una vez que se corriera la voz, y cómo cambiaría el mundo después de eso?
Evileye sacudió la cabeza para dispersar los pensamientos que se había fundido en un gran montón en su interior. Reflexionaría estas cosas lentamente, en el futuro.
Había algo mucho más importante que esto. Evileye aterrizó en el suelo y abrió los brazos.
"¡Uwaaaaaaaaaaaah!"
Con un grito de alegría, Evileye comenzó a correr. Aunque la duración de su hechizo de Volar no había expirado aún, este tipo de situación instaba a correr.
Evileye corrió hacia Momon. Tal vez fue debido a la sorpresa, pero Momon preparó sus espadas. Ignorando esto, Evileye saltó por los aires hacia él. Ya que había estado corriendo a toda velocidad, se sintió como si hubiera chocado con una pared. Pero debido a su fisiología vampírica y a su resistencia, no recibió daños.
Y así, Evileye tacleó y abrazó a Momon.
"¡Lo lograste! ¡Ganaste! ¡Ganaste! ¡Era de esperar de Momon-sama!"
"Yo... eh... ¿te importa?, me gustaría algo de espacio."
Momon le habló con calma a Evileye, que lo abrasaba como un koala. Tal vez estaba avergonzado.
(Es una victoria si lo abraso.)
Evileye estaba apostando en una trivialidad que había oído en el pasado. Algunos hombres usaban a los miembros del sexo opuesto para aliviar la tensión después de una batalla. Ella tenía esperanzas de que Momon fuera ese tipo de hombre, y que la escogería a ella para esa tarea.
Evileye le dio un vistazo a Nabe que la estaba fulminando con la mirada.
(La primera chica gana.)
Aunque Evileye estaba apretando su suave cuerpo contra Momon, su armadura probablemente significaba que él no sentía nada, y si golpeaba alguna herida, le dolería.
"Ah... perdóname, Nabe, sostén mis espadas."
Percatándose de que sólo estaba desperdiciando sus fuerzas, Evileye lo soltó, cayendo del árbol que era Momon.
(Bueno, es cierto. La próxima vez debo estar atenta a una buena oportunidad. Ahora que Yaldabaoth ha visto el poder de Momon-sama, no hay forma de que rompa su parte del trato. Pero incluso así, están los que lucharon, y los que murieron... ah, seguir mis propios deseos traerá problemas de muchas formas.)
La batalla por la capital había terminado.
Pero su batalla como mujer acababa de comenzar.
Evileye, que estaba pensando cuál sería su siguiente movimiento, se dio la vuelta hacia el sonido tintineante del acero.
Ante ella se encontraba un grupo de personas. Eran los aventureros, los soldados y...
"¿Es ése el Capitán Guerrero? ¿Con todas las demás?"
Al lado de Gazef Stronoff estaban Lakyus y Tina. Gagaran y Tia también estaban allí. Todos estaban cubiertos de suciedad, un testamento a la ferocidad de las batallas que habían luchado para llegar hasta aquí. Ellos echaron un vistazo a las secuelas de la intensa batalla que había tenido lugar aquí, y luego, tomando aire, miraron a Momon.
Sintiendo el significado de ese gesto, Evileye le susurró:
"Momon-sama, lidera el grito de victoria."
Pero Momon no lo hizo. Justo cuando Evileye comenzaba a sentir sospechas, oyó una pequeña vocecita.
"Ahora me estoy sintiendo un poco tímido."
La sorprendente reacción humana del guerrero sobrehumano hizo que Evileye riera a carcajadas.
"... Pero, ¿no crees que ese honor le pertenece a la persona que hizo la mayor parte por nosotros? No dejes escapar esta oportunidad."
Momon apretó su espada con fuerza y la lanzó hacia arriba.
"¡UOOOOOOOOOOOOHH!"
Al siguiente instante, todos en la plaza levantaron los puños al cielo, gritando en celebración de su victoria. En las bocas de todos estaba el nombre de Momon, el héroe que había salvado a la nación.