jueves, 3 de diciembre de 2015

Overlord-BR1-Epílogo

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Traductor: Erb
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  Emisario del Rey
Epílogo


La habitación que le habían dado era lujosa. No, como habitación era digna de los Seres Supremos, eso era de esperarse.

Detrás del escritorio al centro del cuarto se encontraba brillando la bandera de Ainz Ooal Gown.

No mucho tiempo después de ver con una sonrisa en el rostro cómo se marchaba a su amo, un cambio sobrevino sobre ella, y su rostro se volvió tan frío como el invierno.

“---Hmph.”

Albedo levantó la bandera con una mano, y abrió la puerta interior.

Dentro se encontraba la habitación de un gobernante absoluto de Nazarick.

Luego de ingresar a la habitación y asegurarse de que estuviera correctamente cerrada, arrojó la bandera a un lado.

La brillante bandera cayó al suelo.

“El Ainz Ooal Gown que nos abandonó… me enfurece.”

Aunque se había llenado de alegría cuando su amado había tomado ese nombre como suyo, ese sentimiento luego se había tornado en preocupación cuando se dio cuenta que ello también se refería a las personas que le disgustaban.

Con una expresión diabólica en el rostro, Albedo se acercó a la bandera en el suelo y levantó un pie para pisarla.

“---¡Mierda! ¡Cómo se atreven estos pedazos de mierda a insultar el nombre de mi amado!”

Albedo maldijo libremente mientras pisoteaba la bandera. Con su respiración en caos, pareció percatarse de algo y levantó la cara, cuya expresión se suavizó mientras pensaba en ello.

Albedo abrió su inventario y sacó una gran bandera nueva. Frotó su rostro contra ella con una expresión de dicha, y entonces cuando eso ya no era suficiente, frotó todo su cuerpo contra ella.

La bandera que sostenía era una de las 41 que antes era exhibida frente al trono, la que representaba el nombre de Momonga, y que éste había retirado.

Albedo la había tomado rápidamente luego de ese hecho.

“Ahhh, Ainz-sama. No, Momonga-sama. Sólo usted es mi verdadero amo. Haré que sea el único gobernante de Nazarick. No hay necesidad de esas otras personas. Sólo usted, y sólo usted gobernará por siempre----”

Como si su amo hubiese estado realmente allí, Albedo cantó esas palabras en un tono húmedo y entrecortado.

“Sí, absolutamente. Si alguien trata de detenerlo, lo destruiré incluso si se trata de algún Guardián. Soy su verdadera seguidora, su leal esclava. Así que por favor, conceda su compasión sobre mi cuerpo…”

Lentamente deslizó su mano hacia abajo, a la parte más baja de su vientre.