lunes, 1 de febrero de 2021

Overlord Gaiden c1 p3

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Traductor: Erb
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Capítulo 1
Encuentro en el país perdido
Parte 3

—Ésta es mi… no, es la historia de la Nomuerta de Ojos Rojos, Keno Fasris Invern. O al menos, es el día cuando comenzó.

Keno ya había comenzado a hablar claramente en algún momento, y ése fue su resumen. Sus palabras confusas cuando se acababan de conocer probablemente se debían a que no había hablado por mucho tiempo. Dicho eso, siendo nomuerta, su cuerpo no envejecería, por lo que se recuperaría rápidamente una vez que comenzara a hablar.

—Ya veo, —respondió Satoru Suzuki, y luego Keno continuó narrando su historia de lo que había sucedido desde ese día—.

Después de darse cuenta que no eran solo las personas en la habitación, sino el castillo y toda la ciudad quienes se habían convertido en nomuertos sin sentido —zombis, en otras palabras— Keno tenía dos caminos disponibles.

Uno era dejar la ciudad y pedirle ayuda a alguien más para salvar a su gente.

La otra era quedarse aquí y esperar que llegara la ayuda de las otras ciudades.

Evidentemente, Keno había escogido quedarse.

Si bien Keno no odiaba a los vivos, los nomuertos eran fundamentalmente seres que odiaban a los vivos. ¿Cómo un ser así podría pedir ayuda a los vivos? Si veían a Keno sin lugar a duda la atacarían con la intención de destruirla. Luego estaba el hecho de que incluso después de haberse convertido en nomuerta, Keno no podía simplemente abandonar a su familia y marcharse.

Más importante aún, Keno era débil y no podía resistir los ataques de monstruos o bestias, así que las posibilidades de que pudiera llegar a una de las ciudades cercanas eran bajas. Además se aferraba a la ligera esperanza de que las otras ciudades vendrían a investigar, ya que ésta era la capital real.

Sin embargo, nadie venía.

Después de uno; después de dos años, no había visto a nadie alrededor de las puertas de la ciudad.

Tal vez este extraño fenómeno de conversión de nomuertos se había extendido a las ciudades cercanas e incluso había afectado a todo el país. Cuando le vino ese pensamiento a la mente, Keno comenzó a trabajar con esfuerzo. Estudió a los residentes nomuertos de su país para entender el fenómeno de conversión de nomuertos, para así poder ayudar a la recuperación de todos.

También había pensado —¿Qué puedo hacer? Sólo soy una niña—, una vez, pero Keno no tenía otra opción.

Ocasionalmente Keno se aventuraba a salir del castillo para traer varios libros, que estudiaría. Al mismo tiempo, se entrenaba para usar hechizos más potentes. Siendo nomuerta, sin necesidad de descansar, Keno podía literalmente trabajar toda la noche en sus esfuerzos.

Pasaron los años, o posiblemente décadas. Había pasado tanto tiempo que incluso su sentido del tiempo estaba desequilibrado. Al parecer Keno había vivido sola, buscando una manera de restaurar a todos a sus yo originales.

Durante este tiempo, Keno había visto aves migratorias que no se habían convertido todavía en zombis, lo que le aseguraba que todavía había seres vivos en el mundo exterior. Sin embargo, cuando observaba las puertas de la ciudad, todo lo que veía eran los cadáveres de animales atacados por zombis, y al final no encontró ningún visitante humano.

Luego de oír la historia de Keno, Satoru Suzuki finalmente se dio cuenta de por qué había una gran diferencia entre la forma solemne en la que Keno hablaba y entre su aspecto juvenil.

Cuando lo pensaba con calma era una situación perfectamente comprensible. Ya que ella era nomuerta, era natural que hubiera una desconexión entre su edad aparente y el tiempo en el que realmente había estado viva (dejando de lado el hecho de si esa conjetura era correcta). En otras palabras, su cuerpo podría no haber cambiado, pero su mente había crecido. Es imposible borrar por completo el miedo y otras emociones de nuestro corazón, y así, en el debido momento, también su mente había cambiado gradualmente.

«Siendo ése el caso, ¿no sería grosero tratarla como una niña? » —pensó Satoru Suzuki—. «Esperaré hasta que me haga saber su preferencia», —concluyó. Toda la experiencia de su vida hasta ahora le había dicho  que era mejor tratar a una mujer como más joven que mayor—.

Y entonces,  su historia llegó a su fin. Keno, que había estado llevando a cabo sus investigaciones en el castillo, ahora vivía en las alcantarillas.

Eso se debía a que… había huido.

En ese momento, ella había sentido la aparición de un poderoso ser nomuerto en las afueras de la ciudad, uno que era más poderoso que ella o incluso que sus padres, y que luego había ingresado al castillo. Ella no tenía ninguna fe en su habilidad para triunfar en batalla, así que tomó todo lo que podía cargar y escapó del castillo hasta este lugar.

Y luego, los acontecimientos de hoy habían tenido lugar.

Justo cuando planeaba dirigirse a recoger algo de literatura relacionada con magia del castillo, de pronto vio un nomuerto incomparablemente poderoso en el aire —Satoru Suzuki— y esto había conducido a las circunstancias actuales.

—Ya veo…

Ahora entendía su estado actual y la condición de la ciudad. Sin embargo, no tenía idea de por qué era que él había aparecido en este lugar, o por qué la ciudad había terminado de esta manera.

Sin embargo, no parecía que este mundo hubiese sido generado en respuesta a la llegada de Satoru Suzuki. Como esperaba, sería mejor pensar que probablemente había alguna otra razón —aunque no estaba clara— por la que Satoru Suzuki había sido traído a otro mundo.

Hablando de ello…

Suzuki miró a Keno, ese ser nomuerto con forma de niña.

«Tengo mucha suerte de haber logrado conocer a alguien que sabe cómo funciona el mundo. Doblemente ya que es nomuerta.»

Ella lo había mencionado en su historia, pero fue sólo después de haberle preguntado en detalle sobre ello que aprendió que los nomuertos eran universalmente vilipendiados por los vivos, y no sería inusual que fueran exterminados si eran encontrados. Por lo tanto, para él sería muy difícil obtener ayuda. Eso significaba que Keno era una persona muy importante.

Era verdad que Satoru Suzuki quería saber sobre sus antiguos amigos y sobre la Gran Tumba Subterránea de Nazarick. Sin embargo, Keno no sabía nada sobre ellos. Dicho esto, eso no hacía que ella careciera de valor. Después de todo, era de esperarse que ella no supiera de ellos. Tenía más sentido pensar que Satoru Suzuki había venido solo y que todo lo demás había desaparecido con el juego.

«Me gustaría ganarme su confianza y aprender más sobre este mundo, si es posible. Por lo menos, me gustaría llenar las brechas entre lo que sé y entre cómo funciona este mundo… eso podría tomar un largo tiempo. Llevarla al mundo del hombre podría acortar ese tiempo, y podría ganar experiencia y conocimientos también… pero, ¿cómo podría hacer que quede en deuda conmigo hasta tal punto?»

Justo cuando Satoru Suzuki se preocupaba por ese problema:

—Todos, todos son importantes para mí.

Keno se arrodilló frente a Satoru Suzuki y agachó la cabeza, con las palmas de las manos sobre el suelo.

—Por favor, te lo ruego. Por favor cambia a todos de vuelta a cómo eran antes.

—¿Eh?

¿Qué quería decir exactamente con eso?

«No, incluso si lo dices así» —Ésa fue la primera reacción de Satoru Suzuki.

En el juego Yggdrasil, Momonga era un lanzador de magia arcana nomuerto. Debería poseer el mismo poder en este mundo incomprensible.

Sin embargo, no tenía la habilidad para restaurar a los nomuertos.

Si la gente de la ciudad se había convertido en zombi debido a un estado negativo, entonces tal vez matarlos y luego resucitarlos con magia podría funcionar.

Aunque en el juego no se podía usar de esa forma, ese tipo de tácticas aparentemente existían en otros juegos; es decir, matar a alguien que había adquirido una afección de estado  incurable. Estrictamente hablando, eran golpeados hasta estar en un estado cercano a la muerte y luego eran resucitados, lo cual eliminaría el efecto de estado negativo.

Sin embargo, en ausencia de tales circunstancias, ninguno de los hechizos en el repertorio de Satoru Suzuki incluía la habilidad para restaurar a las personas que se habían convertido en nomuertos. Podría sonar extraño, pero ni siquiera los objetos u hechizos de resucitación utilizables en criaturas nomuertas cuyo HP había sido reducido a 0 hace algún tiempo, podían restaurarlos a un estado anterior a haberse convertido en nomuertos.

Dicho esto, los objetos de cambio de raza podrían tener una posibilidad aquí. Desafortunadamente, una vez que uno se convertía en una criatura nomuerta, la mayoría de objetos de cambio de raza sería incapaz de cambiar el estado de nomuerto. Si fuese posible, los únicos objetos que podrían hacerlo estarían en el nivel de Objetos de Clase Mundial.

Si se era un jugador, sería más rápido borrar el personaje y comenzar con uno nuevo.

«Si bien no tengo ninguno y no las usaría incluso si las tuviera, tal vez las Semillas del Árbol Mundial podrían permitir que incluso un nomuerto cambiara libremente de raza… Asumiendo, claro, que los Objetos de Clase Mundial tengan el mismo efecto aquí que el que tenían en el juego. ¿O usar Deseo Ante una Estrella me permitiría cambiar de vuelta a algunos de ellos, incluso si no son todos? »

En cualquier caso, Satoru Suzuki no tenía ninguna intención de gastar ninguna de sus cartas del triunfo de uso limitado.

Mientras Satoru Suzuki continuaba pensando, Keno continuaba su perorata, como si estuviera llorando lágrimas de sangre.

—¿Por qué, por qué nos hiciste esto? No tengo idea. Tal vez fue mi culpa. ¡Pagaré por mis pecados, así que por favor perdónalos a todos!

—¿Hm? —Había oído algo que no podía pretender ignorar—.¿Yo les hice esto?

¿Satoru Suzuki había convertido a todo en la ciudad en nomuertos sin darse cuenta? No, el nunca antes había hecho una cosa así, ni siquiera en Yggdrasil.

Confundido, Satoru Suzuki meditó en silencio. Keno levantó la cabeza un poco y espió a Satoru.

—…Perdona. En verdad, no entiendo del todo qué estás diciendo. ¿Yo hice algo como esto?  

—…¿Huh? —Al igual que Satoru Susuki había hecho justo ahora, Keno hizo un sonido desconcertado.

—¿Huh?

—¿Huh?

Ambos se miraron el uno al otro.

La chica quedó paralizada, como si le hubieran cortado la electricidad. Él esperó un rato pero no parecía como si ella fuese a responderle. Siendo así, Satoru Suzuki comenzó a hablar de su lado de las cosas. Sin embargo, no podía decir que era un residente de otro mundo o algo así, por supuesto. Por lo tanto alteró su historia a una en la que estaba realizando un experimento mágico y de repente había sido teletransportado al aire sobre la ciudad.

—Así que, si has vivido en esta ciudad por un largo tiempo, ¿confío que eso significa que no tiene nada que ver con migo?

—Ah, uh, ¿entonces no fue por tu poder, Satoru-sama?

—Por poder, ¿te refieres a convertir a todos en esta ciudad en criaturas nomuertas? No, no sé nada al respecto… ah realmente no lo sé, ¿sabes? Ahora bien, ¿puede ser mi turno de hacerte una pregunta? ¿Tienes alguna prueba o base de que yo soy la causa de todo esto?

La verdad era que, los recuerdos de Ainz recién acababan de despertarse. Si hasta entonces su cuerpo hubiese estado violentando sus alrededores inconscientemente, realmente no tendría nada que decir en su defensa.

—…

Su expresión cambió lentamente, de sorpresa a dolor.

Como una niña, no pudo ocultar el cambio de su rostro. A pesar de que había vivido tanto tiempo, las palabras de Satoru Susuki habían tenido —a pesar de la supresión emocional de los nomuertos— un gran impacto en ella.

—A-ah, cuando estaba sola en la ciudad, apareció una poderosa criatura nomuerta… tuve miedo así que corrí.

Era la criatura nomuerta que Keno acababa de mencionar la razón por la que ella había cambiado su base desde el castillo a este lugar. Él todavía no había escuchado los detalles sobre ese ser nomuerto…

—Ahhh, ya veo, entonces ese nomuerto era muy similar a mí,,, y eso es todo, ¿es eso?

—Sí.

La voz de Keno, tan débil que parecía estar a punto de desaparecer, se combinó con la mirada de comprensión en su rostro y levantó un gran peso del corazón de Satoru Suzuki.

No había sido Momonga —sin la mente de Satoru— el que había hecho esto. Eso lo hizo estar incluso más seguro de que solo había aparecido en este mundo en ese momento. Al mismo tiempo, Satoru Suzuki no pudo evitar sorprenderse de la medida en que Keno creía en lo que él decía.

Por supuesto, Satoru Suzuki había sido muy franco y honesto con ella con la esperanza de ganarse su aceptación. Sin embargo, ella era quien tomaría la decisión final de confiar en él. En otras palabras, se había creído las palabras de un nomuerto que había conocido por primera vez.

Si ella había depositado tanta confianza en él, él debería hacer lo mismo por ella. Eso era necesario para construir una relación sana entre dos personas.

—A-Ah, ¿estás enojado? Lo siento. ¡Siento mucho haberme equivocado, Satoru-sama!

—Ahh, eso no es necesario. No te preocupes por eso. Hablando de ello, ¿estás segura de que esa criatura nomuerta es el cerebro detrás de la transformación de la gente de esta ciudad en zombis?

—No, no estoy segura. Pero creo que debería haber una conexión, de lo contrario no habría aparecido en esta ciudad de nomuertos.

—Ya veo, tiene cierto sentido.

Aunque había estado de acuerdo verbalmente con ella, Satoru Suzuki todavía tenía dudas en su corazón.

Esa conjetura estaba llena de agujeros.

Podría haber sido más probable si esa criatura nomuerta hubiera aparecido de inmediato. Pero Keno tenía casi perdió el sentido del tiempo cuando apareció —en el orden de los años, como mínimo. ¿No significaría eso que era muy probable que no estuviera relacionada con el incidente?

Además, con respecto a su razón de venir, seguramente la razón más probable sería porque quería establecerse aquí, ¿no? Siendo un ser nomuerto en sí mismo, no sería atacado por nomuertos de bajo nivel, y los vivos evitarían esta región. Si uno dejaba de lado el problema de los ataques de los vivos, ¿un lugar como éste no sería el entorno de vida más cómodo para un nomuerto?

Sin embargo, no tenía la intención de contarle a Keno sobre esas teorías.

No había forma de que ella no hubiese notado algo que incluso Satoru Suzuki hubiese supuesto inmediatamente.

Era muy probable que ella todavía quisiera creer que dicha criatura nomuerta fuese la mente maestra detrás de todo esto. Por eso se había disculpado con Satoru Suzuki por confundirlo con esa entidad.

Ella todavía quería creer que había una forma de salvarlos a todos.

Satoru Suzuki miró por entre las pilas de libros en la habitación. Todos estaban manchados, lo que era un signo del arduo trabajo de Keno. Sin embargo, probablemente se había aferrado a tal creencia porque entendía que no podía salvarlos o porque su investigación le había mostrado una forma de hacerlo.

«Su narración de lo que sucedió ese día fue muy detallada. »

La primera mitad de su historia, su descripción de los eventos del día, fue muy específica y claramente ilustraba la situación, llegando incluso a incluir sus propios sentimientos en ese momento. En contraste, la segunda mitad de su historia, después de convertirse en nomuerta, parecía mezclarse. Tal vez para ella, había habido pocos cambios en los días después de eso, por lo que había poco de qué hablar.

Pero, por supuesto, serían diferentes.

La última vez que fue humana fue durante el desayuno.

Esos fueron los recuerdos más brillantes que tenía, razón por la cual podía hablar de ellos con tanto detalle y con tanta amplitud.

Satoru Suzuki acarició el Báculo de Ainz Ooal Gown. Escuchó a Keno jadear de sorpresa, pero no le importó.

Sintió una dura frialdad.

«Sí, así es.»

Podía entender cómo se sentía Keno.

Keno sentía lo mismo por la ciudad que contenía a sus padres y que la había ayudado a criarla como Satoru lo hacía sobre el gremio de Ainz Ooal Gown. Si hubiera alguien que pudiera ayudar a Satoru Suzuki a volver a esos días brillantes, con mucho gusto se postraría ante ellos y suplicaría su ayuda.

El sentimiento que surgió en él se llamaba culpa.

Era fácil decir que ella estaba equivocada por esperar demasiado de Satoru Suzuki.

Sin embargo…

—Ahh, sí —dijo Satoru Suzuki mientras apretaba su báculo—. Keno-san.

 Vio los hombros de Keno temblar, pero Satoru Suzuki lo ignoró y continuó hablando.

—Si destruir esa criatura nomuerta revertirá la transformación de la gente en la ciudad, entonces con mucho gusto te ayudaré.

La teoría anterior de Satoru Suzuki se había basado puramente en su conocimiento de Yggdrasil. Si ese ser nomuerto realmente era el culpable, entonces podría ser posible restaurar a la gente al derrotarlo o usando algún otro medio.

—Si es cómo crees, Keno-san, y la oposición es alguien que puede convertir a toda una ciudad de personas en nomuertos, entonces seguramente no serán enemigos fáciles. Por eso siento que capturarlos en una sola pieza será difícil, pero aniquilarlos aún podría ser posible.

Cuando Satoru Suzuki le dijo eso a Keno, mentalmente se reprendió a sí mismo: “¿Eres un idiota?”

En el mejor de los casos, un nomuerto similar a Satoru Suzuki sería un Overlord. Si eran aplicables todos sus conocimientos de Yggdrasil, tal vez pudiera pensar en una forma de lidiar con él. Sin embargo, en este mundo era muy posible que el equivalente local de un Overlord fuera un oponente de nivel superior a 1000.

Dicho esto, al parecer no era probable que este oponente superase las expectativas de Satoru Suzuki.

La razón de ello se debía a la forma en la que Keno había descrito a sus padres. Su padre, proclamado en canciones e historias, era capaz de lanzar hechizos de cuarto nivel, mientras que su madre, que podía lanzar hechizos de quinto nivel, era considerada un genio. Desde ese punto de vista, había pocos cambios con Yggdrasil, o más bien, eran más debiluchos aquí que en Yggdrasil.

Dicho esto, quedaba por ver si podía vencerlos.

Su auto-burla había sido dirigida hacia las tontas palabras que había dicho luego de equiparar la experiencia en un juego a la experiencia de combate de la vida real, además de su falta de conocimiento.

Si fuese posible, le gustaría llevarse a Keno fuera de esta ciudad por un tiempo y contactar a la gente de este mundo que estuviese familiarizada con los nomuertos, con el fin de obtener la mayor cantidad de información posible sobre su enemigo antes de preparar una estrategia impecable con la cual desafiar a su adversario.

Para empezar, no conocía el poder de la oposición. Tal vez Keno solo había visto a una criatura nomuerta, pero podría haber continuado mejorando su fuerza de combate dentro de la ciudad después de eso.

En ese caso su primera prioridad era recopilar información, y luego, tendría que gastar mucho tiempo y esfuerzo en los preparativos.

Sin embargo, no pensaba que Keno aceptaría esa idea. Seguramente una chica que se había negado a abandonar una ciudad llena de terroríficos nomuertos no aceptaría un simple “salgamos de aquí”, de un tercero con tanta facilidad. Aun así, valía la pena intentarlo.

—Sin embargo, me gustaría que pensaras detenidamente sobre esto. ¿Realmente está bien destruirlo? Es posible que incluso si destruyes a esa criatura nomuerta, la gente del pueblo podría no volver a la normalidad, ¿no?

Keno negó con la cabeza y sacó un libro de entre las pilas de literatura.

Los libros apilados encima se derrumbaron y cayeron, pero ella lo trajo de vuelta sin mirarlo dos veces y abrió una página para mostrarla a Satoru Suzuki.

Su primer pensamiento fue «No es japonés después de todo».

Mientras Satoru Suzuki buscaba a tientas un objeto mágico, Keno señaló un pasaje del libro y lo leyó.

—Esta parte dice que resucitar a una criatura muerta nomuerta requiere hechizos de resurrección extremadamente poderosos, e incluso después de la resurrección seguirán siendo nomuertos. Pero si el amo nomuerto es aniquilado, existe la posibilidad de que sus víctimas puedan ser restituidas, si tienen suerte. Eso es lo que está escrito aquí.

En su mayor parte, eso era lo mismo que en Yggdrasil. Sin embargo, para que un personaje de Yggdrasil que se había convertido en nomuerto pudiese volver a ser humano, necesitaría un Objeto de Clase Mundial, mientras que no era así en este mundo. Cuanto más se daba cuenta de las diferencias entre ambos mundos, más importante se hacía Keno.

«Maldita sea», pensó Satoru Suzuki.

Si Keno hubiera respondido, “Tal vez no vuelvan a la normalidad,” Satoru Susuki podría haber guiado la conversación a “Entonces no lo destruyamos primero y busquemos otra manera. Ya que no sabemos lo suficiente. ¿Por qué no dejamos esta ciudad por un tiempo y salimos a buscar información?” Así era como lo había planeado.

Ese plan había salido mal. Aun así, no se pudo evitar.

En ese caso, tendría que destruirlo.

Destruir a ese ser nomuerto.

Por supuesto…

…«Sólo en caso de poder lograrlo».

—Entiendo. En ese caso… Ahh, sí, tiene que haber un pago.

—Sí.

—Y el pago será… Quiero saber todo tipo de cosas. Quiero saber todo lo que sabes.

La expresión en el rostro de Keno parecía decir “¿Eh?”

—¿Estarás satisfecho con eso?

—Sí. Siento que el conocimiento acumulado hasta ahora es muy valioso.

Satoru Suzuki apartó los ojos del libreo que Keno sostenía hacia las pilas de otros libros en la habitación. Lo que quería era información básica sobre el mundo, pero Keno probablemente se inquietaría si le decía eso. Por lo tanto, tenía que fingir una actitud que la haría creer erróneamente que estaba buscando conocimientos mágicos. Dada la reacción de Keno, se lo había creído por completo.

—E-Está bien, pero todo ese conocimiento no pudo salvar a nadie, ¿sabes?

—Está bien. Incluso si ése es el caso, sigue siendo valioso para mí.

—Gracias. —Murmuró Keno y se inclinó ante él.

—Además, cualquier dinero o objeto mágico que te sobre también estaría muy bien, —dijo Satoru Suzuki mientras sacaba despreocupadamente una moneda de Yggdrasil—. ¿Puedo usar estos en este país?

Keno tomó la moneda y la hizo girar una y otra vez en sus manos antes de devolvérsela a Satoru Suzuki.

—Sí, sí puedes. O por lo menos, podrías. Si bien no sé exactamente cuánto vale sin comprobar su contenido de oro…

—Ya veo. Entonces, me complacería obtener más monedas de oro como estas que se pueden usar en la región circundante.

—Yo, Keno Fasris Invern, por la presente te juro que te pagaré lo que desees, Satoru-sama.

Satoru Suzuki respiró hondo en silencio.

Tal era el comportamiento majestuoso, y de princesa que la establecía a ella como superior incluso al más exitoso vendedor que Satoru Suzuki conocía.

—Entonces, estoy muy agradecido. Así se forma nuestro pacto. En ese caso…

Para aprender a usar su poder, tendría que aprender cómo interactuaba la magia de Yggdrasil con la magia de este mundo.

—Por cierto, Keno-san. Debo mencionar que puedo utilizar hechizos del décimo nivel.

—Ya veo.

Keno sonrió de una manera que parecía un poco angustiada.

«¿Por qué está sonriendo así? …¿No te consideras un genio si puedes usar hechizos del quinto nivel? Yo he duplicado eso, ¿sabes? ¿Por qué estás tan tranquila? ¿Es porque es nomuerta?»

Después de convertirse en nomuerto, Satoru Suzuki había experimentado cómo sus emociones eran reprimidas una vez que llegaban a cierto umbral. ¿Lo mismo le pasaba a Keno también?

¿No me digas que los hechizos de décimo nivel no son mucho? ¿Qué tal si los niveles comienzan en diez y se vuelven más poderosos a medida que los números se reducen? Espera, ¿eso no me convertiría en un lanzador del primer nivel?

—Ah… ¿Existe un hechizo de tercer nivel llamado Bola de Fuego?

—¿Eh? Sí. Existe tal hechizo, aunque no sé cómo usarlo.

—Tus padres eran capaces de usar hechizos de cuarto y quinto nivel, así que ellos no deberían tener problemas para usarlo, ¿correcto?

—Puede que mi madre no lo haya aprendido, pero mi padre podía lanzarlo.

—Ya veo. Por cierto, el hechizo Rayo también es del tercer nivel, ¿verdad?

Keno indicó que esto era así.

Así que parecía que los hechizos en este mundo ocupaban los mismos niveles que en Yggdrasil. En otras palabras, el conocimiento mágico de Satoru Suzuki podía aplicarse directamente.

Ésta era una excelente noticia, pero tenía que verificarla.

—En ese caso, Keno-san, ¿podrías lanzar uno de tus hechizos? Que tal esto, ¿podrías usar un hechizo de primer nivel en mí? Un hechizo de ataque sería lo mejor.

—¿¡Ehhhhh!?

Fue solo cuando vio los ojos muy abiertos de Keno que se dio cuenta de que no se lo había explicado con suficiente detalle.

—Ahhh. Me gustaría ver si mis poderes funcionan con normalidad. Me gustaría usar tus hechizos de ataque como indicador, Keno-san.

Después de todo, sería problemático que solo fueran similares en nombre y nivel, pero completamente diferentes en efectos y poder destructivo.

—Eh, ah, ya veo. Entiendo.

Keno reunió su determinación y se puso de pie, luego encaró a Satoru Suzuki.

Su falta de vacilación le dio escalofríos a Satoru Suzuki. Seguramente la mayoría de personas vacilarían por un momento o se alterarían, ¿no?

¿Era ese también el rasgo de un nomuerto? Mientras contemplaba esa pregunta, Keno lanzó su hechizo. Un par de 「Flechas Mágicas」 se proyectaron hacia él con los mismos efectos especiales que en Yggdrasil. Y luego… desaparecieron en el instante en que tocaron el cuerpo de Satoru Suzuki.

—¿¡Ehhhh !? —Exclamó Keno, sorprendida.

Satoru Suzuki… no, Momonga poseía una habilidad conocida como Inmunidad Mágica de Alto Nivel. Era un poder que anulaba todos los hechizos del sexto nivel e inferiores. Mientras estaba activada, un simple hechizo de primer nivel era completamente inútil.

—Parece que el poder que me protege está funcionando sin problemas. Entonces, inténtalo de nuevo. Esta vez, bajaré mis defensas.

Desactivó la habilidad pasiva. Por alguna razón, se sentía como si estuviera desnudo bajo el cañón de una pistola.

Un miembro del gremio había dicho una vez que tenía miedo de que le apuntaran con un arma incluso cuando se había implantado fibras subdérmicas a prueba de balas. Ahora podía entender cómo se sentía. Si bien las poderosas emociones de los nomuertos eran reprimidas, parecía que las emociones que no alcanzaban ese umbral quedaban intactas.

—Entiendo, —dijo Keno, y una vez más, le lanzó su hechizo sin dudarlo un momento.

—「 Flecha Mágica 」

Los rayos de luz salieron disparados de nuevo y golpearon a Satoru justo en el centro.

No le dolió. No, había habido algo que podría haber sido dolor, pero llamarlo dolor hubiera deshonrado la palabra.

¿Era que sus sentidos estaban embotados porque era nomuerto? Pero cuando lo pensó, quiso burlarse de cómo un cuerpo hecho únicamente de huesos sin carne, nervios o incluso piel, podría sentir dolor en primer lugar. Hablando de eso, ¿cómo diablos era que un cuerpo sin cuerdas vocales ni pulmones lograba siquiera hablar?

Lo mismo pasaba con Keno, que no respiraba. Así era como funcionaban las cosas, y no tenía más remedio que aceptarlas.

Él la miró, y al final, el rostro de Keno —incluso después de atacar dos veces a Satoru Suzuki— estaba en calma. Más bien, su expresión parecía decir que había esperado esto todo el tiempo.

«¿Qué le sucede…?»

¿Cómo podía atacar a la persona que la había ayudado, Satoru Suzuki, sin dudarlo en absoluto? ¿Se debía a que ella era una psicópata, o porque era nomuerta, o era simplemente así como funcionaba este mundo? Innumerables posibilidades pasaron por su mente.

«No me digas que… ¿ella pensó que era una oportunidad para matarme? O no, ¿fue porque estaba pensando, si mueres, es solo para eso para lo que sirves, o algo despiadado como eso?»

El asunto de si él era lo suficientemente fuerte para ser su colaborador debía haber sido muy importante para Keno. Por eso podía atacarlo sin vacilar en absoluto.

«Aun así, soy un aliado suyo… así que pensé que debería esperar algo de vacilación… oh bueno.»

No obtendría una respuesta sin importar cuanto lo pensase. Por ahora solo tendría que considerarla como una pequeña niña escalofriante. No podía dejarse engañar por su apariencia juvenil y su cara bonita. Era una chica que tenía algo peligroso dentro de ella.

En cualquier caso, ahora sabía que participar en combate sin realizar más experimentos era algo muy peligroso. Si este mundo era diferente de Yggdrasil y la muerte era un final definitivo, entonces necesitaba saber qué se sentía al recibir daño, tener dolor. El miedo al dolor en la batalla podría llevarlo a perder una pelea que podría haber ganado.

—Keno-san, dijiste que podías usar hechizos de segundo nivel en el pasado, ¿pero qué hay de ahora? ¿El segundo sigue siendo tu mejor nivel?

—Sí… me concentré en ampliar mis conocimientos en lugar de mejorar mis habilidades para lanzar hechizos, así que…

—Ya veo. Eso significa…

Si bien los puntajes de nivel y habilidad de Keno eran desconocidos, no importaba cómo intentara atacar con los hechizos de segundo nivel que sabía, no podría causarle ningún dolor en comparación con los hechizos de ataque empleados por su enemigo, que se estima que estaban en el nivel de un Overlord. Ella era completamente inútil para ese propósito.

—En ese caso, me disculpo, pero aún deseo continuar con mis pruebas. Necesito usar hechizos de ataque centrados en mí. Por lo tanto, ¿podrías decirme si hay áreas abiertas donde hacerlo sea relativamente seguro?

Los propios hechizos de Satoru Suzuki deberían poder hacerle algún daño a sí mismo. Además, había una cosa que tenía que aclarar.

Y era ver si el fuego amigo estaba en efecto. Su estilo de lucha cambiaría dependiendo de si la respuesta fuese sí o no. Cosas como cómo usar hechizos de efecto de área, etc.

—¿Un espacio abierto dices? ¿Qué tan grande tiene que ser? El espacio más grande que conozco en las alcantarillas es… sí, de alrededor de 50 metros de ancho.

—50 metros, eh….

Tendría que evitar hechizos con efecto de derribo y hechizos que eran excepcionalmente eficaces contra paredes y otros objetos. Solo entonces ese tamaño se consideraría adecuado.

Hubiera sido más prudente teletransportarse fuera de la ciudad y realizar sus pruebas. Sin embargo, no esperaba que la situación terminara así, por lo que no había memorizado ningún destino de teletransporte fuera de la ciudad.

En Yggdrasil, uno dejaría un marcador, pero en este mundo parecería que se memorizaba la ubicación en su lugar.

¿Cuál era el estado al interior de su cabeza luego de conocer esto? Hablando de ello, ¿tenía siquiera un cerebro en este cuerpo? Mientras contemplaba esta interrupción, Satoru agitó la cabeza y desterró este tema inútil de su mente antes de responderle a Keno.

—Hmm. Ya veo. ¿Podrías llevarme allí?

El lugar al que lo habían llevado era bastante espacioso. Probablemente era un tanque de recolección central para las aguas residuales que fluyen a través de la rama principal y las líneas de alcantarillado secundarias. Sin embargo, ahora estaba vacío, salvo por algunas marcas que quedaron de hace décadas atrás.

 Activó su habilidad para detectar la presencia de zombis.

Sería problemático si hubiera ratas zombis o similares alrededor. Si los mataban durante el experimento, podría terminar volviendo agresivos a todos los zombis de la ciudad.

Por cierto, no existían los zombis slime. Si bien todas las razas podían convertirse en zombis o esqueletos, había ciertas excepciones. Las razas sin un sistema esquelético no pueden ser zombificadas o esqueletizadas. Así era como funcionaba en YGGDRASIL, y después de consultarlo con Keno, así era como funcionaba en este mundo también.

Después de terminar sus chequeos, miró a Keno, que se había quedado en un lugar más alto.

No mostraba señales de querer huir. ¿Era porque confiaba en él, o era porque se sentía útil, o porque sentía que no tenía sentido escapar?

“Comencemos, entonces.”

—「Llamar Gran Trueno」

Este hechizo de noveno nivel era el hechizo de relámpago de un solo objetivo de nivel más alto. Si bien un hechizo de tipo llama habría funcionado igual de bien, le tenía un poco de miedo al fuego —después de todo, era una de sus debilidades— por lo que había elegido este hechizo. Por supuesto, podría haber usado algo más débil, como un hechizo de quinto nivel o algo así, pero había elegido un hechizo de alto nivel porque quería saber cuánto daño le haría un hechizo de noveno nivel, así como lo mucho que dolería.

Además, éste era uno de los hechizos que un Overlord usaría comúnmente, y también quería ver si podía dirigir hechizos de un solo objetivo contra sí mismo.

Una gruesa columna de relámpagos descendió, iluminando el interior de la alcantarilla con una luz deslumbrante.

Y luego, aunque sentía dolor, Satoru Suzuki también se dio cuenta de que este dolor no era insoportable.

Su sensación de dolor también parecía estar reprimida. ¿Era eso también un efecto de haberse convertido en un ser nomuerto?

Satoru Suzuki no pudo evitar reír.

Aunque obtener el cuerpo de un nomuerto había impresionado un podo a Satoru Suzuki, era debido a que tenía tal cuerpo que podía desarrollar todas sus habilidades.

Si todavía tuviera su cuerpo carnoso que pudiera sentir dolor normalmente, seguramente Satoru Suzuki habría temido más la batalla, e incluso podría haber optado por evitar la lucha.

Después de eso, Satoru Suzuki sacó un pergamino de su inventario. Tenía que comprobar si podía usar pergaminos normalmente.

Desató el poder contenido dentro del pergamino, y llamas abrasadoras cargaron hacia el cielo.

Fue 「Napalm」

Hubo un trueno que partió el cielo.

Fue seguido por un fuego abrasador.

Una ola de emoción y miedo se apoderó de Keno Fasris Invern.

Las palabras "lanzador de magia" o "nomuerto" ya no eran suficientes para describir esto. Era un poder que sólo un ser superior a ambos podría emplear. En otras palabras, esta magia era de los dioses, o seres similares, Keno creía fervientemente.

La familia real Invern seguía la fe de Na Bel que tenía creyentes en los países vecinos. Era un panteón encabezado por el dios del sol Bei Niala que sostenía una gema en su mano, y la diosa de la luna Lu Kinis, que empuñaba un báculo enjoyado.

En última instancia, sin embargo, no era una creencia nacida de una devoción interior, sino que era la religión del estado. En este país también vivían personas distintas de los de ojos arcoíris, y la fe Na Bel, como religión del estado, se utilizó para fortalecer los lazos entre las diversas etnias. Incluso se podría ir más lejos y decir que estaban usando la religión para establecer lazos con las naciones circundantes.

En ese entonces, Keno había sido joven y no sabía de estas cosas, por lo que había creído en los dioses con todo su corazón.

Sin embargo, ese día, y todos los días siguientes, los dioses no se habían acercado para salvarlos. Por tanto, Keno ya no creía en los dioses. Sin embargo, el poder de los dioses era un asunto diferente.

La existencia de lanzadores de magia divina demostraba la existencia de los poderes de los dioses. Por lo tanto, Keno había investigado cómo tomar prestado, apoderarse o robar el poder de los dioses con el fin de restaurar a todos a la normalidad. Sin embargo, nada de lo que intentó surtió efecto —tal vez no tenía talento en ese campo— por lo que había detenido su investigación sobre el tema.

Después de abandonar esa investigación y años de trabajo, mientras devolvía los libros que había tomado prestados de un templo, Keno presenció a un nomuerto que entraba a la ciudad.

Era un no-muerto esquelético, sin ni siquiera un trozo de carne en su cuerpo, y tanto la túnica que vestía como el bastón mágico que sostenía parecían poderosos objetos mágicos. Irradiaba un aura de poder que solo se encontraba entre los fuertes, y parecía ser más poderoso que el padre de Keno.

Keno huyó inmediatamente con varios libros en la mano.

Después de llegar a un lugar seguro, comenzó a lamentar lo que había hecho. ¿No debería haber intentado negociar y buscar la salvación de su pueblo?

Su arrepentimiento no se había desvanecido desde ese día. Seguramente no sería demasiado tarde para intentarlo ahora, ¿no es así? Más de una vez, ese pensamiento había hecho que su pecho se sintiera como si fuera a estallar.

Pero entonces, había llegado hoy.

En ese momento, cuando vio la figura flotando en el cielo nocturno, Keno había huido una vez más. Incluso desde la distancia, podía notar que sus majestuosas túnicas rebosaban poder mágico. Y luego, esas ropas que posiblemente no podrían haber sido hechas por manos humanas fueron eclipsadas por ese báculo dorado. Su mera presencia hizo desaparecer el amargo pesar y la determinación de su corazón, hasta que no quedó nada.

Keno creía que él, Satoru Suzuki, tenía un poder abrumador. Por lo tanto, cuando él le pidió que lanzara un hechizo, ella lo hizo sin dudarlo. Ella creía que sus insignificantes hechizos no podrían dañarlo en lo más mínimo, y de hecho, ése había sido el caso.

—Padre, Madre, Nastasha. Después de todo, podría haber una manera de salvarlos a todos.

El tiempo de Keno hasta ahora había sido una pérdida.

Había estudiado todo tipo de grimorios mágicos y había realizado investigaciones, haciendo un uso completo de su cuerpo que no necesitaba sueño para promover su aprendizaje. Si bien había sido autodidacta, debería haber poseído más conocimientos que el lanzador de magia promedio.

Quizás Keno Fasris Invern no hubiera podido salvar a todos por sí misma, sin importar cuánto trabajara en esta ciudad.

Pero si ese gran hombre podía salvar a todos, entonces, como único miembro sobreviviente de la realeza de este reino, accedería a cualquier solicitud que él hiciera, incluso si eso significaba destruirse a sí misma.

«Aun así, no creo tener nada digno de ofrecerle… ¿pidió conocimiento porque se compadecía de mí? No lo entiendo. Todo lo que puedo hacer es creer.»

Keno Fasris Invern apostó todo lo que tenía por ese poderoso ser nomuerto.

No sabía si esto terminaría en triunfo o tragedia, o si esto se convertiría en una saga heroica nunca antes vista en el mundo.

En cualquier caso, comenzó un nuevo capítulo en la historia de Keno.




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