Traductor: Erb
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Prólogo
La oficina del Overlord en la Gran Tumba Subterránea de Nazarick era muy lujosa.
Cada mueble en el cuarto tenía un diseño elegante, de buen gusto y exótico.
En el suelo había una suave alfombra roja que no hacía ruido cuando alguien caminaban sobre ella y las paredes del fondo del cuarto estaban adornadas con banderas de diferentes diseños.
Una impresionante mesa de madera negra estaba ubicada dentro del cuarto y el dueño estaba sentado en una silla de cuero de color negro.
Vestía una larga túnica que parecía absorber la luz, si hubiera una frase para describir a esta persona seria "Gobernante de la Muerte".
Su cabeza expuesta era un cráneo sin piel ni carne y unas pequeñas luces negras parpadeaban entre las luces rojas que brillaban en sus cuencas oculares.
Su nombre era Momonga, pero ahora habiendo tomado el nombre de su gremio, se le conocía como Ainz Ooal Gown.
Ainz cruzó los brazos que eran solo huesos. Los 9 anillos que llevaba en cada dedo brillaron bajo el reflejo de la [Luz Eterna].
"Bueno, bueno...Que debería hacer ahora?"
Conocido como "Juego de Rol Multijugador Online Sumergible", este juego en línea permitía que los jugadores entraran a un mundo virtual y experimentaran el mundo de Yggdrasil. En su último día de operación, había transportado a Ainz en la forma de su avatar de juego --la forma de un esqueleto-- a un mundo alterno por razones aún desconocidas. Ya habían pasado 8 días desde que eso había sucedido.
Durante este tiempo, había observado su residencia, la Gran Tumba Subterránea de Nazarick y a sus sirvientes. Se había dado cuenta de que este mundo era similar al mundo del juego, llevando a Ainz a tomar el siguiente plan de acción.
"Sus deseos son ordenes, Ainz-sama."
Una hermosa mujer de pie respondió silenciosamente al escuchar lo que Ainz le decía.
Era una belleza perfecta en una traje de color blanco puro. Su gentil sonrisa era como la de una diosa, su brillante cabello negro contrastaba con su vestido y sus angelicales alas negras que venían desde atrás de su cintura le cubrían las piernas.
"Es eso correcto? Estoy complacido por tu lealtad."
Ella era la Supervisora de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, Albedo. Estaba a cargo de los 7 NPCs quienes eran los Guardianes de Piso de Nazarick.
Cuando Ainz y su gremio construyeron la Gran Tumba Subterránea de Nazarick en el pasado, los ajustes de Albedo eran los de una sirvienta NPC. Pero desde entonces ella cobró conciencia y juró lealtad a Ainz.
La situación en la que se encontraba era atractiva, pero también una carga pesada para Ainz quien solo era un trabajador de oficina.
Tener que mantener su conducta como el maestro al momento de tratar con sus sirvientes y la responsabilidad de liderar la organización de manera eficiente como Overlord hacían que Ainz se sintiera bastante presionado.
El mayor problema era su severa falta de información sobre este mundo.
"...Entonces, el siguiente reporte?"
"Aquí, Ainz-sama."
Comenzó a revisar las palabras escritas con pluma inmediatamente después de recibir los documentos.
Este era un reporte enviado por el guardián del 6to piso, Aura Bella Fiora.
Claramente indicaba que no habían encontrado ningún jugador de Yggdrasil como Ainz o encontrado algún rastro sobre ellos. Sobre las investigaciones del gran bosque junto a Nazarick, habían mapeado el área exitosamente hasta la cordillera montañosa en el lado opuesto del bosque y localizado un lago.
Ainz asintió-- Se sentía tranquilo porque no habían encontrado a ningún jugador, las personas más peligrosas para él en ese lugar.
"Ya veo, comunica mi orden, Aura y su equipo deben continuar con su tarea."
"Como ordene--"
Un golpe suave vino de la puerta. Albedo miró a Ainz esperando alguna reacción, hizo una reverencia y caminó hacia la puerta. Luego de confirmar la identidad del visitante, Albedo anunció:
"Shalltear solicita una audiencia."
"Shalltear? Está bien déjala entrar."
Con el permiso de Ainz, vistiendo un mullido vestido negro, una joven de alrededor de 14 años entró caminando elegantemente.
Su piel era blanca como la cera y sus facciones eran agradables, una verdadera belleza del mundo. Su cabello largo plateado y sus grandes pechos, que no coincidían con su edad aparente, se balanceaban con cada paso que daba.
Ella era el Guardián de los pisos 1 al 3, la "Vampiro Real" Shalltear Bloodfallen.
"Buenos días Ainz-sama."
"A ti también, Shalltear. Qué te trae por aquí?"
"Vine a admirar la bella cara de Ainz-sama."
La cara de Ainz no mostraba ninguna expresión, pero las luces rojas en sus cuencas oculares parpadearon por un momento.
Pensó en ordenarle que dejara de hacer cumplidos inútiles, pero decidió no hacerlo.
Albedo estaba mirando fijamente a Shalltear, mientras que los ojos rojos de Shalltear se pusieron turbios por la emoción. La sonrisa de Albedo cambió.
Aunque era tan bella como siempre, su cara no podía ser descrita como sonriente.
Era la cara de un demonio.
Ainz suspiró aliviado porque Albedo miraba a Shalltear y no a él.
"Debes estar satisfecha ahora, ya puedes irte Shalltear. En este momento Ainz-sama y yo estamos discutiendo el futuro de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, por favor no interrumpas nuestra importante discusión."
"...Saludar antes de tocar el tema principal es una cortesía básica. Es verdad...las mujeres que ya dejaron atrás sus días de gloria son una molestia. Acaso tu inminente fecha de expiración te lleva a este tipo de comportamiento?"
"...No sientes que la comida que tiene tantos conservantes que ya no tiene ni siquiera fecha de expiración no es muy diferente al veneno? Comparado con eso, la comida que pasó su fecha de expiración es más segura, correcto?"
"...No subestimes el envenenamiento por comida en mal estado. Algunas bacterias son infecciosas."
"...Mas importante es lo que se puede comer, no es así? No veo que muestres nada más que un plato de mostrador...correcto?" (pechos falsos)
"...Un plato de mostrador? Voy a matarte."
"...Quién ha pasado su fecha de expiración? Hummm."
Las dos bellezas discutían frente a Ainz con expresiones que eran difíciles de describir. Eran expresiones que podían helar incluso un amor de más de mil millones de años.
Suprimiendo el impulsivo deseo que le vino a la cabeza, Ainz dijo antes de que comenzara la devastadora pelea:
"Ustedes dos, déjense de eso."
Instantáneamente las dos mujeres le mostraron sus más brillantes sonrisas.
Sus expresiones complicadas habían desaparecido y en su lugar habían vuelto a ser dos bellas chicas enamoradas, inocentes y puras.
Las mujeres dan miedo...No, estas dos deben ser especiales...
Luego de convertirse en no-muerto, cualquier emoción fuerte que Ainz sintiera era suprimida. Incluso Ainz que era de ese modo, sentía que sus caras habían cambiado a una velocidad increíble.
Se llevaban tan mal porque eran rivales de amor.
Albedo y Shalltear se enamoraron al mismo tiempo de Ainz. Cualquier hombre estaría feliz de ser adorado por 2 bellas mujeres. Pero Ainz no podía aceptar esta situación de todo corazón. Porque Shalltear, quien gustaba de la necrofilia, le susurraba suavemente al oído con una voz dulce: "Que excelente forma esquelética, una obra maestra de los creadores."
Estos podrían ser susurros amorosos de Shalltear --o solo ser alabanzas al aspecto físico de Ainz.
Ainz estaba sorprendido de que la primera vez en que le hacían un cumplido, era debido a sus huesos. Ese era el recuerdo que Ainz tenía de hace unos días atrás.
Ainz desterró ese asunto sin importancia de su mente y dijo:
"Preguntare de nuevo. Shalltear, tienes algo para mí?"
"Sí. Por sus ordenes, estaba planeando en encontrarme con Sebas Tian luego. Tal vez no pueda regresar a Nazarick por algún tiempo, así que vine a despedirme."
Ainz recordaba las instrucciones que le había dado a Shalltear y asintió:
"Entiendo. Shalltear, ten cuidado en tu misión y regresa a salvo."
"Sí!"
Shalltear respondió en un tono duro y solemne.
"Puedes irte Shalltear. Cuando salgas, dile a Narberal o a Entoma que llamen a Demiurge. Que le digan que quiero discutir mi siguiente plan con él."
"Entendido, Ainz-sama."
Jejeje pechos falsos :v
ResponderBorrarme paso lo mismo una vez y es cierto las mujeres dan miedo mucho mello
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